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-- de Amado Nervo --
«Ya que de Dios en conversar te empeñas,
ya que desprecia tu cerebro helado
el amor que te di por el que sueñas,
háblame de ese Dios, mi bien amado!»
Y el teólogo de faz de crucifijo,
de gran melena y de mirar profundo,
feliz de doctrinar, «¡Oh! Blanca, dijo,
Dios es el alma inmaterial del mundo».
«Existe dondequiera en vario modo:
per se, por su virtud y su presencia;
per se, ya que lo invade y llena todo,
penetrándolo todo de su esencia»;
«por su virtud también, que sometidos
a Dios están y su mandato arguyen,
Favonio blando si columpia nidos
o Boreas y Aquilón si los destruyen»;
«y en presencia, porque es omnividente:
su pupila equilátera fulgura
en el disco del sol indeficiente,
en Arturo, en Capella, en Cinosura».
«¿Qué, no adivinas con instinto infuso
de su eterna mirada el embeleso
alumbrando tu espíritu confuso?»
Y respondió: -«Tu Dios es muy abstruso,
yo prefiero tus labios... ¡Dame un beso!»
Poema "Doctrinando" de Amado Nervo
-- de José Tomás de Cuellar --
CRUEL, que á todo tu poder domeñas,
Rudo salvaje de mirada ardiente,
Bravo león de fuerza prepotente
Que tus uñas afilas en las peñas:
Tanto en el crimen sin cesar te empeñas.
Tanto es terrible tu furor rujiente
Que huye temblando la azorada gente
Si tus dientes agudos les enseñas.
Contemplando tu encono irresistible
Te demandan el fin de la jornada:
Tronchas la yerba que tu planta mueve
Con la sangre de víctima mojada
Y... «¡Vamos!» les respondes impasible
«A donde la ira del Señor me lleve.»
Poema "Attila" de José Tomás de Cuellar