Buscar Poemas con Enterrador


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Se han encontrado 4 poemas con la palabra enterrador

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Julio Flórez

Boda negra

-- de Julio Flórez --

Poem

Oye la historia que contome un día el viejo enterrador de la comarca: Era un amante a quien por suerte impía, su dulce bien le arrebató la Parca.

Todas las noches iba al cementerio a visitar la tumba de la hermosa; la gente murmuraba con misterio: Es un muerto escapado de la fosa.

En una horrible noche hizo pedazos el mármol de la tumba abandonada, cavó la tierra y se llevó en sus brazos el rígido esqueleto de la amada.

Y allá en su triste habitación sombría, de un cirio fúnebre a la llama incierta, sentó a su lado la osamenta fría y celebró sus bodas con la muerta.

Ató con cintas los desnudos huesos, el yerto cráneo coronó de flores, la horrible boca le cubrió de besos y le contó sonriendo sus amores.

Llevó la novia al tálamo mullido, se acostó junto a ella enamorado, y para siempre se quedó dormido al esqueleto rígido abrazado.

Poema Boda negra de Julio Flórez con fondo de libro

Julio Herrera Reissig

Idilio espectral

-- de Julio Herrera Reissig --

Pasó en un mundo saturnal; yacía
bajo cien noches pavorosas, y era
mi féretro el Olvido... Ya la cera
de tus ojos sin lágrimas no ardía.

Se adelantó el enterrador con fría
desolación. Bramaba en la ribera
de la morosa eternidad, la austera
Muerte hacia la infeliz Melancolía.

Sentí en los labios el dolor de un beso.
No pude hablar. En mi ataúd de yeso
se deslizó tu forma transparente...

Y en la sorda ebriedad de nuestros mimos,
anocheció la tapa y nos dormimos
espiritualizadísimamente.

Poema Idilio espectral de Julio Herrera Reissig con fondo de libro

José Martí

quiero, a la sombra de un ala,

-- de José Martí --

ix
quiero, a la sombra de un ala,
contar este cuento en flor:
la niña de guatemala,
la que se murió de amor.
Eran de lirio los ramos,
y las orlas de reseda
y de jazmín; la enterramos
en una caja de seda.
... Ella dio al desmemoriado
una almohadilla de olor:
él volvió, volvió casado:
ella se murió de amor.
Iban cargándola en andas
obispos y embajadores:
detrás iba el pueblo en tandas,
todo cargado de flores.
... Ella, por volverlo a ver,
salió a verlo al mirador:
él volvió con su mujer:
ella se murió de amor.
Como de bronce candente
al beso de despedida,
era su frente ¡la frente
que más he amado en mi vida!
... Se entró de tarde en el río,
la sacó muerta el doctor:
dicen que murió de frío:
yo sé que murió de amor.
Allí, en la bóveda helada,
la pusieron en dos bancos:
besé su mano afilada,
besé sus zapatos blancos.
Callado, al oscurecer,
me llamó el enterrador:
¡nunca más he vuelto a ver
a la que murió de amor!

Poema quiero, a la sombra de un ala, de José Martí con fondo de libro

José Martí

La niña de Guatemala

-- de José Martí --

Quiero, a la sombra de un ala,
contar este cuento en flor:
la niña de Guatemala,
la que se murió de amor.

Eran de lirios los ramos;
y las orlas de reseda
y de jazmín; la enterramos
en una caja de seda...

Ella dio al desmemoriado
una almohadilla de olor;
él volvió, volvió casado;
ella se murió de amor.

Iban cargándola en andas
obispos y embajadores;
detrás iba el pueblo en tandas,
todo cargado de flores...

Ella, por volverlo a ver,
salió a verlo al mirador;
él volvió con su mujer,
ella se murió de amor.

Como de bronce candente,
al beso de despedida,
era su frente -¡ la frente
que más he amado en mi vida!...

Se entró de tarde en el río,
la sacó muerta el doctor;
dicen que murió de frío,
yo sé que murió de amor.

Allí, en la bóveda helada,
la pusieron en dos bancos:
besé su mano afilada,
besé sus zapatos blancos.

Callado, al oscurecer,
me llamó el enterrador;
nunca más he vuelto a ver
a la que murió de amor.



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