Buscar Poemas con Caminas


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Se han encontrado 8 poemas con la palabra caminas

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Jorge Luis Borges

a un viejo poeta

-- de Jorge Luis Borges --

Caminas por el campo de castilla
y casi no lo ves. Un intrincado
versículo de juan es tu cuidado
y apenas reparaste en la amarilla
puesta del sol. La vaga luz delira
y en el confín del este se dilata
esa luna de escarnio y de escarlata
que es acaso el espejo de la ira.
Alzas los ojos y la miras. Una
memoria de algo que fue tuyo empieza
y se apaga. La pálida cabeza
bajas y sigues caminando triste,
sin recordar el verso que escribiste:
y su epitafio la sangrienta luna.

Poema a un viejo poeta de Jorge Luis Borges con fondo de libro

Rafael Obligado

laetitia

-- de Rafael Obligado --

Con tu sonrisa embelleces
y haces tus quince lucir;
te lo habrán dicho mil veces:
blanco pimpollo pareces
que comienza a entreabrir.

Sobre tu seno palpitan
no sé qué lumbres dudosas;
cuando tus formas se agitan,
a respirarlas incitan
como un manojo de rosas.

En tu infantil hermosura,
llena de vivos sonrojos,
hay tal hechizo y frescura,
que hasta la luz es más pura
en el cristal de tus ojos.

Cuando caminas, tu traje
hace susurro de espumas;
y, por rendirte homenaje,
de tu sombrero en las plumas
canta la brisa salvaje.

Los que te miran pasar
con esa audacia triunfante
y esa sonrisa sin par,
juran, al ver tu semblante,
que tú no sabes llorar.

Juran verdad. ¡Pues mejor!
¡fuera pesares y engaños,
y no contraiga el dolor
esos dos labios en flor
donde sonríen quince años!

Poema laetitia de Rafael Obligado con fondo de libro

Pablo Neruda

el cóndor

-- de Pablo Neruda --

Yo soy el cóndor, vuelo
sobre ti que caminas
y de pronto en un ruedo
de viento, pluma, garras,
te asalto y te levanto
en un ciclón silbante
de huracanado frío.
Y a mi torre de nieve,
a mi guarida negra
te llevo y sola vives,
y te llenas de plumas
y vuelas sobre el mundo,
inmóvil, en la altura.
Hembra cóndor, saltemos
sobre esta presa roja,
desgarremos la vida
que pasa palpitando
y levantemos juntos
nuestro vuelo salvaje.

Poema el cóndor de Pablo Neruda con fondo de libro

Pablo Neruda

soneto xxxviii cien sonetos de amor (1959) mediodía

-- de Pablo Neruda --

Tu casa suena como un tren a mediodía,
zumban las avispas, cantan las cacerolas,
la cascada enumera los hechos del rocío,
tu risa desarrolla su trino de palmera.
La luz azul del muro conversa con la piedra,
llega como un pastor silbando un telegrama
y entre las dos higueras de voz verde
homero sube con zapatos sigilosos.
Sólo aquí la ciudad no tiene voz ni llanto,
ni sin fin, ni sonatas, ni labios, ni bocina
sino un discurso de cascada y de leones,
y tú que subes, cantas, corres, caminas, bajas,
plantas, coses, cocinas, clavas, escribes, vuelves,
o te has ido y se sabe que comenzó el invierno.



Antonio Machado

Y podrás conocerte recordando

-- de Antonio Machado --

Y podrás conocerte recordando
del pasado soñar los turbios lienzos,
en este día triste en que caminas
con los ojos abiertos.
De toda la memoria, sólo vale
el don preclaro de evocar los sueños.



Miguel Unamuno

Soledad (RSL)

-- de Miguel Unamuno --

Pobre alma triste que caminas sola
perdida del desierto en las arenas,
llevando á cuestas solitarias penas
oscuras, que no brillan con la aureola

del martirio! El simún ola tras ola
de la vida te rompe las cadenas
y la soez cuadrilla de las hienas
la que fué tu mansión al fin viola.



Ricardo Güiraldes

Siete verdades y una belleza

-- de Ricardo Güiraldes --

Es un camino. Debe ser en Grecia vieja.

Para un lado, va el valle enriqueciendo su flora, para el otro, la tierra, árida, se enferma. Son el lado del campo; el lado del pueblo.

Algo: dos sombras, dos almas, corren en dirección opuesta.

Con pequeño esfuerzo vese mejor.

El que viene del campo, es un viejo; va despacio y parece llevar una carga. El que sale al campo es joven, va rápidamente y algo parece aletear entre sus brazos.

Al encontrarse el muchacho, impaciente, habla primero:

-¿Qué llevas, viejo, que tanto te encorva?

-Siete verdades llevo, que he arrancado a mi alma para dar al mundo.

Y a su vez pregunta:

-Y tú ¿qué llevas que caminas tan alado?

-Una belleza llevo, que he arrancado al mundo, para dar a mi alma.

Ambos siguen sus caminos diferentes; el viejo, los ojos bajos, el paso lento; el muchacho, la frente alta, el correr ligero. Uno pensando, el otro sintiendo.

Más el viejo, cansado, descarga sus verdades, y un momento se vuelve para mirar al muchacho, cuya mancha vivaz va empequeñeciéndose hacia el horizonte.

Buenos Aires, 1918.



Roberto Juarroz

nocturnamente único

-- de Roberto Juarroz --

Nocturnamente único,
el corazón, sin cuello, en la cabeza,
caminas por el mundo con un traje sonoro,
sabor vestido de aguas vivas,
machacando la luna sepia de los muertos.
Andanza que es estar,
sin girasol ni tumbas por los astros,
un pie raíz y otro pie nube,
los ojos corazón palabra cosa,
las manos animales
en su selva de manos.
Y entre cuervos, lisiados e instrumentos,
tu puño en la montaña de ser uno,
despierto aunque te duermas,
aclaración de la palabra hombre
en el lugar humano de la duda de todo.
Al verte, sí, me acuerdo.
No importa de qué, de quién: me acuerdo.
La piel es un viento sólido
que comunica por adentro y afuera
con la piel.



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