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Se han encontrado 13 poemas con la palabra colegio

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César Vallejo

Trilce: LXXIV

-- de César Vallejo --

Hubo un día tan rico el año pasado... !
Que ya ni sé qué hacer con él.

Severas madres guías al colegio,
asedian las reflexiones, y nosotros enflechamos
la cara apenas. Para ya tarde saber
que en aquello gozna la travesura
y se rompe la sien.
Qué día el del año pasado,
que ya ni sé qué hacer con él,
rota la sien y todo.

Por esto nos separarán,
por eso y para ya no hagamos mal.
Y las reflexiones técnicas aún dicen
¿no las vas a oír?
que dentro de dos gráfilas oscuras y aparte,
por haber sido niños y también
por habernos juntado mucho en la vida,
reclusos para siempre nos irán a encerrar.

Para que te compongas.

Poema Trilce: LXXIV de César Vallejo con fondo de libro

César Vallejo

deshora

-- de César Vallejo --

Deshora
pureza amada, que mis ojos nunca
llegaron a gozar. Pureza absurda!
yo sé que estabas en la carne un día,
cuando yo hilaba aún mi embrión de vida.
Pureza en falda neutra de colegio;
y leche azul dentro del trigo tierno
a la tarde de lluvia, cuando el alma
ha roto su puñal en retirada,
cuando ha cuajado en no sé qué probeta
sin contenido una insolente piedra.
Cuando hay gente contenta; y cuando lloran
párpados ciegos en purpúreas bordas.
Oh, pureza que nunca ni un recado
me dejaste, al partir del triste barro
ni una migaja de tu voz; ni un nervio
de tu convite heroico de luceros.
Alejáos de mi, buenas maldades,
dulces bocas picantes...
Yo la recuerdo al veros oh, mujeres!
pues de la vida en la perenne tarde,
nació muy poco pero mucho muere!

Poema deshora de César Vallejo con fondo de libro

César Vallejo

hubo un día tan rico el año pasado...!

-- de César Vallejo --

lxxiv
hubo un día tan rico el año pasado...!
Que ya ni sé qué hacer con él.
Severas madres guías al colegio,
asedian las reflexiones, y nosotros enflechamos
la cara apenas. Para ya tarde saber
que en aquello gozna la travesura
y se rompe la sien.
Qué día el del año pasado,
que ya ni sé qué hacer con él,
rota la sien y todo.
Por esto nos separarán,
por eso y para ya no hagamos mal.
Y las reflexiones técnicas aún dicen
¿no las vas a oír?
que dentro de dos gráfilas oscuras y aparte,
por haber sido niños y también
por habernos juntado mucho en la vida,
reclusos para siempre nos irán a encerrar.
Para que te compongas.

Poema hubo un día tan rico el año pasado...! de César Vallejo con fondo de libro

Emilio Bobadilla

Bélgica

-- de Emilio Bobadilla --

¿Qué pueblo no lucha por sus libertades,
por su independencia contra el extranjero?
¿Qué pueblo no tiene sus heroicidades
y cuál no presume de indómito y fiero?

¿Quién de ser amado o de amar se jacta?
¿No es rutina orgánica la función de amores?
¡La luz en el lago viva se refracta
y no hay primavera sin aves ni flores!

Del valor ¿qué pueblo tiene el privilegio?
¡Y entre las naciones de valor hay pujas
—cosas de chiquillos, cosas de colegio!—

¡Te admiro en aquello que a otros sobrepujas:
en tu dulce Menling, en tu Rubens regio,
en tus carillones, en tu triste Brujas!



Oliverio Girondo

pedestre

-- de Oliverio Girondo --

En el fondo de la calle, un edificio público aspira el mal olorde la ciudad.
Las sombras se quiebran el espinazo en los umbrales, se acuestan parafornicar en la vereda.
Con un brazo prendido a la pared, un farol apagado tiene lavisión convexa de la gente que pasa en automóvil.
Las miradas de los transeúntes ensucian las cosas que se exhibenen los escaparates, adelgazan las piernas que cuelgan bajo las capotasde las victorias.
Junto al cordón de la vereda un quiosco acaba de tragarse unamujer.
Pasa: una inglesa idéntica a un farol. Un tranvía que esun colegio sobre ruedas. Un perro fracasado, con ojos de prostituta quenos da vergüenza mirarlo y dejarlo pasar (1).
De repente: el vigilante de la esquina detiene de un golpe de batutatodos los estremecimientos de la ciudad, para que se oiga en un solosusurro, el susurro de todos los senos al rozarse.



Pablo Neruda

es paz la paz de la paloma

-- de Pablo Neruda --

Es paz la paz de la paloma?
el leopardo hace la guerra?
por qué enseña el profesor
la geografía de la muerte?
qué pasa con las golondrinas
que llegan tarde al colegio?
es verdad que reparten cartas
transparentes, por todo el cielo?



Gerardo Diego

palabras proféticas poemas adrede (1941 1943)

-- de Gerardo Diego --

Homenaje a san juan de la cruz
arrastrar largamente la cola del desmayo
sin miedo a una posible rebelión de fragancia
dejarse florecer durante el mes de mayo
de alelíes las manos los ojos de distancia
perdonar a la lluvia su vocación profunda
su amor de las estatuas su modelado egregio
perdonarla aunque luego sepamos que se inunda
de torsos mutilados el jardín del colegio
olvidar los perfumes que lloran los colores
merecer los escorzos que renuevan el aire
dimitir abdicar coronas y esplendores
corbatas fabulosas perdidas al desgaire
porque querido amigo ya todo se compensa
mis deudas tus jazmines trastornos siderales
el muerto que se estira el caracol que piensa
y el ala de la tórtola prolongando hospitales



Salvador Novo

el amigo ido

-- de Salvador Novo --

Me escribe napoleón:
el colegio es muy grande,
nos levantamos muy temprano,
hablamos únicamente en inglés,
te mando un retrato del edificio...

Ya no robaremos juntos dulces
de las alacenas, ni escaparemos
hacia el río para ahogarnos a medias
y pescar sandías sangrientas.

Ya voy a presentar sexto año;
después, según las probabilidades,
aprenderé todo lo que se deba,
seré médico,
tendré ambiciones, barba, pantalón largo...

Pero si tengo un hijo
haré que nadie nunca le enseñe nada.
Quiero que sea tan perezoso y feliz
como a mí no me dejaron mis padres
ni a mis padres mis abuelos
ni a mis abuelos dios.



Marilina Rébora

primer grado

-- de Marilina Rébora --

Primer grado
colegio del estado. Primer grado inferior.
Niñitas y varones con delantales blancos.
Las niñas con su moño, en mariposa o flor.
Los niños, ya se sabe, desbordando los bancos.
La señorita elisa, al frente de la clase,
con su dulce mirada, redondas las mejillas:
el que se porte mal, solía decir, que pase.
Y era la penitencia, sentarlo en sus rodillas.
Entre vivos recuerdos, evoco un compañero
mayor y pelirrojo, que me enseñaba el puño
al salir a la calle, con gesto de camorra;
y que, al verme en la plaza, se acercaba ligero,
me tomaba la mano con loco refunfuño,
lanzando alegremente a los aires la gorra.



José Joaquín de Mora

Álzase Marco Tulio de su asiento

-- de José Joaquín de Mora --

Álzase Marco Tulio de su asiento
con grave pompa y majestad divina;
tiembla de espanto y rabia Catilina,
inmóvil el Senado escucha atento.

Brota el raudal sonoro y al momento
sálvase Roma de fatal ruina,
el pueblo al Cónsul la cerviz inclina,
y padre clama en jubiloso acento.

Ahora si me preguntas en qué autores
adquirió Cicerón el privilegio
de arrancar tan magníficos honores,

yo ye responderé, que ese hombre egregio,
modelo de abogados y oradores,
ni estudió a Vinio, ni pisó el colegio.



Blanca Andreu

vendrá sin las estrellas lácteas

-- de Blanca Andreu --

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
C. Pavese
vendrá sin las estrellas lácteas
y sin tiranosaurios de luz,
maroma umbilical para niños marítimos
que se ahorcaron con algas y cabellos oceánicos
huyendo en hipocampos de sueño de aquel parto, en la columna vertical mayor,
entre jarcias y vértebras.
Pues somos una saga.
Oleaje escarlata en delito, y cimas de cianuro,
y golpes de cerezo.
Pues somos, en mi cuerpo, una saga con luna abdicante,
que recuerda colegios, mapas del mundo en otoño,
complicadísimas hidrólisis,
pero nunca marfil y mediodía.
Colegio: niña que bebía los pomelos
directamente en labios de la noche,
que juraba acostarse con el miedo en la cama de nadie,
que juraba que el miedo
la había violado hasta doscientos hijos.
Amor, la niña rusa
que comulgaba reno asado
y bebía liquen.
Amor, la niña rusa que leía tom wolfe.



Clemente Zenea

Por la tarde

-- de Clemente Zenea --

Solitario y abatido,
abandonado y enfermo,
tengo una lágrima triste
para bañar tu recuerdo.

A través de los cristales
morir la tarde contemplo,
y al cantar la golondrina
pensando en ti me consuelo.

Miro al pie de los nogales
encima del alto cerro,
el pastor que a breves pasos
va meditando y sonriendo.

Oigo el canto melodioso
de las damas del colegio,
y los acordes del piano
que se esparcen por el viento;

mientras un poco más distante
junto a la puerta del templo,
indiferente transita
el tranquilo pasajero.

Fijo a mi redor la vista,
todo lo estudio y observo,
pero nada en este instante
me presta entretenimiento.

Solo tu imagen hermosa
se aparece con misterio,
y en mi corazón revive
un amor que está en silencio:

Un amor a quien sostienen
después de muy largo tiempo,
entre las penas más tristes
los más deliciosos sueños.



Ramón López Velarde

El ancla

-- de Ramón López Velarde --

Antes de echar el ancla en el tesoro
del amor postrimero, yo quisiera
correr el mundo en fiebre de carrera,
con juventud, y una pepita de oro
en los rincones de me faltriquera.

Abrazar a una culebra del Nilo
que de Cleopatra se envuelva en la clámide,
y oír el soliloquio intranquilo
de la Virgen María en la Pirámide.

Para desembarcar en mi país,
hacerme niño y trazar con mi gis,
en la pizarra del colegio anciano,
un rostro de perfil guadalupano.

Besar al Indostán y a la Oceanía,
a las fieras rayadas y rodadas,
y echar el ancla a una paisana mía
de oreja breve y grandes arracadas.

Y decir al Amor: "De mis pecados,
los mas negros están enamorados;
un miserere se alza en mis cartujas
y va hacia ti con pasos de bebé.
Como el cándido islote de burbujas
navega por la taza de café.
Porque mis cinco sentidos vehementes
penetraron los cinco Continentes,
bien puedo, Amor final, poner la mano
sobre tu corazón guadalupano..."



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