Buscar Poemas con Desventuras


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Se han encontrado 10 poemas con la palabra desventuras

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Abraham Valdelomar

Ha vivido mi alma...

-- de Abraham Valdelomar --

Ha vivido mi alma en las Edades viejas
en un guerrero heroico y un galán trovador,
y en gentiles mancebos de enroscadas guedejas
enamorada siempre de una prohibición.

Mi alma fue de Tartufo, de un ídolo pagano,
de un impúber de lesbia, de un fauno y de un bufón;
vivió dentro del cuerpo de un gladiador romano,
y en el cuerpo caduco de un viejo Faraón.

Ha vivido en las aguas y ha vivido en las rosas,
ha vivido en los hombres y ha vivido en las cosas,
buscando siempre amor.

Irá hacia un país lejano de sátiros traviesos
y de labios de sangre que conviertan en besos
las cosas que no son...

Y vivirá mi alma en las cosas futuras
sintiendo las saetas de nuevas desventuras,
en una larga, triste, cruel peregrinación...

Poema Ha vivido mi alma... de Abraham Valdelomar con fondo de libro

Manuel de Zequeira

El motivo de mis versos

-- de Manuel de Zequeira --

Canta el forzado en su fatal tormento,
y al son del remo el marinero canta,
cantando, al sueño el pecador espanta,
y el cautivo cantando está contento:

al artesano en su entretenimiento
le divierte la voz de su garganta;
canta el herrero que el metal quebranta,
y canta el desvalido macilento.

El más infortunado entre sus penas
con la armónica voz mitiga el llanto,
y el peso de sus bárbaras caderas;

pues si el dulce cantar consuela tanto
al mísero mortal en sus faenas,
yo por burlar mis desventuras canto.

Poema El motivo de mis versos de Manuel de Zequeira con fondo de libro

Juan Boscán

Amor es bueno en sí naturalmente

-- de Juan Boscán --

Amor es bueno en sí naturalmente,
y si por causa de él males tenemos,
será porque seguimos los extremos
y así es culpa de quien sus penas siente.

El fuego es el más noble y excelente
elemento de cuantos entendemos,
mas tanta leña en él echar podremos
que al mundo abrasará su fuerza ardiente.

Cuanto más si le echáis otras mixturas
de pez o de alquitrán para movelle,
como aquéllas que eché en mis desventuras;

por donde en el ardor de sus tristuras
tan quemado quedé, con encendelle,
que en mi rostro se muestran mis locuras.

Poema Amor es bueno en sí naturalmente de Juan Boscán con fondo de libro

Gutierre de Cetina

al príncipe de ascoli I

-- de Gutierre de Cetina --

Ya paresce, pastor, que vas gustando
de los valles de acá, de estas verduras;
ya la manada veo de tus tristuras
irse por estos prados alargando.
Ya amor te espera al paso, y tú llorando
estás hora pasadas desventuras,
y no miras que están mil hermosuras
el son de tu zampoña deseando.
Despierta, pues, pastor, de aquel pesado
sueño que te ha tenido en pena fiera;
deja un poco olvidar la antigua llaga.
Cura con nuevo ardor viejo cuidado;
mira la ninfa bárbara que espera
que a su beldad tu lira inmortal haga.



Gutierre de Cetina

no me engañaréis más, vana esperanza

-- de Gutierre de Cetina --

Mi desengaño ya cerró la puerta,
y esa falsa salud que os trae cubierta,
con el sueño se ira, como es su usanza.
Solía desear una mudanza,
hacer muy gran caudal de cosa incierta,
y agora el desear no se concierta
con mudar, que consiste en confianza.
Ya sé, falsa, quién sois; quitaos el velo;
no me engañarán más vuestras blanduras;
vivir podéis de hoy más con otro dueño.
¡Ay dura ley de amor! permite el cielo
que el cabo de tan grandes desventuras
sea mostrarme el bien durmiendo, en sueño.



Vicente García de la Huerta

Auxilio pedido a Filis

-- de Vicente García de la Huerta --

Dices que no merezco, dueño mío,
ser de ti amado; como si no vieras
cada momento pruebas verdaderas
de que tú sola riges mi albedrío.

Vierta la envidia de tu seno impío
contra mi firme amor calumnias fieras;
pues, como que estoy hecho a sus quimeras,
sus artes y acechanzas desafío.

La verdad que ha triunfado en mis desgracias
también contrastará las imposturas
que me usurpan el logro de tus gracias;

mas, ay, que si tu fe no me aseguras,
aún podrá ser que triunfen las falacias
si su auxilio las dan mis desventuras.



Vicente Riva Palacio

Al viento

-- de Vicente Riva Palacio --

Cuando era niño, con pavor te oía
en las puertas gemir de mi aposento;
doloroso, tristísimo lamento
de misteriosos seres te creía.

Cuando era joven, tu rumor decía
frases que adivino mi pensamiento,
y cruzando después el campamento,
Patria', tu ronca voz me repetía.

Hoy te siento azotando, en las oscuras
noches, de mi prisión las fuertes rejas;
pero hánme dicho ya mis desventuras

que eres viento, no más, cuando te quejas,
eres viento si ruges o murmuras,
viento si llegas, viento si te alejas.



Julio Flórez

El canto libre

-- de Julio Flórez --

Poem

Soy un pájaro lírico. Yo estuve en una jaula, -la ciudad- hoy vuelo sin trabas, como el cóndor y la nube, por el mar, por la tierra y por el cielo.

Ayer en mi prisión ruidosa y vasta hondamente canté mis propias penas, mis decepciones y mis iras, y hasta mis otras desventuras, las ajenas.

Entonces fue mi canto un gran gemido; mas hoy que, libre, el firmamento sondo, lejos del fausto y del odioso ruido,

a las miradas del burgués me escondo de un monte en lo más alto, y cuelgo el nido al aire, ¡porque así canto más hondo!



Francisco de Quevedo

parnaso español 25

-- de Francisco de Quevedo --

Próvida dio campania al gran pompeo
piadosas, si molestas, calenturas;
la salud le abundó de desventuras
y le usurpó a sus glorias el trofeo.
¿Quién podrá disculpar nuestro deseo
si en el cerco del sol camina a oscuras?
sobráranle en campania sepulturas;
fáltanle de su muerte en el rodeo.
Si mario la alma espléndida exhalara,
opima con los triunfos de la guerra,
lagos, destierro y cárcel ignorara.
Mucha tiniebla y grande noche cierra
cuanto destina el hombre, y todo para
en pretendida muerte y poca tierra.



Clemente Althaus

L... a E...

-- de Clemente Althaus --

No siempre triste al contemplarme y serio
en los verdores de mi edad florida,
intentes, bella joven, de mi vida
penetrar el tristísimo misterio.

De horrendos males cuyo antiguo imperio
padece un alma que jamás olvida
sólo me ha de librar la apetecida
profunda eterna paz del cementerio.

Sí, soy bien desgraciado; más no quieras
tan extraños pesares roedores
y desventuras conocer tan fieras:

es bien que para siempre las ignores,
ni de ellas consolarme tú pudieras,
que consuelo no admiten mis dolores.



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