Buscar Poemas con Encendía


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Se han encontrado 7 poemas con la palabra encendía

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Lope de Vega

Yo me muero de amor –que no sabía

-- de Lope de Vega --

Yo me muero de amor —que no sabía,
aunque diestro en amar cosas del suelo—,
que no pensaba yo que amor del cielo
con tal rigor las almas encendía.
Si llama la moral filosofía
deseo de hermosura a amor, recelo
que con mayores ansias me desvelo
cuanto es más alta la belleza mía.
Amé en la tierra vil, ¡qué necio amante!
¡Oh luz del alma, habiendo de buscaros,
qué tiempo que perdí como ignorante!
Mas yo os prometo agora de pagaros
con mil siglos de amor cualquiera instante
que, por amarme a mí, dejé de amaros.

Poema Yo me muero de amor –que no sabía de Lope de Vega con fondo de libro

Pablo Neruda

poema 10 veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924)

-- de Pablo Neruda --

Hemos perdido aun este crepúsculo.
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
mientras la noche azul caía sobre el mundo.
He visto desde mi ventana
la fiesta del poniente en los cerros lejanos.
A veces como una moneda
se encendía un pedazo de sol entre mis manos.
Yo te recordaba con el alma apretada
de esa tristeza que tú me conoces.
Entonces, dónde estabas?
entre qué gentes?
diciendo qué palabras?
por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando me siento triste, y te siento lejana?
cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo,
y como un perro herido rodó a mis pies mi capa.
Siempre, siempre te alejas en las tardes
hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.

Poema poema 10   veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924) de Pablo Neruda con fondo de libro

Pedro Soto de Rojas

Desprecio

-- de Pedro Soto de Rojas --

La negra noche con su sombra fría
amparaba el honor de las estrellas,
cuando aquel sol que engendra mis querellas
con rayos de su luz las encendía.

Callando, pareció que les decía:
«Ya de mi fuego en esta edad centellas
no alumbraréis, que entre mis luces bellas
puso el Autor al mundo nuevo día».

Vuelta después a mí, con voz ardiente,
sin templar la virtud de tanta brasa,
me dijo: «Vete en paz, amante ciego».

Dejóme herido el corazón doliente
entre llamas secretas, do se abrasa,
y fuime en paz. ¿Qué paz? A sangre y fuego.

Poema Desprecio de Pedro Soto de Rojas con fondo de libro

José María Eguren

la pensativa

-- de José María Eguren --

En los jardines otoñales,
bajo palmeras virginales,
miré pasar muda y esquiva
la pensativa.

La vi en azul de la mañana,
con su mirada tan lejana;
que en el misterio se perdía
de la borrosa celestía.

La vi en rosados barandales
donde lucía sus briales;
y su faz bella vespertina
era un pesar en la neblina...

Luego marchaba silenciosa
a la penumbra candorosa;
y un triste orgullo la encendía,
¿qué pensaría?

¡oh su semblante nacarado
con la inocencia y el pecado!
¡oh, sus miradas peregrinas
de las llanuras mortecinas!

era beldad hechizadora;
era el dolor que nunca llora;
¿sin la virtud y la ironía
qué sentiría?

en la serena madrugada,
la vi volver apesarada,
rumbo al poniente, muda, esquiva
¡la pensativa!



Meira Delmar

coplas del amor triste

-- de Meira Delmar --

No las vi, si las hubo,
señales que me advirtieran
que el amor tuyo no era
para mí.
Por eso andando seguí
llamada por tu mirada
que el corazón me encendía,
y cuando llegar creí
al anillo de tus brazos,
rompiste todos los lazos
y en el olvido caí.
Morir puede ser, a veces,
el instante en que sabemos
que nunca más volveremos
a encontrar
los ojos que nos amaron,
las voces que nos nombraron
al pasar.
Después se sigue viviendo,
si es que se puede llamar
vivir, a dejarse ir,
no importa cómo ni cuándo,
simplemente desandando
recuerdos hasta partir.
Caminar, para encontrarte,
fue tan sólo caminar.
Pero el regreso dejarte
fue comenzar a arrastrar
el paso cual bestia herida
que no entiende que la vida
se le está yendo al andar.
!--Img



Julio Herrera Reissig

anima clemens

-- de Julio Herrera Reissig --

Palomas lilas entre los alcores,
gemían tus nostalgias inspiradas;
y en las ciénagas, de astro ensangrentadas,
corearon su maitín roncos tenores.

En los castillos y en los miradores,
encendía el ocaso cuentos de hadas;
y aparecía, al son de agrias tonadas,
el gesto oscuro de los leñadores.

Como una buena muerte, sin angustia
durmióse el día, violeta mustia...
En tan propicia media luz de olvido,

naufragaron tus últimos lamentos,
mientras, en los cortijos soñolientos,
rebotaba de pronto algún ladrido...



Fernando de Herrera

Ardía, en varios cercos recogido

-- de Fernando de Herrera --

Ardía, en varios cercos recogido,
del crispante cabello en torno, el oro,
que en bellos lazos coronado adoro,
dichoso en el dolor del mal sufrido.

Vibraba el esplendor esclarecido
y dulces rayos, del amor tesoro,
por quien en pérdida busco fiel y lloro
la gloria de mi daño consentido.

Veste negra, descuido recatado,
suave voz de angélica armonía
era, mesura y trato soberano.

Yo, que tal no esperaba, transportado,
dije, en la pura luz que me encendía:
«No encierra tal valor semblante humano».



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