Buscar Poemas con Empedernido


  ·En el buscador de poemas puedes encontrar entre más de doce mil poemas todos aquellos que contienen las palabras de búsqueda. Los poemas forman parte de la antología poética de los 344 poetas más importantes en lengua Española de todos los tiempo. Puedes elegir entre dos tipos de búsqueda:
  ·Buscar entre todos los poemas los que contienen las palabras de la búsqueda.
  ·Buscar sólo los poemas cortos -aquellos que tienen 8 versos o menos- que coinciden con el criterio de búsqueda.

Se han encontrado 6 poemas con la palabra empedernido

Si lo prefieres puedes ver sólo los poemas cortos, aquellos que tienen ocho versos o menos aquí

Emilio Bobadilla

Combatiente empedernido

-- de Emilio Bobadilla --

Somos de pulpa y hueso, componentes bien frágiles,
y en atómico polvo al fin nos convertimos:
somos como los tigres, carnívoros y ágiles,
y nos vencen a ratos el amor y los mimos.

Y el hombre contra el hombre, su hermano, inventa medios
de destrucción: cañones, dinamita, fusiles...
Con que pone a su vida y su riqueza asedios,
a rendirse obligándole en condiciones viles.

Los placeres olvida; lo que su ingenio un día
creó de grande y noble, destruye convulsivo
en sus horas frenéticas de fiebre y anarquía.

¡Y su carne resiste sangrando y no se abate
y hasta en el mismo campo —su odio siempre vivo—
le sorprenden los siglos en el mismo combate!

Poema Combatiente empedernido de Emilio Bobadilla con fondo de libro

Enrique Álvarez Henao

Los tres ladrones

-- de Enrique Álvarez Henao --

Época fue de grandes redenciones:
El mundo de dolor estaba henchido
y en Gólgota, en sombras convertido,
se hallaban en sus cruces tres ladrones.

A un lado, en espantosas contorsiones,
se encontraba un ratero empedernido;
en el otro, un ladrón arrepentido,
y en medio el robador de corazones.

De luto se cubrió la vasta esfera;
Gestas, el malo, se retuerce y gime;
Dimas, el bueno, su dolor espera.

Y el otro, el de la luenga cabellera,
que sufre, que perdona y que redime,
se robó al fin la humanidad entera.

Poema Los tres ladrones de Enrique Álvarez Henao con fondo de libro

Antonio Machado

El poeta recuerda las tierras de Soria

-- de Antonio Machado --

¡Ya su perfil zancudo en el regato,
en el azul el vuelo de ballesta,
o, sobre el ancho nido de ginesta,
en torre, torre y torre, el garabato
de la cigüeña!... En la memoria mía
tu recuerdo a traición ha florecido;
y hoy comienza tu campo empedernido
el sueño verde de la tierra fría,
Soria pura, entre montes de violeta.
Di tú, avión marcial, si el alto Duero
a donde vas recuerda a su poeta,
al revivir su rojo Romancero;
¿o es, otra vez, Caín, sobre el planeta,
bajo tus alas, moscardón guerrero?

Poema El poeta recuerda las tierras de Soria de Antonio Machado con fondo de libro

Antonio Machado

Sonetos escritos en una noche de bombardeo en Rocafort: II

-- de Antonio Machado --

Y a su perfil zancudo en el regato,
en el azul el vuelo de ballesta,
sobre el aneho nido de ginesta,
En torre, torre y torre, el garabato
de la cigüeña... En la memoria mia,
Tu recuerdo a traición ha florecido;
y hoy comienza tu campo empedernido
El sueño verde de la tierra fria,
Soria pura, entre montes de violeta.
Di tu, avión marcial, si el alto Duero
A donde vas recuerda a su poeta,
al revivir su rojo Romancero ;
¿ es, otra vez, Cain, sobre el planeta,
bajo tus alas, moscardón guerrero?.



Juan Meléndez Valdés

De Cíparis dejado el afligido

-- de Juan Meléndez Valdés --

De Cíparis dejado el afligido
Batilo yace en la desierta arena,
al cielo acusa y al amor condena
de sí olvidado y del dolor vencido.

Del triste caso a compasión movido
el viejo Tormes la corriente enfrena,
pero la esquiva ninfa aun huye ajena
a la piedad el pecho empedernido.

De helado mármol y templado acero
al encendido dardo un cerco priva
que abra al amor, por la piedad, entrada.

¡Ay mísero zagal!, rigor tan fiero
te va acabando y tu beldad esquiva,
viendo su fin, aún se complace airada.



Ramón López Velarde

La lágrima

-- de Ramón López Velarde --

Encima
de la azucena esquinada
que orna la cadavérica almohada;
encima
del soltero dolor empedernido
de yacer como imberbe congregante
mientras los gatos erizan el ruido
y forjan una patria espeluznante;
encima
del apetito nunca satisfecho,
de la cal
que demacró las conciencias livianas,
y del desencanto profesional
con que saltan del lecho
las cortesanas;
encima
de la ingenuidad casamentera
y del descalabro que nada espera;
encima de la huesa y del nido,
la lágrima salobre que he bebido.

Lágrima de infinito
que eternizaste el amoroso rito;
lágrima en cuyos mares
goza mi áncora su náufrago baño
y esquilmo los vellones singulares
de un compungido rebaño;
lágrima en cuya gloria se refracta
el iris fiel de mi pasión exacta;
lágrima en que navegan sin pendones
los mástiles de las consternaciones;
lágrima con que quiso
mi gratitud salar el Paraíso;
lágrima mía, en ti me encerraría,
debajo de un deleite sepulcral,
como un vigía
en su salobre y mórbido fanal.



© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba