Buscar Poemas con Extrañeza


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Se han encontrado 7 poemas con la palabra extrañeza

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Garcilaso de la Vega

SONETO XXXVII

-- de Garcilaso de la Vega --

A la entrada de un valle, en un desierto,
do nadie atravesaba, ni se vía,
vi que con extrañeza un can hacía
extremos de dolor con desconcierto;

agora suelta el llanto al cielo abierto,
ora va rastreando por la vía;
camina, vuelve, para, y todavía
quedaba desmayado como muerto.

Y fue que se apartó de su presencia
su amo, y no le hallaba; y esto siente;
mirad hasta do llega el mal de ausencia.

Movióme a compasión ver su accidente;
díjele, lastimado: «Ten paciencia,
que yo alcanzo razón, y estoy ausente».

Poema SONETO XXXVII de Garcilaso de la Vega con fondo de libro

Garcilaso de la Vega

A la entrada de un valle, en un desierto

-- de Garcilaso de la Vega --

A la entrada de un valle, en un desierto,
do nadie atravesaba, ni se vía,
vi que con extrañeza un can hacía
extremos de dolor con desconcierto;

ahora suelta el llanto al cielo abierto,
ora va rastreando por la vía;
camina, vuelve, para, y todavía
quedaba desmayado como muerto.

Y fue que se apartó de su presencia
su amo, y no le hallaba; y esto siente;
mirad hasta do llega el mal de ausencia.

Movióme a compasión ver su accidente;
díjele, lastimado: Ten paciencia,
que yo alcanzo razón, y estoy ausente.

Poema A la entrada de un valle, en un desierto de Garcilaso de la Vega con fondo de libro

Vicente García de la Huerta

Disculpa de una injusta desconfianza

-- de Vicente García de la Huerta --

Perdona, Lisa mía, la extrañeza,
si en dicha que es mayor que la esperanza,
en idioma de mi desconfianza
lastima tus oídos mi fineza,

que hiciera agravio a la mayor belleza,
si tranquilo en mi torpe confianza
no temiera en mis dichas la mudanza
que tu mérito inspira y mi rudeza.

Disculpe tu gallardo entendimiento
mis tiernos siempre apasionados modos,
dialecto del temor más importuno,

nacido de mi fiel conocimiento;
que, aunque gloria mayor logro de todos,
también merezco menos que ninguno.

Poema Disculpa de una injusta desconfianza de Vicente García de la Huerta con fondo de libro

Rosalía de Castro

las campanas

-- de Rosalía de Castro --

Las campanas
yo las amo, yo las oigo,
cual oigo el rumor del viento,
el murmurar de la fuente
o el balido del cordero.
Como los pájaros, ellas,
tan pronto asoma en los cielos
el primer rayo del alba,
le saludan con sus ecos.
Y en sus notas, que van prolongándose
por los llanos y los cerros,
hay algo de candoroso,
de apacible y de halagüeño.
Si por siempre enmudecieran,
¡qué tristeza en el aire y el cielo!
¡qué silencio en las iglesias!
¡qué extrañeza entre los muertos!



Rosalía de Castro

Las campanas (Castro)

-- de Rosalía de Castro --

LAS CAMPANAS

Yo las amo, yo las oigo,
Cual oigo el rumor del viento,
El murmurar de la fuente
O el balido del cordero.

Como los pájaros, ellas,
Tan pronto asoma en los cielos
El primer rayo del alba,
Le saludan con sus ecos.

Y en sus notas, que van prolongándose
Por los llanos y los cerros,
Hay algo de candoroso,
De apacible y de halagüeño.

Si por siempre enmudecieran,
¡Qué tristeza en el aire y el cielo!
¡Qué silencio en las iglesias!
¡Qué extrañeza entre los muertos!



Julio Herrera Reissig

la reconciliación

-- de Julio Herrera Reissig --

Alucinando los silencios míos,
al asombro de un cielo de extrañeza;
la flébil devoción de tu cabeza
aletargó los últimos desvíos.

Con violetas antiguas, los tardíos
perdones de tus ojos mi aspereza
mitigaron. Y entonces la tristeza
se alegró como un llanto de rocíos.

Una profética efluxión de miedos,
entre el menudo aprisco de tus dedos,
como un david, el piano interpretaba.

En tanto, desde el místico occidente,
la media luna, al ver que te besaba,
entró al jardín y se durmió en tu frente.



José Martí

tiene el alma del poeta

-- de José Martí --

Tiene el alma del poeta
extrañeza singular:
si en su paso encuentra al hombre
el poeta da en llorar.
Con la voz de un niño tiembla,
es de amor, y al amor va
un amor que no se estrecha
en un límite carnal.
La corteza corrompida
el fruto corromperá.
Del amor de hembra no fío
si su hoguera han de alumbrar
el quemante sol de estío
o el sol pálido autumnal:
¡primavera primavera,
madre de felicidad!



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