Buscar Poemas con Expira


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Se han encontrado 12 poemas con la palabra expira

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Leandro Fernández de Moratín

La noche de Montiel

-- de Leandro Fernández de Moratín --

¿Adónde, adónde está, dice el Infante
ese feroz tirano de Castilla?
Pedro al verle, desnuda la cuchilla,
y se presenta a su rival delante.

Cierra con él, y en lucha vacilante
le postra, y pone al pecho la rodilla:
Beltrán (aunque sus glorias amancilla)
trueca a los hados del temido instante.

Herido el rey por la fraterna mano,
joven expira con horrenda muerte,
y el trono y los rencores abandona.

No aguardes premios en el Mundo vano
la inocente virtud; si das la suerte
por un delito atroz, una corona.

Poema La noche de Montiel de Leandro Fernández de Moratín con fondo de libro

Leandro Fernández de Moratín

Rodrigo

-- de Leandro Fernández de Moratín --

Cesa en la octava noche el ronco estruendo
de la sangrienta militar porfía;
el campo godo destrozado ardía
con llama que descubre estrago horrendo.

Rodrigo en tanto, su peligro viendo,
por ignorada senda se desvía
y, muerto Orelio, entre la sombra fría
herido y débil se acelera huyendo.

En vano el Lete con raudal undoso
el paso estorba al príncipe, a quien ciega
de cadena o suplicio el justo espanto.

Surca las aguas, cede al poderoso
ímpetu, expira el infeliz y entrega
el cuerpo al fondo, a la corriente el manto.

Poema Rodrigo de Leandro Fernández de Moratín con fondo de libro

Lope de Vega

Tardar en convertirse, error notable

-- de Lope de Vega --

Tardar en convertirse error notable,
y diferirlo de uno en otro día,
loca desvanecida fantasía,
esperanza del hombre miserable.
La vida corre, la ocasión mudable,
cuan presto de los ojos se desvía,
¿Cómo tendrá resolución tardía,
al mismo que ha ofendido, favorable?
Señor, quien diligente y cuidadoso
las cosas de la vida mortal mira,
si vive en las del alma perezoso,
vendrá súbitamente vuestra ira,
y al discurrir el filo poderoso,
¿qué mano le tendrá, si el cuerpo expira?

Poema Tardar en convertirse, error notable de Lope de Vega con fondo de libro

Manuel Gutiérrez Nájera

Para Entonces

-- de Manuel Gutiérrez Nájera --

Quiero morir cuando decline el día,
en alta mar y con la cara al cielo,
donde parezca sueño la agonía,
y el alma, un ave que remonta el vuelo.

No escuchar los últimos instantes,
ya con el cielo y con el mar a solas,
más voces ni plegarias sollozantes
que el majestuoso tumbo de las olas.

Morir cuando la luz, triste, retira
sus áureas redes de la onda verde,
y ser como ese sol que lento expira:
algo muy luminoso que se pierde.

Morir, y joven: antes que destruya
el tiempo aleve la gentil corona;
cuando la vida dice aún: soy tuya,
aunque sepamos bien que nos traiciona.



Emilio Bobadilla

El año 1916

-- de Emilio Bobadilla --

Saltan los bosques hechos astillas;
surcos enormes rajan la tierra;
huyen los hombres, arden las villas;
clamor de angustia, gritos de guerra!

¡Ya no hay crepúsculos suaves, risueños;
ya no hay arpegios de ruiseñores;
ya no hay canciones, ya no hay ensueños,
sino metralla, sangre y rencores!

Y el año expira y el año nuevo
viene impregnado también de saña
—del año viejo digno renuevo—.

¡La Muerte en medio de tanto escombro
pasa a lo lejos con su guadaña
como un labriego, la azada al hombro!



Julio Flórez

El entierro de Lila

-- de Julio Flórez --

Poem

La última rosa en el jarrón expira. ¿Quién vendrá a renovarla?...El aire vuela sobre la flor exánime y suspira, en tanto que mi corazón se hiela!

Huérfano de la albura de tu mano, y en el silencio que en la sala flota, polvoso, en un rincón, sueña el pïano, sueña que tú le arrancas una nota!

Mi perro, Tom, agranda el dolor mío: aúlla y viene y va de puerta en puerta; cree que volaste y mira hacia el vacío

Quizás te ve La alcoba está desierta y el lecho tibio aún, mañana frío y solo!... ¡Acaban de sacarte muerta!



Julio Flórez

El entierro de Lilia

-- de Julio Flórez --

Poem

La última rosa en el jarrón expira. ¿Quién vendrá a renovarla?...El aire vuela sobre la flor exánime y suspira, en tanto que mi corazón se hiela!

Huérfano de la albura de tu mano, y en el silencio que en la sala flota, polvoso, en un rincón, sueña el pïano, sueña que tú le arrancas una nota!

Mi perro, Tom, agranda el dolor mío: aúlla y viene y va de puerta en puerta; cree que volaste y mira hacia el vacío

Quizás te ve La alcoba está desierta y el lecho tibio aún, mañana frío y solo!... ¡Acaban de sacarte muerta!



Francisco de Quevedo

las tres musas últimas castellanas 98

-- de Francisco de Quevedo --

Mujer llama a su madre cuando expira,
porque el nombre de madre regalado
no la añada un puñal, viendo clavado
a su hijo, y de dios, por quien suspira.
Crucificado en sus tormentos, mira
su primo, a quien llamó siempre «el amado»,
y el nombre de su madre, que ha guardado,
se le dice con voz que el cielo admira.
Eva, siendo mujer que no había sido
madre, su muerte ocasionó en pecado,
y en el árbol al leño a que está asido.
Y porque la mujer ha restaurado
lo que sólo mujer había perdido,
mujer la llama, y madre la ha prestado.



Francisco Villaespesa

los jardines de afrodita VII

-- de Francisco Villaespesa --

Enferma de nostalgias, la ardiente cortesana,
al rojizo crepúsculo que incendia el aposento,
su anhelo lanza al aire, como un halcón hambriento,
tras la ideal paloma de una thule lejana.
Sueña con las ergástulas de la roma pagana;
cruzar desnuda el coso, la cabellera al viento,
y embriagarse de amores en el circo sangriento
con el vino purpúreo de la vendimia humana.
Sueña... Un león celoso veloz salta a la arena,
ensangrentando el oro de su rubia melena.
Abre las rojas fauces... A la bacante mira,
salta sobre sus pechos, a su cuerpo se abraza...
¡Y ella, mientras la fiera sus carnes despedaza,
los párpados entorna y sonriendo expira!



José Martí

mis versos van revueltos...

-- de José Martí --

Mis versos van revueltos y encendidos
como mi corazón: bien es que corra
manso el arroyo que en fácil llano
entre céspedes frescos se desliza:
¡ay! ; pero el agua que del monte viene
arrebatada; que por hondas breñas
baja, que la destrozan; que en sedientos
pedregales tropieza, y entre rudos
troncos salta en quebrados borbotones,
¿cómo, despedazada, podrá luego
cual lebrel de salón, jugar sumisa
en el jardín podado con las flores,
o en pecera de oro ondear alegre
para querer de damas olorosas?
inundará el palacio perfumado,
como profanación: se entrará fiera
por los joyantes gabinetes, donde
los bardos, lindos como abates, hilan
tiernas quintillas y rimas dulces
con aguja de plata en blanca seda.
Y sobre sus divanes espantadas
las señoras, los pies de media suave
recogerán, en tanto el agua rota,
falsa, como todo lo que expira,
besa humilde el chapín abandonado,
y en bruscos saltos destemplada muere!



José Martí

yo sé de egipto y nigricia

-- de José Martí --

ii
yo sé de egipto y nigricia,
y de persia y xenophonte,
y prefiero la caricia
del aire fresco del monte.
Yo sé las historias viejas
del hombre y de sus rencillas;
y prefiero las abejas
volando en las campanillas.
Yo sé del canto del viento
en las ramas vocingleras:
nadie me diga que miento,
que lo prefiero de veras.
Yo sé de un grano aterrado
que vuelve al redil y expira,
y de un corazón cansado
que muere oscuro y sin ira.



Carolina Coronado

al jazmín

-- de Carolina Coronado --

Orgullo de la enramada,
blanca y leve florecilla,
más que todas delicada,
y más que todas sencilla.
Muestra el lirio temblorosa
la faz cristalina y pura;
y ostenta encendida rosa
la peregrina hermosura.
Alza bella la azucena
la copa tersa y nevada
de ricos ámbares llena,
de mil abejas cercada.
Pero ¿quién tu brillo iguala,
viva flor del cano estío,
que luces entre su gala,
como espuma en claro río?
por sencilla y delicada,
en el jardín entre ciento
fijas tú, flor, la mirada,
y fijas el pensamiento.
Y por el seno argentino
que blando perfume expira,
do bebe néctar divino
la abeja que en ti respira.
¡Flor graciosa y nacarada,
la más tierna de las flores!
¡oh mil veces bienhadada
la que roba tus amores!
¡bienhadada mariposa
que tu pétalo estremece,
cuando a tu lado reposa,
y en tu aliento se embebece!
por delicada y sencilla,
en el jardín entre ciento
se fija en ti, florecilla,
mi vista y mi pensamiento.



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