Buscar Poemas con Atrio


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Se han encontrado 5 poemas con la palabra atrio

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Antonio Machado

¡Oh figuras del atrio más humildes

-- de Antonio Machado --

¡Oh figuras del atrio, más humildes
cada día y lejanas:
mendigos harapientos
sobre marmóreas gradas;
miserables ungidos
de eternidades santas,
manos que surgen de los mantos viejos
y de las rotas capas!
¿Pasó por vuestro lado
una ilusión velada,
de la mañana luminosa y fría
en las horas más plácidas?...
Sobre la negra túnica, su mano
era una rosa blanca...

Poema ¡Oh figuras del atrio más humildes de Antonio Machado con fondo de libro

Oliverio Girondo

sevillano

-- de Oliverio Girondo --

En el atrio: una reunión de ciegos auténticos, hasta conplaca, una jauría de chicuelos, que ladra por una perra.
La iglesia se refrigera para que no se le derritan los ojos y losbrazos... De los exvotos.
Bajo sus mantos rígidos, las vírgenes enjuganlágrimas de rubí. Algunas tienen cabelleras de cola decaballo. Otras usan de alfiletero el corazón.
Un cencerro de llaves impregna la penumbra de un pesado olor asacristía. Al persignarse revive en una vieja un ancestralorangután.
Y mientras, frente al altar mayor, a las mujeres se les licua el sexocontemplando un crucifijo que sangra por sus sesenta y seis costillas,el cura mastica una plegaria como un pedazo de chewing gum.

Poema sevillano de Oliverio Girondo con fondo de libro

Gustavo Adolfo Bécquer

rima lxx

-- de Gustavo Adolfo Bécquer --

¡cuántas veces al pie de las musgosas
paredes que la guardan,
oí la esquila que al mediar la noche
a los maitines llama!
¡cuántas veces trazo mi silueta
la luna plateada,
junto a la del ciprés que de su huerto
se asoma por las tapias!
cuando en sombras la iglesia se envolvía,
de su ojiva calada,
¡cuántas veces temblar sobre los vidrios
vi el fulgor de la lámpara!
aunque el viento en los ángulos oscuros
de la torre silbara,
del coro entre las voces percibía
su voz vibrante y clara.
En las noches de invierno, si un medroso
por la desierta plaza
se atrevía a cruzar, al divisarme,
el paso aceleraba.
Y no faltó una vieja que en el torno
dijese a la mañana
que de algún sacristán muerto en pecado
era yo el alma.
A oscuras conocía los rincones
del atrio y la portada;
de mis pies las ortigas que allí crecen
las huellas tal vez guardan.
Los búhos, que espantados me seguían
con sus ojos de llamas,
llegaron a mirarme con el tiempo
como a un buen camarada.
A mi lado sin miedo los reptiles
se movían a rastras;
¡hasta los mudos santos de granito
creo que me saludaban!

Poema rima lxx de Gustavo Adolfo Bécquer con fondo de libro

Vicente Aleixandre

mendiga en el atrio románico (compostela)

-- de Vicente Aleixandre --

Una vieja
llama y pide:
ruega.
Nadie escucha.
Sólo el agua
suena.
Agua impura
que se escurre
ciega.
Agua muda
o agua ronca.
Besa
lo que duerme
o lo que sigue:
tierra.
Una sombra,
una pisada.
Piedra.
Piedra o siglos,
siglos lentos.
¡Ea!



Antonio Machado

Crece en la plaza en sombra

-- de Antonio Machado --

Crece en la plaza en sombra
el musgo, y en la piedra vieja y santa
de la iglesia. En el atrio hay un mendigo...
Más vieja que la iglesia tiene el alma.
Sube muy lento, en las mañanas frías,
por la marmórea grada,
hasta un rincón de piedra... Allí aparece
su mano seca entre la rota capa.
Con las órbitas huecas de sus ojos
ha visto cómo pasan
las blancas sombras en los claros días,
las blancas sombras de las horas santas.



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