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-- de Manuel del Palacio --
Gloria y honor de la italiana escena,
Grato tu nombre para mi resuena
Cuando á tu inmensidad remonto el vuelo.
Ya del crímen arrastres la cadena,
Siempre en el alma de emociones llena
Deja tu inspiración dulce consuelo.
Do quier te sigue como yo te sigo,
Acudiendo á tu voz como yo acudo:
De dar en un aplauso y un saludo
Galardon al artista y al amigo.
Poema "A Ernesto Rossi" de Manuel del Palacio
-- de Vicente Huidobro --
Heme aquí al borde del espacio y lejos de las circunstancias
me voy tiernamente como una luz
hacia el camino de las apariencias
volveré a sentarme en las rodillas de mi padre
una hermosa primavera refrescada por el abanico de las alas
cuando los peces deshacen la cortina del mar
y el vacío se hincha por una mirada posible
volveré sobre las aguas del cielo
me gusta viajar como el barco del ojo
que va y viene en cada parpadeo
he tocado ya seis veces el umbral
del infinito que encierra el viento
nada en la vida
salvo un grito de antesala
nerviosas oceánicas qué desgracia nos persigue
en la urna de las flores impacientes
se encuentran las emociones en ritmo definido
Poema "18" de Vicente Huidobro
-- de Vicente Huidobro --
Heme aquí al borde del espacio y lejos de las circunstancias
Me voy tiernamente como una luz
Hacia el camino de las apariencias
Volveré a sentarme en las rodillas de mi padre
Una hermosa primavera refrescada por el abanico de las alas
Cuando los peces deshacen la cortina del mar
Y el vacío se hincha por una mirada posible
Volveré sobre las aguas del cielo
Me gusta viajar como el barco del ojo
Que va y viene en cada parpadeo
He tocado ya seis veces el umbral
Del infinito que encierra el viento
Nada en la vida
Salvo un grito de antesala
Nerviosas oceánicas qué desgracia nos persigue
En la urna de las flores impacientes
Se encuentran las emociones en ritmo definido
Poema "Heme aquí" de Vicente Huidobro
-- de Julio Flórez --
Poem
Correcto en el vestido; por su semblante nunca pasa una sombra de duelo insano: Así va por las calles el bogotano, siempre fino y alegre, siempre elegante.
Entre amigos y damas luce el chispeante ingenio, que derrocha cortés y llano; y como es un modelo de cortesano, ama asía la ligera: por ser galante.
Al hundirse en el lecho tras el quebranto de una noche de danzas y de emociones, se apodera de su alma cruel desencanto,
y mira, entristecido, por los rincones del oscuro cerebro, vagar, en tanto, deshojadas y mustias sus ilusiones.
Poema "El bogotano" de Julio Flórez
-- de Evaristo Carriego --
En un largo alarido de tristeza
los heraldos, sombríos, la anunciaron,
y las faunas errantes se aprontaron
a dejar el amor de la aspereza.
Con el Genio del bosque a la cabeza,
una noche y un día galoparon,
y cual corceles épicos llegaron
en un tropel de bárbara grandeza.
Y ahí están. Ya salvajes emociones,
rugen coros de líricos leones...
Cuando allá, en los remansos de lo Inerte.
Como surgiendo de una pesadilla,
¡grazna un ganso alejado de la orilla
la bondad provechosa de la Muerte!
Poema "La muerte del cisne (Evaristo Carriego)" de Evaristo Carriego
-- de Francisco Sosa Escalante --
La postrera oración bajo la nave
Del espacioso templo resonaba,
Y el concurso, apenado, se alejaba
Con paso lento, silencioso y grave.
En la alta torre, su graznido el ave
Al ver cerrar el féretro lanzaba,
Y por única prenda me quedaba
De aquel bruñido féretro la llave.
Al peso de tan rudas emociones
En horrible letargo me adormia
Y volaba á otros mundos ignorados....
Y ya no supe más; de los blandones
El resplandor siniestro ya no heria
Mis tristes ojos de llorar cansados.
Poema "El funeral de mi madre" de Francisco Sosa Escalante
-- de Ricardo Güiraldes --
El río dijo al sauce: «Yo soy la vida y, en mi incesante correr, renuevo emociones».
El sauce dijo al río: «Yo soy el poeta, ¿no ves como te embellezco, rezando sobre ti las estrofas de mis ramas?»
Dijo el río: «Pues ven conmigo, tú me darás la belleza de tu canto, yo el encanto de nuevas bellezas».
Y aceptó el sauce; pero en la primer caída, la frágil armazón de verdura se desgarró sobre las toscas.
Y dijo el sauce: «Déjame, que si bien soy un momento de alegría en tu carrera, no puedo, sin romperme, seguirte todo el tiempo».
Y el río, para quien el sauce empezaba a ser carga, le depositó en un rincón sereno.
El sauce ha reverdecido y sus hojas besan el agua.
El río sigue su brutal correr, mas al pasar frente al poeta, amansa su delirio, y las aguas, acariciando las raíces, han labrado el remanso.
Un encanto fatal, envuelve aquel sitio dormido. La doncella que pasa, no debe ceder al llamado tranquilo.
«La Porteña», 1913.
Poema "Leyenda (Güiraldes)" de Ricardo Güiraldes