Buscar Poemas con Gajos


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Se han encontrado 6 poemas con la palabra gajos

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Arturo Borja

A Misteria

-- de Arturo Borja --

¡Oh, cómo te miraban las tinieblas,
cuando ciñendo el nudo de tu abrazo
a mi garganta, mientras yo espoleaba
el formidable ijar de aquel caballo,
cruzábamos la selva temblorosa
llevando nuestro horror bajo los astros!
Era una selva larga, toda negra:
la selva dolorosa cuyos gajos
echaban sangre al golpe de las hachas,
como los miembros de un molusco extraño.
Era una selva larga, toda triste,
y en sus sombras reinaba nuestro espanto.
El espumante potro galopaba
mojando de sudor su cansancio,
y ya hacía mil años que corría
por aquel bosque lúgubre. ¡Mil años!
Y aquel bosque era largo, largo y triste,
y en sus sombras reinaba nuestro espanto.
Y era tu abrazo como un nudo de horca
y eran glaciales témpanos tus labios,
y eran agrios alambres mis tendones,
y eran zarpas retráctiles mis manos,
y era el enorme potro un viento negro
furioso en su carrera de mil años.

Caímos a un abismo tan profundo
que allí no había Dios: montes lejanos
levantaban sus cúspides, casqueadas
de nieve, bajo el brillo de los astros,

references

Poema A Misteria de Arturo Borja con fondo de libro

Gabriela Mistral

ronda de los colores

-- de Gabriela Mistral --

Del lino en rama y en flor.
Mareando de oleadas
baila el lindo azuleador.
Cuando el azul se deshoja,
sigue el verde danzador:
verde-trébol, verde-oliva
y el gayo verde-limón.
¡Vaya hermosura!
¡vaya el color!
rojo manso y rojo bravo
rosa y clavel reventón.
Cuando los verdes se rinden,
él salta como un campeón.
Bailan uno tras el otro,
no se sabe cuál mejor,
y los rojos bailan tanto
que se queman en su ardor.
¡Vaya locura!
¡vaya el color!
el amarillo se viene
grande y lleno de fervor
y le abren paso todos
como viendo a agamenón.
A lo humano y lo divino
baila el santo resplandor:
aromas gajos dorados
y el azafrán volador.
¡Vaya delirio!
¡vaya el color!
y por fin se van siguiendo
al pavo-real del sol,
que los recoge y los lleva
como un padre o un ladrón.
Mano a mano con nosotros
todos eran, ya no son:
¡el cuento del mundo muere
al morir el contador!

Poema ronda de los colores de Gabriela Mistral con fondo de libro

Juan Ramón Molina

El jardín

-- de Juan Ramón Molina --

Cuelgan racimos de odorables pomas,
negras uvas en gajos tentadores,
fingiendo los alegres surtidores
un murmullo de besos y de bromas.

Dormitan en las ramas las palomas
los buches esponjando arrulladores,
y el capitoso aliento de las flores
unge el follaje y el parral de aromas.

Un sol ardiente esparce ses madejas
de luz, sobre el jardín; y las abejas
un vals preludian, áspero y sonoro.

Bailan las mariposas deslumbrantes,
y picotean pájaros brillantes
unas naranjas que parecen de oro.

Poema El jardín de Juan Ramón Molina con fondo de libro

Juana de Ibarbourou

la higuera

-- de Juana de Ibarbourou --

Porque es áspera y fea,
porque todas sus ramas son grises,
yo le tengo piedad a la higuera.

En mi quinta hay cien árboles bellos:
ciruelos redondos,
limoneros rectos
y naranjos de brotes lustrosos.

En las primaveras,
todos ellos se cubren de flores
en torno a la higuera.

Y la pobre parece tan triste
con sus gajos torcidos que nunca
de apretados capullos se visten...

Por eso,
cada verz que yo paso a su lado,
digo, procurando
hacer dulce y alegre mi acento:
-es la higuera el más bello
de los árboles en el huerto.

Si ella escucha,
si comprende el idioma en que hablo,
¡qué dulzura tan honda hará nido
en su alma sensible de árbol!

y tal vez a la noche,
cuando el viento abanique su copa,
embriagada de gozo, le cuente:
-hoy a mi me dijeron hermosa.



Julio Arboleda

Resto del bosque inmemorial

-- de Julio Arboleda --

Resto del bosque inmemorial; testigo
de mil y unicazos que la ciencia ignora,
roble imperial de bóveda sonora,
tiende en la plaza su ondulante abrigo.

En rumorosas pláticas consigo
sus muertas hojarascas rememora:
¡cuánta fugaz generación canora
labró colonias en su techo amigo!

Pasaron esos nidos y esas aves;
vinieron otras aves y otros nidos
y otras hojas y cantigas suaves;

y en los gajos del céfiro mecidos,
vagar parecen con cadencias graves
ecos dolientes de los tiempos idos.



Rafael Pombo

De noche

-- de Rafael Pombo --

La vieillese est une voyageuse de nuit

Chateaubriand

No ya mi corazón desasosiegan
las mágicas visiones de otros días.
¡Oh Patria! ¡oh casa! ¡oh sacras musas mías!...
¡Silencio! Unas no son, otras me niegan.

Los gajos del pomar ya no doblegan
para mí sus purpúreas ambrosías;
y del rumor de ajenas alegrías
sólo ecos melancólicos me llegan.

Dios lo hizo así. Las quejas, el reproche
con ceguedad. ¡Feliz el que consulta
oráculos más altos que su dueño!

Es la Vejez viajera de la noche;
y al paso que la tierra se le oculta,
ábrese amigo a su mirada el cielo.



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