Buscar Poemas con Humanidad


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Se han encontrado 19 poemas con la palabra humanidad

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Francisco Sosa Escalante

Vanitas

-- de Francisco Sosa Escalante --

¡Oh pobre humanidad! el golpe fiero
De la implacable mano de la muerte,
En instante brevísimo convierte
En humo y nada tu esplendor primero.

Gigante roble que miró altanero
Las recias tempestades, y que fuerte
Por siempre se creyó, la infausta suerte
Obtiene de la flor: polvo es ligero!

¿Por qué si pasas como sombra vana
Y tu poder tan presto desparece,
Tu mente llena vanidad insana?

¡Oh loca humanidad! te desvanece
La vil lisonja que en mentir se afana,
Y necia olvidas lo que no perece.

Poema Vanitas de Francisco Sosa Escalante con fondo de libro

Lope de Vega

Lucas, tan justamente peregrino

-- de Lope de Vega --

Lucas, tan justamente peregrino
al lado del pintor del firmamento,
de la primera imagen fundamento,
que a ser altar de nuestros ojos vino;
vos, que con el azul ultramarino
de vuestro celo, y con la fe por tiento,
en la tabla del Nuevo Testamento
pintáis la humanidad del ser divino,
¿qué pluma os ha de dar debidos loores?
¿Cuál humano pincel podrá pintaros?
¿Adónde habrá retóricos colores?
Mas para dignamente retrataros,
vos, divino patrón de los pintores,
al espejo de Dios poséis miraros.

Poema Lucas, tan justamente peregrino de Lope de Vega con fondo de libro

Luis Cañizal de la Fuente

el cielo de nuestra cabeza es un pavés

-- de Luis Cañizal de la Fuente --

Wir setzen uns mit trnen de la matthus-passion de bach.
El cielo de nuestra cabeza es un pavés
de plata (ceniza) malhumorada.
Con él hemos vivido desde que nacimos,
y nada más se manifiesta
cuando las nubes bajas lo deprimen.
*
O haupt voll blut und wunden, ibidem.
Se nos abre la cabeza, oh dios,
de dolor a naranja
como se abre una puerta giratoria aullando
para dar paso a la luz:
pero por eso mismo hay esperanza:
nos cae la catarata
del dolor como un baño lustral
y nos quedamos llanos pecho a tierra
en una conformidad de lava color sesos.
(Madrid, 27 de marzo 2004. Trepanación voluntaria por las víctimas del once de marzo en madrid. Hemos percibido ahora que la humanidad huele al mismo

Poema el cielo de nuestra cabeza es un pavés de Luis Cañizal de la Fuente con fondo de libro

Ignacio María de Acosta

Un sueño (Acosta)

-- de Ignacio María de Acosta --

Soñaba yo que por la senda hermosa
de la virtud la humanidad corría,
y el sol de la verdad resplandecía
llenando el orbe de su luz radiosa.

La torpe envidia, la calumnia odiosa
abaten su poder y bastardía;
y a la voz del progreso se veía
la sociedad aparecer dichosa.

Un pueblo sólo es el linaje humano,
triunfa la ilustración, y por su empeño
su templo cierra para siempre Jano...

A tan mágico cuadro y halagüeño,
al arpa de oro le tendí la mano
por cantar tanto bien... ¡Mas era un sueño!...



Jorge Manrique

coplas por la muerte de su padre 28

-- de Jorge Manrique --

Antonio pío en clemencia;
marco aurelio en igualdad
del semblante;
adriano en elocuencia;
teodosio en humanidad
y buen talante;
aurelio alejandro fue
en disciplina y rigor
de la guerra;
un constantino en la fe,
camilo en el gran amor
de su tierra.



César Vallejo

nervazón de angustia

-- de César Vallejo --

Nervazón de angustia
dulce hebrea, desclava mi tránsito de arcilla;
desclava mi tensión nerviosa y mi dolor...
Desclava, amada eterna, mi largo afán y los
dos clavos de mis alas y el clavo de mi amor!
regreso del desierto donde he caído mucho;
retira la cicuta y obséquiame tus vinos!:
espanta con un llanto de amor a mis sicarios,
cuyos gestos son férreas fieras de longinos!
desclávame mis clavos, oh nueva madre ,mía,
sinfonía de olivos, escancia tu llorar!
y has de esperar, sentada junto a mi carne muerta,
cuál cede la amenaza, y la alondra se va!
pasas..., Vuelves... Tus lutos trenzan mi gran cilicio
con gotas de curare, filos de humanidad,
la dignidad roquera que hay en tu castidad,
y el judithesco azogue de tu miel interior.
Son las ocho de la mañana de un crema brujo...
Hay frío... Un perro pasa royendo el hueso de otro
perro que fue... Y empieza a llorar en mis nervios
un fósforo que en cápsulas de silencio apaguél
y en mi alma hereje canta su dulce fiesta asiática
un dionisiaco hastío de café...!



César Vallejo

Huaco

-- de César Vallejo --

Yo soy el coraquenque ciego
que mira por la lente de una llaga,
y que atado está al Globo,
como a un huaco estupendo que girara.

Yo soy el llama, a quien tan sólo alcanza
la necedad hostil a trasquilar
volutas de clarín,
volutas de clarín brillantes de asco
y bronceadas de un viejo yaraví.

Soy el pichón de cóndor desplumado
por latino arcabuz;
y a flor de humanidad floto en los Andes,
como un perenne Lázaro de luz.

Yo soy la gracia incaica que se roe
en áureos coricanchas bautizados
de fosfatos de error y de cicuta.
A veces en mis piedras se encabritan
los nervios rotos de un extinto puma.

Un fermento de Sol;
levadura de sombra y corazón!



César Vallejo

Nervazon de angustia

-- de César Vallejo --

Dulce hebrea, desclava mi tránsito de arcilla;
desclava mi tensión nerviosa y mi dolor....
Desclava, amada eterna, mi largo afán y los
dos clavos de mis alas y el clavo de mi amor!

Regreso del desierto donde he caído mucho;
retira la cicuta y obséquiame tus vinos:
espanta con un llanto de amor a mis sicarios,
cuyos gestos son férreas cegueras de Longinos!

Desclávame mis clavos ¡oh nueva madre mía!
¡Sinfonía de olivios, escancia tu llorar!
Y has de esperar, sentada junto a mi carne muerta,
cuál cede la amenaza, y la alondra se va!

Pasas... Vuelves... Tus lutos trenzan mi gran cilicio
con gotas de curare, filos de humanidad,
la dignidad roquera que hay en tu castidad,
y el judithesco azogue de tu miel interior.

Son las ocho de una mañana en crema brujo....
Hay frío....Un perro pasa royendo el hueso de otro
perro que fue....Y empieza a llorar en mis nervios
un fósforo que en cápsulas de silencio apagué!

Y en mi alma hereje canta su dulce fiesta asiática
un dionisiaco hastío de café....!



Enrique Álvarez Henao

Los tres ladrones

-- de Enrique Álvarez Henao --

Época fue de grandes redenciones:
El mundo de dolor estaba henchido
y en Gólgota, en sombras convertido,
se hallaban en sus cruces tres ladrones.

A un lado, en espantosas contorsiones,
se encontraba un ratero empedernido;
en el otro, un ladrón arrepentido,
y en medio el robador de corazones.

De luto se cubrió la vasta esfera;
Gestas, el malo, se retuerce y gime;
Dimas, el bueno, su dolor espera.

Y el otro, el de la luenga cabellera,
que sufre, que perdona y que redime,
se robó al fin la humanidad entera.



Pedro Bonifacio Palacios

A la Libertad

-- de Pedro Bonifacio Palacios --

Como del fondo mismo de los cielos
el sol eterno rutilante se alza,
como el seno turgente de una virgen
al fuego de la vida se dilata:
Así radiosa,
y así gallarda
se levantó del mar donde yacía
la exuberante tierra americana.
Como prende su túnica de raso
con su joya mejor, la soberana,
como entre todas las estrellas reina
el lucero magnífico del alba;
Así pulida,
y así gallarda
sobre todos los pueblos de su estirpe,
resplandor y joyel, ¡surge mi patria!
Como buscan la luz y el aire libre
las macilentas hierbas subterráneas,
como ruedan tenaces y tranquilas
al anchuroso piélago, las aguas;
Así sedienta,
y así porfiada,
la triste humanidad se precipita
al pie de la bandera azul y blanca.
¡Allí van congregándose a la sombra,
para formar después una montaña!
¡Allí van adhiriéndose en el tiempo
partícula a partícula las razas!
Allí se funde,
y allí se amasa
el hombre, tal como surgió en la mente
del autor de los orbes y las almas.
Que así pulida,
y así gallarda
sobre todos los pueblos de su estirpe,
resplandor y joyel, ¡surgió mi patria!



José Tomás de Cuellar

Jesucristo en la cruz

-- de José Tomás de Cuellar --

El que ha podido hacer adorar una
cruz, el que ha ofrecido por culto á
los hombres la humanidad doliente y
la virtud perseguida, éste, lo juramos,
no puede menos de ser un Dios.

CHATEAUBRIAND.

¡Calle el mundo á mi voz! El arpa mía
Va á repetir el eco del Calvario
Con mágico concento,
Que en alas de la mística poesía
Se eleve presuroso y solitario
Hasta tocar el alto firmamento.

¡Calle el mundo á mi voz! Altivos reyes,
Pueblos que venerais la augusta enseña
Con júbilo infinito,



Gabriel García Tassara

A Quintana

-- de Gabriel García Tassara --

Cuando al rayar el dia,
Allá de mi lejana adolescencia,
El dios de la armonía,
Que es el dios de la humana inteligencia,
Su inspiración ardiente
Vertió en mi corazón, vertió en mi frente;

Sonó, sonó en mi oido
De patria y libertad un eco santo
De insólito sonido;
La voz del vate, del profeta el canto,
Que al ruido de tus olas
¡Patrio Guadalquivir! canté á mis solas.

No era, no, ya la Musa
Que triscando por riscos y por faldas
Tonos femíneos usa,
Y del dios del placer entre guirnaldas
Frívola adoradora,
Dios, hombre, mundo, humanidad ignora.

Era la gran Poesía;
La que del mundo en las remotas partes,
Como en la Grecia un dia,
Fué madre de las ciencias y las artes,
Voz del cielo en la tierra,
El himno de la paz y de la guerra.



Gustavo Adolfo Bécquer

rima iv

-- de Gustavo Adolfo Bécquer --

No digáis que agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira:
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.
Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas;
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista;
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías;
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!
mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista;
mientras la humanidad siempre avanzando,
no sepa a do camina;
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!
mientras sintamos que se alegra el alma
sin que los labios rían;
mientras se llore sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan;
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!
mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran;
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira;
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas;
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!



Julio Herrera Reissig

Fiat lux

-- de Julio Herrera Reissig --

Sobre el rojo diván de seda intacta,
con dibujos de exótica graminea,
jadeaba entre mis brazos tu virgínea
y exangüe humanidad de curva abstracta...

Miró el felino con sinuosa línea
de opalo; y en la noche estupefacta,
desde el jardín, la Venus curvilínea
manifestaba su esbeltez compacta.

Ante el alba, que izó nimbos grosellas,
ajáronse las últimas estrellas...
El Cristo de tu lecho estaba mudo.

Y como un huevo, entre el plumón de armiño
que un cisne fecundara, tu desnudo
seno brotó del virginal corpiño...



Francisco Sosa Escalante

En el panteón (Sosa Escalante)

-- de Francisco Sosa Escalante --

En vano el triste funeral tañido
Con que puebla los aires la campana,
Convoca á la oración; corre liviana
La humanidad tras el placer mentido.

Allí en las tumbas, cuanto sér querido
Embellece la vida y la engalana,
El esposo, y los padrrs, y la hermana,
Duermen el sueño del eterno olvido.

Los cirios arden, y de hermosas flores
Se cubren los sepulcros, y ostentosa
Se mira á la riqueza en los mejores.

Mas nadie llora aquí; solo en la fosa
Del fruto angelical de sus amores
Raudales vierte madre cariñosa.



Clemente Althaus

Al amor (Althaus)

-- de Clemente Althaus --

Oh de la triste humanidad verdugo,
de todo mal origen, Amor ciego,
¿Por qué, di, al que me abrasa en vivo fuego
no amarraste conmigo al mismo yugo?

¡Ingrato! un tiempo mi beldad le plugo;
mas por otra mujer me olvidó luego
y hoy desdeña crüel mi humilde ruego,
mi ardiente llanto que jamás enjugo.

Y en vano esfuerzos y promesas hago
de olvidar a tan bárbaro enemigo
por otro que a mi amor de digno pago.

¡Ay! que adorarle menos no consigo:
antes le ruego más y más le halago
mientras más desdeñoso está conmigo.



Rubén Darío

cantos de vida y esperanza x

-- de Rubén Darío --

Un gran vuelo de cuervos mancha el azul celeste.
Un soplo milenario trae amagos de peste.
Se asesinan los hombres en el extremo este.
¿Ha nacido el apocalíptico anticristo?
se han sabido presagios y prodigios se han visto
y parece inminente el retorno del cristo.
La tierra está preñada de dolor tan profundo
que el soñador, imperial meditabundo,
sufre con las angustias del corazón del mundo.
Verdugos de ideales afligieron la tierra,
en un pozo de sombra la humanidad se encierra
con los rudos molosos del odio y de la guerra.
¡Oh, señor jesucristo!, ¿por qué tardas, qué esperas
para tender tu mano de luz sobre las fieras
y hacer brillar al sol tus divinas banderas?
surge de pronto y vierte la esencia de la vida
sobre tanta alma loca, triste o empedernida
que, amante de tinieblas, tu dulce aurora olvida.
Ven, señor, para hacer la gloria de ti mismo,
ven con temblor de estrellas y horror de cataclismo,
ven a traer amor y paz sobre el abismo.
Y tu caballo blanco, que miró el visionario,
pase. Y suene el divino clarín extraordinario.
Mi corazón será brasa de tu incensario.
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Rubén Darío

El canto errante

-- de Rubén Darío --

El cantor va por todo el mundo
sonriente o meditabundo.

El cantor va sobre la tierra
en blanca paz o en roja guerra.

Sobre el lomo del elefante
por la enorme India alucinante.

En palanquín de seda fina
por el corazón de la China;

en automóvil en Lutecia;
en negra góndola en Venecia;

sobre las pampas y los llanos
en los potros americanos;

por el río va en la canoa,
o se le ve sobre la proa

de un steamer sobre el vasto mar,
o en un vagón de sleeping-car.

El dromedario del desierto,
barco vivo, le lleva a un puerto.

Sobre el raudo trineo trepa
en la blancura de la estepa.

O en el silencio de cristal
que ama la aurora boreal.

El cantor va a pie por los prados,
entre las siembras y ganados.

Y entra en su Londres en el tren,
y en asno a su Jerusalén.

Con estafetas y con malas,
va el cantor por la humanidad.

En canto vuela, con sus alas:
Armonía y Eternidad.



Rubén Darío

Salvador Díaz Mirón (Rubén Darío)

-- de Rubén Darío --

Tu cuarteto es cuadriga de águilas bravas
Que aman las tempestades, los oceanos;
Las pesadas tizonas, las férreas clavas,
Son las armas forjadas para tus manos.

Tu idea tiene cráteres y vierte lavas;
Del arte recorriendo montes y llanos,
Van tus rudas estrofas jamás esclavas,
Como un tropel de búfalos americanos.

Lo que suena en tu lira lejos resuena,
Como cuando habla el bóreas, o cuando truena.
¡Hijo del Nuevo Mundo!, la Humanidad

Oiga, sobre la frente de las naciones,
La hímnica pompa lírica de tus canciones
Que saludan triunfantes la Libertad.



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