Buscar Poemas con Gozando


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Se han encontrado 11 poemas con la palabra gozando

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Alejandro Tapia y Rivera

A Elena (Tapia)

-- de Alejandro Tapia y Rivera --

Colúmpiase en el valle una azucena
tan pura y tan galana
como de abril la cándida mañana.
El zumbador que la enamora tierno
de su pudor y su beldad celoso,
no se atreve a libar en su corola
el néctar delicioso;
del sustento es priva
porque lozana y candorosa viva,
y muriera contento
gozando los perfumes de su aliento:
encantadora Elena,
yo soy el zumbador, tú la azucena.

Poema A Elena (Tapia) de Alejandro Tapia y Rivera con fondo de libro

Lope de Vega

No sabe qué es amor quien no te ama

-- de Lope de Vega --

No sabe qué es amor quien no te ama,
celestial hermosura, esposo bello;
tu cabeza es de oro, y tu cabello
como el cogollo que la palma enrama.

Tu boca como lirio que derrama
licor al alba; de marfil tu cuello;
tu mano el torno y en su palma el sello
que el alma por disfraz jacintos llama.

¡Ay, Dios!, ¿en qué pensé cuando, dejando
tanta belleza y las mortales viendo,
perdí lo que pudiera estar gozando?

Mas si del tiempo que perdí me ofendo,
tal prisa me daré, que una hora amando
venza los años que pasé fingiendo.

Poema No sabe qué es amor quien no te ama de Lope de Vega con fondo de libro

Juan Bautista Arriaza

Brindando en un banquete de bodas

-- de Juan Bautista Arriaza --

Gime la prensa cuna al pliego ajusta
vuestro nombre, Isabel, y el de Fernando;
gime, y es de placer de estar gozando
de ambos monarcas la presencia augusta.

Materia hallar quisiera más robusta
en que imprimir, la gloria eternizando
de un rey al pueblo tan benigno y blando,
de una reina tan bella, amable y justa.

Mas no, Fernando, no la huella intensa
del buril, ni pincel en sus matices
cede en su obsequio la afanosa prensa;

que es su blasón con tipos y matices
llevar tu voz a una distancia inmensa,
y a doquier que la lleve hacer felice.

Poema Brindando en un banquete de bodas de Juan Bautista Arriaza con fondo de libro

Salvador Rueda

coplas 39

-- de Salvador Rueda --

Gozando en perderla,
si a las cartas les dieran su sombra
tus pestañas negras.



José Alcalá Galiano

En el álbum de la señorita de Gaviria

-- de José Alcalá Galiano --

En el salón dorado resplandece
en tiesto lindo de soberbia china,
rica en gala y olor, flor peregrina
que al pasmo universal su dueño ofrece.

Y allá distante pobrecilla crece
en el prado que el sol claro ilumina
entre la hierba inculta y tosca espina,
bella aunque humilde flor que el aire mece.

Laura, del salón regio que admiramos
en hora buena gocen los primores,
pues suyos son sus opulentos amos.

Pero amemos al prado con sus flores
si nuestro fue y entre ellos nos criamos
gozando sus perfumes y colores.



Miguel Unamuno

Canto de remudo

-- de Miguel Unamuno --

Invisible paloma, la tonada
con sus alas sonoras cruza y roza
los riscos del barranco y á la moza
que unas calzas remienda en la tenada

le sacude el oído. Alborozada
bebe el reclamo; viene de la choza
donde el pastor la sueña, y ella goza
gozando de antemano la velada.



Juan Meléndez Valdés

El pensamiento

-- de Juan Meléndez Valdés --

Cual suele abeja inquieta, revolando
por florido pensil entre mil rosas,
hasta venir a hallar las más hermosas,
andar con dulce trompa susurrando;

mas luego que las ve, con vuelo blando
baja, y bate las alas vagorosas,
y en medio de sus hojas olorosas
el delicado aroma está gozando;

así, mi bien, el pensamiento mío
con dichosa zozobra, por hallarte,
vagaba, de amor libre, por el suelo;

pero te vi, rendime, y mi albedrío,
abrasado en tu luz, goza, al mirarte,
gracias que envidia de tu rostro el cielo.



Francisco de Quevedo

las tres musas últimas castellanas 64

-- de Francisco de Quevedo --

Solo sin vos, y mi dolor presente
mi pecho rompo con mortal suspiro;
sólo vivo aquel tiempo cuando os miro,
mas poco mi destino lo consiente.
Mi mal es propio, el bien es accidente;
pues, cuando verme en voz presente aspiro,
no falta causa al mal porque suspiro,
aunque con vos estoy, estando ausente.
Aquí os hablo, aquí os tengo, y aquí os veo,
gozando de este bien en mi memoria,
mientras que el bien que espero, amor dilata.
¡Mirad cómo me mata mi deseo:
que he venido a tener sólo por gloria
vivir contento en lo que más me mata!



Francisco de Quevedo

las tres musas últimas castellanas 52

-- de Francisco de Quevedo --

Clarinda, vuestra musa sonorosa
es célebre por docta, y levantada,
pero mi musa humilde, y desgraciada
por celebrar la vuestra es más famosa.
La vuestra dulce, alegre, y deleitosa
es tan perfecta, rica, y acabada,
que única viene a ser por envidiada
y es única la mía de envidiosa.
Juntos a apolo, y a su dafne veo,
clarinda, en vuestra noble compostura,
gozando en vos altísimo trofeo.
Que en vos dafne de apolo está segura,
pues de su amor olvida ya el deseo
por el nuevo de amar vuestra hermosura.



José Joaquín de Olmedo

Dedicatoria

-- de José Joaquín de Olmedo --

A J. R. O.

Y tú, mi dulce amigo,
que con la caza alegre
el afanoso estudio
alternas y entretienes,
sigue, sigue gozando
el placer de los reyes;
la diosa de los bosques
su gracia te promete.

Mas si en la selva umbrosa
dos palomitas vieres
acariciarse tiernas,
el tiro, cruel, suspende;
perdón a sus caricias,
y diles cuando vuelen:

«Si acaso sois de aquellas
que en Chipre tiran siempre
el carro de la madre
del amor y el deleite,
id allá desaladas,
palomas inocentes,
y en vuestro dulce arrullo
que Venus sola entiende,
decidle: Tu poeta
nos libró de la muerte»



Cristóbal de Castillejo

A una señora llamada Mencía

-- de Cristóbal de Castillejo --

Si mi voluntad erraba
Gozando de libertad,
Luego vi la ceguedad
Y tinieblas en que estaba,
En viendo vuestra beldad.
Peno porque no pené,
No pené mientras no os ví;
Mas en viéndoos conocí
La gloria que agora sé
Que en veros tarde perdí.

Porque vuestra hermosura,
Gracias y merecimiento
Dan tanto contentamiento,
Que fué falta de ventura
La falta deste tormento.
Y aunque ya mi vida espere
Por amaros peligrar,
La tengo de aventurar;
Que sí por vos la perdiere,
Tal perder será ganar.



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