Buscar Poemas con Cerúleo


  ·En el buscador de poemas puedes encontrar entre más de doce mil poemas todos aquellos que contienen las palabras de búsqueda. Los poemas forman parte de la antología poética de los 344 poetas más importantes en lengua Española de todos los tiempo. Puedes elegir entre dos tipos de búsqueda:
  ·Buscar entre todos los poemas los que contienen las palabras de la búsqueda.
  ·Buscar sólo los poemas cortos -aquellos que tienen 8 versos o menos- que coinciden con el criterio de búsqueda.

Se han encontrado 6 poemas con la palabra cerúleo

Si lo prefieres puedes ver sólo los poemas cortos, aquellos que tienen ocho versos o menos aquí

Lope de Vega

La primera vez que vio la mar

-- de Lope de Vega --

¡Válate Dios, el charco, el que provocas
con verte a helar el alma de las venas,
Adán de tirubones y ballenas,
almejas viles y estupendas focas!

Cerúleo sorbedor por tantas bocas
de más naves que vio tu centro arenas;
teatro en quien oyó trágicas scenas,
sentada la Fortuna entre estas rocas.

Tú, que enseñaste al Draque, a Magallanes
lo más estrecho de tu campo oblico,
a pesar de sirenas y caimanes,

en España nací con solo el pico,
cansado estoy de trajinar desvanes,
dime, ¿por dónde van a Puerto Rico?

Poema La primera vez que vio la mar de Lope de Vega con fondo de libro

Manuel José Othón

el rio

-- de Manuel José Othón --

Triscad, oh linfas, con la grácil onda,
gorgoritas, alzad vuestras canciones.
Y vosotros, parleros borbollones,
dialogad con el viento y con la fronda.

Chorro garrulador, sobre la honda
cóncava quiebra, rómpete en jirones
y estrella contra riscos y peñones
tus diamantes y perlas de golconda.

Soy vuestro padre el río. Mis cabellos
son de la luna pálidos destellos,
cristal mis ojos del cerúleo manto.

Es de musgo mi barba trasparente,
ópalos desleídos son mi frente
y risa de las náyades mi canto.

Poema el rio de Manuel José Othón con fondo de libro

Juan Abel Echeverría

El avión

-- de Juan Abel Echeverría --

Águila real que en el cenit admiro,
pasmo del genio creador, invento
que en ti llevas, como alma, el pensamiento,
que al éter te lanzó con raudo giro;

lumbre de ciencias en tus alas miro,
que te hacen navegar señor del viento,
y eres bajo el cerúleo firmamento,
cruz de nácar en fondo de zafiro.

Se encumbra, al par de ti, la inteligencia,
y al corazón agita tu presencia,
con temblor de ansias y bullir de anhelos,

y en éxtasis el alma, a lo infinito
vuela de adoración su ardiente grito:
¡Gloria a Dios en la altura de los cielos!

Poema El avión de Juan Abel Echeverría con fondo de libro

Nicolás Fernández de Moratín

Un alto y generoso pensamiento

-- de Nicolás Fernández de Moratín --

Un alto y generoso pensamiento,
inspiración del cielo soberano,
me puso la áurea cítara en la mano
para cantar el dulce mal que siento.

Y fue tan grato mi sonoro acento,
que la ancha vega, el apacible llano
y el cavernoso monte carpetano
mostraron compasión de mi tormento.

Turbose el río de cerúleo manto,
oculto entre los álamos sombríos,
al ver su cisne lamentarse tanto.

Moviéronse los brutos más impíos
y los ásperos troncos a mi llanto;
y no la que causó los males míos.



Francisco Sosa Escalante

En el mar (Sosa Escalante)

-- de Francisco Sosa Escalante --

Del mar cerúleo en la extensión la nave
Veloz deslisa la cortante quilla;
Un sol de fuego en el espacio brilla
Y en el erguido mástil posa el ave.

Siente de la brisa el beso suave
El marinero audaz; con fé sencilla
Ante las obras del Señor se humilla
Y un himno entona con acento grave.

Un instante despues, fatal tormenta
El mar agita, se oscurece el cielo
Y el rayo destructor brilla y retumba.

La horrible tempestad su furia aumenta,
Y el mísero marino sin consuelo
Halla en las ondas ignorada tumba.



Ramón López Velarde

Sus ventanas

-- de Ramón López Velarde --

Sus ventanas floridas
que miran al Oriente,
llevan buena amistad con las auroras
que, como primicias fúlgidas, esmaltan
el campo de victorias de su frente.

Aquella madrugada
apareció el Amor tras de su reja
y la dejó lavada
con el cristal cerúleo de su pozo...
¡Y todavía, adentro
de mi alma, hay un gozo
fluido, de mujer madrugadora
que riega su ventana y la decora!

Ventanas que rondé
en la alborada de mis mocedades;
rejas con caracoles
en que Ella gusta de escuchar el sordo
fragor de las marinas tempestades;
rejas depositarias
de aquellos soliloquios de noctívago
y de mi donjuanismo adolescente;
que yo os mire de nuevo
¡oh ventanas, abiertas al Oriente!



© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba