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Se han encontrado 11 poemas con la palabra haremos

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Marilina Rébora

san juan bautista

-- de Marilina Rébora --

A bautizarse acuden las gentes al jordán.
Preguntaban algunos: ¿y qué haremos nosotros?
quien tiene dos vestidos, respondíales juan,
dé uno al que no tenga. Y preguntaban otros
(esta vez publicanos): y nosotros ¿qué haremos?
no exigir más, decíales, de lo que está ordenado.
Y a nosotros, maestro, dinos cómo obraremos
en nombre de los suyos, le requería un soldado.
No hagáis nunca extorsiones, contentaos con el sueldo.
Yo os bautizo con agua; mas otro ha de venir,
que ya está entre vosotros aunque no lo hayáis visto,
que con fuego bautiza. El usará del bieldo
para limpiar la era de acuerdo a lo previsto:
el trigo irá al granero, la paja a consumir.
Lucas 3, 10-14, 16,17.
Mateo 3, 11.
Juan 1, 26.

Poema san juan bautista de Marilina Rébora con fondo de libro

Manuel del Cabral

camina

-- de Manuel del Cabral --

Camina el jefe del pueblo
después de beber café.
Y una voz que no se ve,
grita al oído:
-mire, jefe, que hay un hombre
que allí está herido.

-Lo sé.

Camina el jefe del pueblo
después de beber café.

Y vuelve la voz y dice:
-jefe, que un hombre no ve;
tiene llanto entre los ojos,
y tiene plomo en los pies.

-Lo sé.

Sigue caminando el jefe
después de beber café.
Y la misma voz le grita:

-murió un hombre allí de sed.
¿Qué haremos, ahora, jefe?

-que haga pronto el hoyo usted.

Y el jefe sigue su rumbo,
pero también
el jefe sigue pensando ...

Piensa sólo a qué hora es
la otra taza
dc café...

Poema camina de Manuel del Cabral con fondo de libro

Jaime Sabines

he aquí que tú estás sola y que yo estoy solo

-- de Jaime Sabines --

Haces cosas diariamente y piensas
y yo pienso y recuerdo y estoy solo.
A la misma hora nos recordamos algo
y nos sufrimos. Como una droga mía y tuya
somos, y una locura celular nos recorre
y una sangre rebelde y sin cansancio.
Se me va a hacer llagas este cuerpo solo,
se me caerá la carne trozo a trozo.
Esto es lejía y muerte.
El corrosivo estar, el malestar
muriendo es nuestra muerte.
Yo no sé dónde estás. Yo ya he olvidado
quién eres, dónde estás, cómo te llamas.
Yo soy sólo una parte, sólo un brazo,
una mitad apenas, sólo un brazo.
Te recuerdo en mi boca y en mis manos.
Con mi lengua y mis ojos y mis manos
te sé, sabes a amor, a dulce amor, a carne,
a siembra, a flor, hueles a amor, y a mí.
En mis labios te sé, te reconozco,
y giras y eres y miras incansable
y toda tu me suenas
dentro del corazón como mi sangre.
Te digo que estoy solo y que me faltas.
Nos faltamos, amor, y nos morimos
y nada haremos ya sino morirnos.
Esto lo sé, amor, esto sabemos.
Hoy y mañana, así, y cuando estemos
en estos brazos simples y cansados,
me faltarás, amor, nos faltaremos.

Poema he aquí que tú estás sola y que yo estoy solo de Jaime Sabines con fondo de libro

Pablo Neruda

soneto lxxviii cien sonetos de amor (1959) tarde

-- de Pablo Neruda --

Soneto lxxviii
no tengo nunca más, no tengo siempre. En la arena
la victoria dejó sus pies perdidos.
Soy un pobre hombre dispuesto a amar a sus semejantes.
No sé quién eres. Te amo. No doy, no vendo espinas.
Alguien sabrá tal vez que no tejí coronas
sangrientas, que combatí la burla,
y que en verdad llené la pleamar de mi alma.
Yo pagué la vileza con palomas.
Yo no tengo jamás porque distinto
fui, soy, seré. Y en nombre
de mi cambiante amor proclamo la pureza.
La muerte es sólo piedra del olvido.
Te amo, beso en tu boca la alegría.
Traigamos leña. Haremos fuego en la montaña.



Gutierre de Cetina

por repararse de una gran tormenta

-- de Gutierre de Cetina --

Con que el cielo una noche amenazaba,
debajo de un alto olmo suspiraba
temeroso vandalio en tal afrenta.
No que con las ovejas tenga cuenta,
ni el temor de los lobos recelaba;
antes un ruiseñor que allí cantaba,
la historia de su mal le representa.
Piadoso, la avecilla enamorada
dijo: «¿qué así te afliges y cantando
muestras la tempestad tener en nada?
»¿qué haremos los dos, pues que llorando,
nuestro triste cantar tan poco agrada?»
«¿qué? dijo el ruiseñor. Morir amando».



Humberto Megget

Cuando tú estés dispuesta

-- de Humberto Megget --

Cuando tú estés dispuesta
comeremos
un pedazo de manzana en automóvil
y cuando regresemos
de una higuera recogeremos higos
y alimentaremos a gorriones vagabundos
cuando tú estés dispuesta
se sobrentiende
nos entretendremos en aprender el idioma de lombrices
en dibujar con carbones caravanas de hormigas
y luego subiremos como por un tronco hacia la montaña
y plantaremos la primera flor para sonrisa de los aviadores.
Cuando tú estés dispuesta haremos tantas cosas
nos pondremos a descansar bajo las palmeras
y a descubrir cómo se hacen el amor los grillos
luego correremos con nuestras alforjas al mar
y las llenaremos de espumas
que agitaremos en el espacio para que formen sobre
nuestros cuerpos techos
que cobijarán el secreto de nuestras representaciones nocturnas
siempre
claro está
cuando tú estés dispuesta.



Marilina Rébora

ven, madre, a descansar ...

-- de Marilina Rébora --

Ven, madre, a descansar...
Ven, madre, a descansar de todos tus trabajos
hasta el jardín umbroso que cultivo en mis sueños,
a la luz de luciérnagas y áureos escarabajos
y la mágica ayuda de esos seres pequeños,
los gnomos, que se visten con trajes escarlata
y brotan cuando alumbran las primeras estrellas,
que usan zapatitos con hebillas de plata
sin dejar en el musgo la marca de sus huellas.
Cantarán para ti la cigarra y el grillo,
ocultos entre hiedras, glicinas o jazmines.
Y con las hojas muertas haremos un castillo
con muros almenados en oro y amarillo,
hasta que se deshaga por sobre los jardines
(en tanto la cabeza sobre mi hombro inclines).



Evaristo Carriego

La vuelta de Caperucita

-- de Evaristo Carriego --

Entra sin miedo, hermana: no te diremos nada.
¡Qué cambiado está todo, qué cambiado! ¿no es cierto?
¡Si supieras la vida que llevamos pasada!
Mamá ha caído enferma y el pobre viejo ha muerto...

Los menores te extrañan todavía, y los otros
verán en ti la hermana perdida que regresa:
puedes quedarte, siempre tendrás entre nosotros,
con el cariño de antes, un lugar en la mesa.

Quédate con nosotros. Sufres y vienes pobre.
Ni un reproche te haremos: ni una palabra sobre
el oculto motivo de tu distanciamiento;

ya demasiado sabes cuánto te hemos querido:
aquel día, ¿recuerdas? tuve un presentimiento...
¡Si no te hubieras ido!...



Ramón López Velarde

Cuaresmal

-- de Ramón López Velarde --

Tu paz -¡oh paz de cada día!-
y mi dolor que es inmortal,
se han de casar, Amada mía,
en una noche cuaresmal.

Quizá en un Viernes de Dolores
cuando se anuncian ya las flores
y en el altar que huele a lirios
el casto pecho de María
sufre por los siete martirios;
mientras la luna, Amada mía,
deja caer sus tenues franjas
de luz de ensueño sideral
sobre las místicas naranjas
que, por el arte virginal
de las doncellas de la aldea,
lucen banderas de papel
e irisaciones de oropel
sobre la piel que amarillea.

Fuensanta: al amor aventurero
de cálidas mujeres, azafatas
súbitas de la carne, te prefiero
por la frescura de tus manos gratas.

Yo te convido, dulce Amada
a que te cases con mi pena
entre los vasos de cebada
la última noche de novena.

Te ha de cubrir la luna llena
con luz de túnica nupcial
y nos dará la Dolorosa
la bendición sacramental.

Y así podré llamarte esposa,
y haremos juntos la dichosa
ruta evangélica del bien
hasta la eterna gloria.
Amén.



Romildo Risso

Faltaba más!

-- de Romildo Risso --

Llevo los güeyes cansaos.
Y me faltan doce leguas!...
Si por tiempo las carculo,
Dentran cién en la docena...

...Uno dice: salgo, y sale...
Lo demás, no hay quién lo sepa!
...Ni que uno juese adivino...
Llover la semana entera!...
... ... ... ... ... ... ... ...
Carcular!... ¿No sé pa qué?...
Puro vicio de hacer cuentas...
Cuando no Dios, es el Diablo
Que por gusto, las enrieda.

¿Que valemos tanto y cuanto!...
Póngalé, nomás, que acierta;
Es el número de arriba;
Hay que ver, lo que le restan!...

Claro que siempre hay recursos:
(Lo borran, al que no tenga!)
Procurar que no lo igualen;
Estirarse, mientras dea!

Son días, sin verse el Sol!...
Tumbas, parecen las güeyas...
A mi, ¿que me traguen vivo?...
Puede ser... Si me manean!...
... ... ... ... ... ... ... ...
Ciego, marcha el tucu-tucu,
Y pa pior, debajo 'e tierra...
Nosotros: menos que un bicho?!...
Faltaba más!... Güeya... Güeya!!...

Que salga el Sol o no salga:
Dispués haremos las cuentas...



Rubén Darío

Gaita galaica

-- de Rubén Darío --

Gaita galaica, sabes cantar
lo que profundo y dulce nos es.
Dices de amor, y dices después
de un amargor como el de la mar.
Canta. Es el tiempo. Haremos danzar
al fino verso de rítmicos pies.
Ya nos lo dijo el Eclesiastés:
tiempo hay de todo: hay tiempo de amar,
tiempo de ganar, tiempo de perder,
tiempo de plantar, tiempo de coger,
tiempo de llorar, tiempo de reír,
tiempo de rasgar, tiempo de coser,
tiempo de esparcir y de recoger,
tiempo de nacer, tiempo de morir.



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