Buscar Poemas con Cercos


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Se han encontrado 10 poemas con la palabra cercos

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Fernando de Herrera

Ardía, en varios cercos recogido

-- de Fernando de Herrera --

Ardía, en varios cercos recogido,
del crispante cabello en torno, el oro,
que en bellos lazos coronado adoro,
dichoso en el dolor del mal sufrido.

Vibraba el esplendor esclarecido
y dulces rayos, del amor tesoro,
por quien en pérdida busco fiel y lloro
la gloria de mi daño consentido.

Veste negra, descuido recatado,
suave voz de angélica armonía
era, mesura y trato soberano.

Yo, que tal no esperaba, transportado,
dije, en la pura luz que me encendía:
«No encierra tal valor semblante humano».

Poema Ardía, en varios cercos recogido de Fernando de Herrera con fondo de libro

Leandro Fernández de Moratín

Sabia Polimnia

-- de Leandro Fernández de Moratín --

Sabia Polimnia en razonar sonoro
verdades dicta, disipando errores;
mide Urania los cercos superiores
de los planetas y el luciente coro.

Une en la historia el interés decoro
Clío y Euterpe canta los pastores;
mudanzas de la suerte y sus rigores
Melpómene feroz, bañada en lloro;

Calíope victorias; danzas guía
Terpsícore gentil; Erato en rosas
cubre las flechas del amor y el arco;

pinta vicios ridículos Talía
en fábulas que anima deleitosas;
y ésta le inspira al español Inarco.

Poema Sabia Polimnia de Leandro Fernández de Moratín con fondo de libro

Lope de Vega

en el sereno campo de los cielos

-- de Lope de Vega --

Despidiéndose de una dama porque amanecía
en el sereno campo de los cielos
entraba el sol, pisando las estrellas
sus caballos flamígeros, y de ellas
limpiando el manto de color de celos.
Ya cuando vive en últimos desvelos
pasaba de su sueño a sus querellas,
sale la abeja entre las flores bellas,
las aves por el aire esparcen vuelos.
Vase en el mundo dilatando el día
en cercos de oro y arreboles rojos,
y en las hojas las perlas del rocío.
Mas cuando tan hermoso el sol salía,
anocheció para mis tristes ojos,
porque como él salió, se puso el mío.

Poema en el sereno campo de los cielos de Lope de Vega con fondo de libro

Jorge Manrique

coplas por la muerte de su padre 32

-- de Jorge Manrique --

Y sus villas y sus tierras
ocupadas de tiranos
las halló;
mas por cercos y por guerras
y por fuerza de sus manos
las cobró.
Pues nuestro rey natural,
si de las obras que obró
fue servido,
dígalo el de portugal
y en castilla quien siguió
su partido.



Arturo Borja

Aria galante

-- de Arturo Borja --

Para ti mi pensamiento,
para ti mi corazón;
para ti, flor de tormento,
mi pasión.

Y que dos cercos violados
que a tus ojos hechizados
aureolan de suplicios,
viertan en mí, alucinados
maleficios.

Porcelana de ilusiones
tu palidez...
Me da claustrales visiones
tu languidez...
Y tu labio purpurado
que has mojado
en sangre de corazones,
es una flor de pecado
de un jardín de tentaciones.

¡Princesa de mis quimeras,
que tus moradas ojeras,
que tu inviolada blancura
y la llama de tu boca,
sean blasón de mi loca
desventura!

Y recuérdalo, Princesa,
que mi amor te canta y reza:
para ti mi pensamiento,
para ti mi corazón;
para ti, flor de tormento,
mi pasión.



José María Hinojosa

nuestro amor en el arco iris

-- de José María Hinojosa --

Nuestros cabellos flotan en la curva del aire
y en la curva del agua flota un barco pirata
que lleva en su cubierta entre cercos de brea
tus miradas de ámbar y el ámbar de tus manos.
Nuestros cabellos flotan en aire enrojecido
mientras su cuerpo pende hecha color su carne
de los siete colores tendidos en un arco
sobre el cielo de hule herido por sus ojos.
¿Por qué siempre rehúyes el encerrar tu carne
en mi carne cuajada de flores y de heridas
abiertas con puñales en madrugadas blancas
llegadas del desierto entre nubes de polvo?
nuestros cabellos flotan en la curva del aire
envueltos entre ráfagas de crímenes violentos
y manos inocentes quieren lavar la sangre
derramada en la tierra por el primer amor.



Gustavo Adolfo Bécquer

rima ii

-- de Gustavo Adolfo Bécquer --

Saeta que voladora
cruza, arrojada al azar,
sin adivinarse dónde
temblando se clavará;
hoja del árbol seca
arrebata el vendaval,
sin que nadie acierte el surco
donde a caer volverá;
gigante ola que el viento
riza y empuja en el mar,
y rueda y pasa, y no sabe
qué playa buscando va;
luz que en los cercos temblorosos
brilla, próxima a expirar,
ignorándose cuál de ellos
el último brillará;
eso soy yo, que al acaso
cruzo el mundo, sin pensar
de dónde vengo, ni adónde
mis pasos me llevarán.



Fernando de Herrera

La púrpura en la nieve desteñida

-- de Fernando de Herrera --

La púrpura en la nieve desteñida,
el dulce ardor con tibia luz perdía,
y en los cercos y oro parecía
Venus desfallecer con voz vencida.

La enemiga cruel de humana vida
su niebla alegremente esclarecía,
y mi alma el fin último traía
en vuestros graves ojos escondida.

Mas aspirando amor suave y tierno
en el hielo y las rosas, la victoria
porfió y consiguió en dichosa suerte.

Centelló en vuestra faz su fuego eterno,
y a la belleza ufano dio la gloria
que en vida volvió leda la impía muerte.



Fernando de Herrera

Quién osa desnudar la bella frente

-- de Fernando de Herrera --

¿Quién osa desnudar la bella frente
del puro resplandor y luz del cielo?
¿Quién niega el ornamento y gloria al suelo
de las crespas lazadas de oro ardiente?

El impío Febo este dolor consiente
con sacrílega envidia y mortal celo,
después que ve cubrir de oscuro velo
las llamas de sus hebras reluciente.

Con dura mano lleva los despojos
y quiere mejorar cuanto perdía,
y altivo, de sus trenzas se corona,

porque ya vean los mortales ojos
siempre con viva luz un claro día
en sus sagrados cercos y corona.



Fernando de Herrera

Serena Luz, presente, en quien espira

-- de Fernando de Herrera --

Serena Luz, presente, en quien espira
divino amor, que enciende y junto enfrena
pecho gentil, que en la mortal cadena
al alto olimpo glorioso aspira;

ricos cercos y oro, do se mira
tesoro celestial de eterna vena;
armonía de angélica sirena,
que entre las perlas y el coral respira.

¿Cuál nueva maravilla, cuál ejemplo
de la inmortal grandeza nos descubre
la sombra del hermoso y puro velo?

Que yo en esa belleza que contemplo,
aunque a mi flaca vista ofende y cubre,
la inmensa busco y voy siguiendo al cielo.



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