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Se han encontrado 22 poemas con la palabra honesto

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Diego Hurtado de Mendoza

Tiempo vi yo que amor puso un deseo

-- de Diego Hurtado de Mendoza --

Tiempo vi yo que amor puso un deseo
Honesto en un honesto corazón;
Tiempo vi yo, que ahora no lo veo,
Que era gloria, y no pena, mi pasion.

Tiempo vi yo que por una ocasion,
Dura angustia y congoja, y si venia,
Señora, en tu presencia, la razon
Me faltaba y la lengua enmudecia.

Mas que quisiera he visto, pues amor
Quiere que llore el bien y sufra el daño,
Mas por razon que no por accidente.

Crece mi mal, y crece en lo peor,
En arrepentimiento y desengaño,
Pena del bien pasado y mal presente.

Poema Tiempo vi yo que amor puso un deseo de Diego Hurtado de Mendoza con fondo de libro

Lope de Vega

antes que el cierzo de la edad ligera

-- de Lope de Vega --

Antes que el cierzo de la edad ligera
seque la rosa que en tus labios crece
y el blanco de ese rostro, que parece
cándidos grumos de lavada cera
estima la esmaltada primavera,
laura gentil, que en su beldad florece,
que con el tiempo se ama y se aborrece,
y huirá de ti quien a tu puerta espera.
No te detengas en pensar que vives,
oh laura, que en tocarte y componerte
se entrará la vejez, sin que la llames.
Estima un medio honesto, y no te esquives,
que no ha de amarte quien viniere a verte,
laura, cuando a ti misma te desames.

Poema antes que el cierzo de la edad ligera de Lope de Vega con fondo de libro

Lope de Vega

Como si fuera cándida escultura

-- de Lope de Vega --

Como si fuera cándida escultura
en lustroso marfil de Bonarrota,
a Paris pide Venus en pelota
la debida manzana a su hermosura.

En perspectiva, Palas su figura
muestra, por más honesta, más remota;
Juno sus altos méritos acota
en parte de la selva más escura;

pero el pastor a Venus la manzana
de oro le rinde, más galán que honesto
aunque saliera su esperanza vana.

Pues cuarta diosa, en el discorde puesto,
no sólo a ti te diera, hermosa Juana,
una manzana, pero todo un cesto.

Poema Como si fuera cándida escultura de Lope de Vega con fondo de libro

Lope de Vega

Como suele correr desnudo atleta

-- de Lope de Vega --

Como suele correr desnudo atleta
en la arena marcial al palio opuesto,
con la imaginación tocando el puesto,
tal sigue a Dafne el fúlgido planeta.

Quitósele al coturno la soleta,
y viéndose alcanzar, turbó el incesto;
vuelto en laurel su hermoso cuerpo honesto,
corona al capitán, premia al poeta.

Si corres como Dafne, y mis fortunas
corren también a su esperanza vana,
en seguirte anhelantes y importunas,

¿cuándo serás laurel, dulce tirana?
Que no te quiero yo para aceitunas,
sino para mi frente, hermosa Juana.



Lope de Vega

Cuando por este margen solitario

-- de Lope de Vega --

Cuando por este margen solitario
villano agricultor os trasponía,
verdes olmos, apenas yo sabía
qué fuese honesto bien, ni mal contrario.

Treinta veces el sol al Sagitario,
saliendo de la casa húmeda y fría
del Escorpión, tocó, desde aquel día,
curso inmortal de su camino vario.

Crecisteis y crecí; vuestra belleza
fue mi edad verde, como ya a mis años
espejo vuestra rígida corteza.

Los dos sin frutos vemos sus engaños;
mas ¡ay, que no eran en vos naturaleza!
Perdí mi tiempo, lloraré mis daños.



Lope de Vega

Formando Batüel castillos de oro

-- de Lope de Vega --

Formando Bathüel castillos de oro
en los camellos árabes gigantes,
y sobre los asirios elefantes
de las doncellas el honesto coro.
Parte Rebeca por mayor tesoro
que plata y oro y índicos diamantes,
ganados y pastores circunstantes
desde la blanca oveja al rubio toro.
Isaac adelantándose al camino
viole la honesta virgen, y del manto
hizo rebozo al rostro peregrino.
Ejemplo para el alma, esposo santo,
que cuando vos venís en pan divino,
se cubra de humildad a favor tanto



Lope de Vega

Juana, para sufrir tu armado brío

-- de Lope de Vega --

Juana, para sufrir tu armado brío
ya no hay defensa en Bártulo ni en Baldo;
Juana ¿qué olla te vertí, qué caldo,
que tratas como a perro el amor mío?

Juana si tus estampas sigo al río
cargas de piedras el honesto enfaldo;
Juana, antenoche te pedí aguinaldo,
y me llamaste licenciado frío.

Cruel naturaleza en nieve pura
la fábrica exterior del cuerpo informa,
alma tan criminal, áspera y dura:

que mal el cuerpo al alma se conforma,
pues fue, de tan hermosa arquitectura,
la materia cristal, bronce la forma.



Félix María Samaniego

Soneto a Nice

-- de Félix María Samaniego --

No te quejes, oh Nice, de tu estado
porque te llamen puta a boca llena,
pues puta ha sido mucha gente buena
y millones de putas han reinado.

Dido fue puta de un audaz soldado,
a ser puta Cleopatra se condena,
y el nombre lucrecial, que tanto suena,
no es tan honesto como se ha pensado.

Esa de Rusia emperatriz famosa
que fue de los carajos centinela,
entre más de dos mil murió orgullosa;

y pues ya lo dan todas sin cautela,
haz tú lo mismo, Nice vergonzosa,
que esto de honra y virgo es bagatela.



Garcilaso de la Vega

SONETO XXIII

-- de Garcilaso de la Vega --

En tanto que de rosa y de azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
con clara luz la tempestad serena;

y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena:

coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.

Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre.



Garcilaso de la Vega

En tanto que de rosa y azucena

-- de Garcilaso de la Vega --

En tanto que de rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende al corazón y lo refrena;

y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena:

coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.

Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre.



Gutierre de Cetina

si mientra el hombre al sol los ojos gira

-- de Gutierre de Cetina --

Ciego del resplandor, busca un desvío,
¿cómo un flaco mirar ante el sol mío,
cuanto se ciega más, tanto más mira?
si una sola gloria un alma aspira,
puesto que mi deseo es desvarío,
visto un suave mirar, honesto y pío,
¿adónde el desear me lleva y tira?
si de lo que ha de ser certeza tengo,
de mil almas que arder en vivo fuego
he visto, ¿para qué busco otro indicio?
¿a qué me trae el amor? ¿dó voy, dó vengo,
haciendo de mi vida, al vulgo juego
del alma, lastimero sacrificio?



Gutierre de Cetina

no puede un corazón apasionado

-- de Gutierre de Cetina --

Claro tener de amor conocimiento;
mas si la pasión cesa, el sentimiento
puede hablar bien del como avisado.
Yo sé decir quién es, que lo he probado;
toda su calidad entiendo y siento;
y si artero no soy del escarmiento,
no es poco bien quedar escarmentado.
Jamás vi amor honesto o provechoso,
ni puede ser del todo deleitable
naciendo de apetito codicioso.
Porque si la esperanza no es estable,
si el trabajo es más cierto que el reposo,
¿qué deleite dará que sea durable?



Gutierre de Cetina

un nuevo sol vi yo en humano gesto

-- de Gutierre de Cetina --

Que en la tierra nos muestra un paraíso;
una boca vi yo que sólo un riso
en perpetuo llorar me tiene puesto;
de dos ojos salió un mirar honesto
que el ánimo del alma trae diviso;
de entre perlas salió encubierto aviso
que me hace el vivir menos molesto.
No supe a quién quejarme del engaño,
que el amor era ya desapartido
cuando caí en la cuenta de mi daño.
Pedí socorro al alma, y el sentido
me respondió por ella, ¡ay, caso extraño!:
«¿no ves que la razón la ha ya rendido?»



Gutierre de Cetina

a los huesos de los españoles muertos en castinovo

-- de Gutierre de Cetina --

Héroes gloriosos, pues el cielo
os dio más parte que os negó la tierra,
bien es que por trofeos de tanta guerra
se muestren vuestros huesos por el suelo.
Si justo desear, si honesto celo
en valeroso corazón se encierra,
ya me paresce ver, o que se atierra
por vos la hesperia vuestra, o se alza a vuelo:
no por vengaros, no, que no dejaste
a los vivos gozar de tanta gloria,
que envuelta en vuestra sangre la llevaste,
sino para probar que la memoria
de la dichosa muerte que alcanzaste
se debe envidiar más que la victoria.



Gutierre de Cetina

al duque de sessa II

-- de Gutierre de Cetina --

Como al salir del sol se muestra el cielo
más claro y más alegre y más gozoso,
y como en el venir de abril hermoso
de flores se matiza y lustra el suelo,
tal, movido por vos de honesto celo,
se muestra ufano el mundo, deseoso
de veros ya llegar al glorioso
término que llegó el único abuelo.
Sólo en veros salir, sólo del nombre
de gonzalo hernández tiene espanto
cuanto ciñe apenín, adria y tirreno.
¿Cuál será, pues, señor, que no se asombre
viéndoos volver con el honrado manto
de palmas, de trofeos, de glorias lleno?



Gutierre de Cetina

con la casta virtud vive abrazado

-- de Gutierre de Cetina --

A amor con traje honesto y peregrino;
venía el traidor al parecer benigno,
mas para hacer mal, más obstinado.
Traía el arco todavía al lado,
y con el gusto aún no ha perdido el tino;
para mi pecho enderezó el camino,
mostrándose de herir muy descuidado.
Yo sin temor de la cruel tormenta,
por verle alegre no curé ampararme,
que la virtud me aseguró del daño.
Ella después me hizo más afrenta,
y dio la flecha a amor para matarme,
y amor con ella ejecutó su engaño.



Tirso de Molina

Que el clavel y la rosa

-- de Tirso de Molina --

Que el clavel y la rosa,
¿cuál era más hermosa?

El clavel, lindo en color,
y la rosa todo amor;
el jazmín de honesto olor,
la azucena religiosa,
¿Cuál es la más hermosa?

La violeta enamorada,
la retama encaramada,
la madreselva mezclada,
la flor de lino celosa.
¿Cuál es la más hermosa?

Que el clavel y la rosa,
¿cuál era más hermosa?



Fernando de Herrera

Las hebras de oro puro que la frente

-- de Fernando de Herrera --

Las hebras de oro puro que la frente
cercan en ricas vueltas, do el tirano
señor teje los lazos con su mano,
y arde en la dulce luz resplandeciente;

cuando el invierno frío se presente,
vencedor de las flores del verano,
el purpúreo color tornando vano,
en plata volverán su lustre ardiente.

Y no por eso amor mudará el puesto;
que el valor lo asegura y cortesía,
el ingenio y del alma la nobleza.

Es mi cadena y fuego el pecho honesto,
y virtud generosa lumbre mía,
de vuestra eterna, angélica belleza.



Fernando de Herrera

Yerto y doblado monte, y tú, luciente

-- de Fernando de Herrera --

Yerto y doblado monte, y tú, luciente
río de mi zampoña conocido,
cuando de los pastores el gemido
canté y mi mal con cítara doliente;

si nunca en vuestra cima y pura fuente
de oír se deja mi dolor crecido,
y si por el camino que han seguido
otros, su afán llorando, voy presente,

dos bellos ojos y un semblante honesto
son causa; que cantar bien deseara
el principio y los fines de las cosas.

El tiempo a todo pone en ser perfeto;
espero pues -si me es la edad no avara-
mostrar cuán varias son y cuán hermosas.



Francisco de Quevedo

las tres musas últimas castellanas 40

-- de Francisco de Quevedo --

Esta color de rosa, y azucena,
y este mirar sabroso, dulce, honesto,
y este hermoso cuello blanco, inhiesto,
y boca de rubís, y perlas llena.
La mano alabastrina, que encadena
al que más contra amor está dispuesto;
y el más libre, y tirano presupuesto
destierra de las almas, y enajena.
Esta rica, y hermosa primavera,
cuyas flores de gracias, y hermosura
ofenderlas no puede el tiempo airado.
Son ocasión que viva yo, y que muera,
y son de mi descanso, y mi ventura
principio, y fin, y alabo del cuidado.



Francisco de Quevedo

las tres musas últimas castellanas 63

-- de Francisco de Quevedo --

Si dios eres, amor, ¿cuál es tu cielo?
si señor, ¿de qué renta y de qué estados?
¿adónde están tus siervos y criados?
¿dónde tienes tu asiento en este suelo?
si te disfraza nuestro mortal velo,
¿cuáles son tus desiertos y apartados?
si rico, ¿do tus bienes vinculados?
¿cómo te veo desnudo al sol y al yelo?
¿sabes que me parece, amor, de aquesto?
que el pintarte con alas y vendado,
es que de ti el pintor y el mundo juega.
Y yo también, pues sólo el rostro honesto
de mi lisis así te ha acobardado,
que pareces, amor, gallina ciega.



Ramón López Velarde

coses en dulce paz...

-- de Ramón López Velarde --

Coses en dulce paz...
Coses en dulce paz, y son divinos
tus mirares y plácido tu gesto,
cuando escuchas la rima que he compuesto
para tus dedos ágiles y finos.
La candidez sin mancha de los linos
nieva y decora tu regazo honesto,
y en grato ir y venir tocan el cesto
las yemas de tus dedos marfilinos.
Mirándote coser, tan envidiosa
de tu aguja está el alma, que quisiera
tener, en la existencia fastidiosa,
la suerte de la aguja afortunada,
por quedar un momento prisionera
entre los dedos de la bien amada.



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