Buscar Poemas con Derribado


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Se han encontrado 8 poemas con la palabra derribado

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Alberti

elegía del niño marinero

-- de Alberti --

Marinerito delgado,
luis gonzaga de la mar,
¡qué fresco era tu pescado,
acabado de pescar!

te fuiste, marinerito,
en una noche lunada,
¡tan alegre, tan bonito,
cantando, a la mar salada!

¡qué humilde estaba la mar!
¡él cómo la gobernaba!
tan dulce era su cantar,
que le aire se enajenaba.

Cinco delfines remeros
su barca le cortejaban.
Dos ángeles marineros,
invisibles, la guiaban.

Tendió las redes, ¡qué pena!,
por sobre la mar helada.
Y pescó la luna llena,
sola en su red plateada.

¡Qué negra quedó la mar!
¡la noche qué desolada!
derribado su cantar,
la barca fue derribada.

Flotadora va en el viento
la sonrisa amortajada
de su rostro. ¡Qué lamento
el de la noche cerrada!

¡ay mi niño marinero,
tan morenito y galán,
tan guapo y tan pinturero,
más puro y bueno que el pan!

¿qué harás pescador de oro,
allá en los valles salados
del mar? ¿hallaste el tesoro
secreto de los pescados?

deja, niño, el salinar
del fondo, y súbeme al cielo
de los peces y, en tu anzuelo,
mi hortelanita del mar.

Poema elegía del niño marinero de Alberti con fondo de libro

Jorge Luis Borges

parís, 1856

-- de Jorge Luis Borges --

La larga postración lo ha acostumbrado
a anticipar la muerte. Le daría
miedo salir al clamoroso día
y andar entre los hombres. Derribado,
enrique heine piensa en aquel río,
el tiempo, que lo aleja lentamente
de esa larga penumbra y del doliente
destino de ser hombre y ser judío.
Piensa en las delicadas melodías
cuyo instrumento fue, pero bien sabe
que el trino no es del árbol ni del ave
sino del tiempo y de sus vagos días.
No han de salvarte, no, tus ruiseñores,
tus noches de oro y tus cantadas flores.

Poema parís, 1856 de Jorge Luis Borges con fondo de libro

Duque de Ribas

El álamo derribado

-- de Duque de Ribas --

Gallardo alzaba la pomposa frente,
yedras y antiguas parras tremolando,
el álamo de Alcides, despreciando
la parada nube, y trueno y rayo ardiente;

cuando de la alta sierra de repente
desprendido huracán bajó silbando,
que el ancho tronco por el pie tronchando,
lo arrebató en su rápida corriente.

Ejemplo sea del mortal que en vano
se alza orgulloso hasta tocar la luna,
y se juzga seguro en su altiveza:

Cuando esté más soberbio y más ufano,
vendrá un contrario soplo de fortuna
y adiós oro, poder, favor, fortuna.

Poema El álamo derribado de Duque de Ribas con fondo de libro

Pablo Neruda

la infinita

-- de Pablo Neruda --

La infinita
ves estas manos? han medido
la tierra, han separado
los minerales y los cereales,
han hecho la paz y la guerra,
han derribado las distancias
de todos los mares y ríos,
y sin embargo
cuanto te recorren
a ti, pequeña,
grano de trigo, alondra,
no alcanzan a abarcarte,
se cansan alcanzando
las palomas gemelas
que reposan o vuelan en tu pecho,
recorren las distancias de tus piernas,
se enrollan en la luz de tu cintura.
Para mí eres tesoro más cargado
de inmensidad que el mar y su racimos
y eres blanca y azul y extensa como
la tierra en la vendimia.
En ese territorio,
de tus pies a tu frente,
andando, andando, andando,
me pasaré la vida.



Juan de Arguijo

A la muerte de Cicerón

-- de Juan de Arguijo --

Deten un poco la cobarde espada,
Cruel Pompilio, ingrato, y considera
La injusta empresa que á tu brazo espera,
Y largos siglos ha de ser llorada.

¿Posible es que se ve tu mano armada
Contra el gran Tulio, á quien librar debiera
En igual recompensa de la fiera
Muerte, á tu ingratitud recomendada?

¡Oh, cuán poco aprovecha la memoria
Del recibido bien, que al obstinado
Ninguna cosa de su error le muda!

Desciende el golpe sobre la alta gloria
De la latina lengua; derribado
Deja el valor, y la elocuencia muda.



Juan de Tassis y Peralta

epitafio al mismo d. rodrigo calderón (atribuido)

-- de Juan de Tassis y Peralta --

Huésped, sustenta esta losa
quien nos gobernó el vivir
y nos enseñó a morir,
estrella tan imperiosa;
y la muerte, temerosa,
con haberle preparado
la fortuna y derribado
con tan grande valor, le vio,
que nunca se le atrevió
hasta que le tuvo atado



Fernando de Herrera

Quién debe, sino yo, acabar el llanto

-- de Fernando de Herrera --

¿Quién debe, sino yo, acabar el llanto;
que de mis esperanzas derribado,
me veo en tal miseria y apartado
de aquella luz que ausente alabo y canto?

Mi alma no soporta pesar tanto,
y el nudo que la estrecha desatado,
ligera ira con vuelo acelerado,
sin descansar siguiendo su ardor santo.

Si esta indigna corteza la retarda,
y lenta engaña el gozo de su gloria,
corta, Amor, corta presto el flaco aliento;

que sólo el bien que en mi dolor me guarda,
por la vida que pierdo tal victoria
dará, que en precio exceda a mi tormento.



Francisco de Quevedo

las tres musas últimas castellanas 41

-- de Francisco de Quevedo --

Dejadme resollar desconfianzas,
que es de manera vuestro desconsuelo,
que tiene derribado por el suelo
el fundamento de mis esperanzas.
Ni fe tan pura no hay quien os la ofrezca,
como yo con esta lama vuestra ofrezco,
y nadie agradeció, como agradezco
pena, que tanto ofenda, y entristezca.
Y aunque en valor estemos desiguales
a tener compasión de mis dolores,
bien os pueden mover extremos tales.
Pues cuantos piden que les deis favores,
en bien amaros, no me son iguales,
ni os han sufrido tantos disfavores.



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