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-- de Félix María Samaniego --
Una soltera muy escrupulosa
casarse rehusaba,
y decía a su madre que pensaba
que hacer la mala cosa
aun después de casada era pecado.
Un bigardón del caso fue informado,
y, habiéndose en la casa introducido
y hallándose querido,
pidió a la niña luego en casamiento.
Ella el consentimiento
dio con la condición de que tres veces
en la primera noche se lo haría
por ponerla corriente, y seguiría
luego una sola vez todos los meses.
Hízose al fin la boda
y, de la noche ya llegado el plazo,
la muchacha tres veces, brazo a brazo,
sufrió, sin menearse, la acción toda.
Concluyó el fuerte mozo su trabajo
y durmióse cansado; ella, impaciente,
andaba impertinente
volviéndose de arriba para abajo,
hasta que él acabó por despertarse
y huraño dijo: -¡ Hay tal cosquillería,
que por dos veces ya me has despertado!
Y ella exclamó, acabando de arrimarse:
-¿Me quieres dar un mes adelantado?
Poema "La paga adelantada" de Félix María Samaniego
-- de Rosalía de Castro --
De repente los ecos divinos
Que en el templo se apagaron,
Desde lejos de nuevo llamáronle
Con el poderoso encanto
Que del fondo del sepulcro
Hizo levantar a Lázaro.
Agitóse al oirlos su alma
Y volvió de su sueño letárgico
A la vida, como vuelve
A su patria el desterrado
Que ve al fin los lugares queridos,
Mas no a los seres amados.
Alma que has despertado
Vuelve a quedar dormida;
No es que aparece el alba,
Es que ya muere el día
Y te envía en su rayo postrero
La postrimera caricia.
Poema "De repente los ecos divinos" de Rosalía de Castro
-- de Ramón López Velarde --
Soñé que comulgaba, que brumas espectrales
envolvían mi pueblo, y que Nuestra Señora
me miraba llorar y anegar su Santuario.
Tanto lloré, que al fin mi llanto rodó afuera
e hizo crecer las calles como en un temporal;
y los niños echaban sus barcos papeleros,
y mis paisanas, con la falda hasta el huesito,
según se dice en la moda de la provincia,
cruzaban por mi llanto con vuelos insensibles,
y yo era ante la Virgen, cabizbaja y benévola,
el lago de las lágrimas y el río de respeto...
Casi no he despertado de aquella maravilla
que enlazará mis Ultimos óleos con mi Bautismo;
un día quise ser feliz por el candor,
otro día, buscando mariposas de sangre,
mas revestido yo con la capa de polvo
de la santa experiencia, sé que mi corazón
hinchado de celestes y rojas utopías,
guarda aun su inocencia, su venero de luz;
¡el lago de lágrimas y el río del respeto!
Poema "El sueño de la inocencia" de Ramón López Velarde