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-- de Leopoldo Lugones --
Run ... Dun, run ... Dun ... Y al tremolar sonoro
Del vuelo audaz y como un dardo, intenso,
Surgió de pronto, ante una flor suspenso,
En vibrante ascua de esmeralda y oro.
Fue color... Luz... Color... A un brusco giro,
Un haz de sol lo arrebató al soslayo;
Y al desaparecer con aquel rayo,
Su ascua fugaz carbonizó en zafiro.
Poema "El picaflor" de Leopoldo Lugones
-- de Alberti --
... calzó de viento ...
GÓNGORA
Rubios, pulidos senos de Amaranta,
por una lengua de lebrel limados.
Pórticos de limones, desviados
por el canal que asciende a tu garganta.
Rojo, un puente de rizos se adelanta
e incendia tus marfiles ondulados.
Muerde, heridor, tus dientes desangrados,
y corvo, en vilo, al viento te levanta.
La soledad, dormida en la espesura,
calza su pie de céfiro y desciende
del olmo alto al mar de la llanura.
Su cuerpo en sombra, oscuro, se le enciende,
y gladiadora, como un ascua impura,
entre Amaranta y su amador se tiende.
-- de Luis Rosales --
Siento tu cuerpo entero junto al mío;
tu carne
es
como un ascua,
fresca e imprescindible
que está fluyendo hacia
mi cuerpo, por un puente
de miel lenta y silábica.
Hay un solo momento en que se junta
el cuerpo con el alma,
y se sienten recíprocos,
y viven
su trasfiguración,
y se adelantan
el uno al otro en una misma entrega,
desde su mismo origen deseada.
Siento tus labios en mis labios, siento
tu piel desnuda y ávida,
y siento,
¡al fin!
esa frescura súbita
como una llamarada
de eternidad, en que la carne deja
de serlo y se desata,
se dispersa en el vuelo,
y va cayendo
en la tierra sonámbula
de tu cuerpo que cede interminable-
mente cediendo,
hasta
que el vuelo acaba y ya la carne queda
quieta, milagreada,
y me devuelve al cuerpo,
y todo ha sido
un pasmo, un rebrillar y luego nada.
Poema "la transfiguración" de Luis Rosales
-- de Josefina Pla --
Ay, cómo abrirte este dolor de llaves,
en soledad de pulso amurallado.
Lo que ya se llevaron, cómo darte,
sueño, renunciación, ausencia, olvido.
Cómo franquear a tu claror las puertas
tras las cuales murió crucificado
cada latido virgen de tu nombre,
desposado no obstante de tu imagen.
Cómo agotar la senda de la ausencia,
el rumbo del viaje jamás hecho,
las jornadas cautivas del suspiro.
Ay, cómo en ascua recobrar ceniza,
y de la piedra absorta hacer el nardo
que se encienda a la orilla de tu sangre...
1953
-- de César Vallejo --
La noche es una copa de mal. Un silbo agudo
del guardia la atraviesa, cual vibrante alfiler.
Oye, tú, mujerzuela, ¿cómo, si ya te fuiste,
la onda aún es negra y me hace aún arder?
La Tierra tiene bordes de féretro en la sombra.
Oye, tú, mujerzuela, no vayas a volver.
A carne nada, nada
en la copa de sombra que me hace aún doler;
mi carne nada en ella,
como en un pantanoso corazón de mujer.
Ascua astral... He sentido
secos roces de arcilla
sobre mi loto diáfano caer.
Ah, mujer! Por ti existe
la carne hecha de instinto. Ah mujer!
Por eso ¡oh, negro cáliz! aun cuando ya te fuiste,
me ahogo con el polvo;
y piafan en mis carnes más ganas de beber!
Poema "La copa negra" de César Vallejo
-- de Oliverio Girondo --
Menos
menos rodante dado
deliquio sumo psíquico que mana del gozondo
sed viva
encelo ebrio
chupón
chupalma ogro de mil fauces que dragan
pero ese sí más llaga
por no decir llagón
de rojo vivo cráter y lava en ascua viva
pocón
sopoco íntegro
menos en merma
a pique
sin hábitos de corcho
hacia el estar no estando
Poema "menos" de Oliverio Girondo
-- de Gustavo Adolfo Bécquer --
Primera voz
las ondas tienen vaga armonía,
las violetas suave olor,
brumas de plata la noche fría,
luz y oro el día;
yo algo mejor:
¡yo tengo amor!
segunda voz
aura de aplausos, nube rabiosa,
ola de envidia que besa el pie.
Isla de sueños donde reposa
el alma ansiosa.
¡Dulce embriaguez
la gloria es!
tercera voz
ascua encendida es el tesoro,
sombra que huye la vanidad,
todo es mentira: la gloria, el oro.
Lo que yo adoro
sólo es verdad:
¡la libertad!
así los barqueros pasaban cantando
la eterna canción,
y al golpe del remo saltaba la espuma
y heríala el sol.
¿Te embarcas? , gritaban, y yo sonriendo
les dije al pasar:
ha tiempo lo hice, por cierto que aun tengo
la ropa en la playa tendida a secar.
Poema "rima lxxii" de Gustavo Adolfo Bécquer
-- de Salvador Díaz Mirón --
Si en tus jardines, cuando yo muera,
cuando yo muera, brota una flor;
si en un celaje ves un lucero,
ves un lucero que nadie vio;
y llega un ave que te murmura,
que te murmura con dulce voz,
abriendo el pico sobre tus labios,
lo que en tu tiempo te dije yo:
aquel celaje y el ave aquella,
y aquel lucero y aquella flor
serán mi vida que ha transformado,
que ha transformado la ley de Dios.
Serán mis fibras con otro aspecto,
ala y corola y ascua y vapor;
mis pensamientos transfigurados:
perfume y éter y arrullo y sol.
Soy un cadáver, ¿cuándo me entierran?
Soy un viajero, ¿cuándo me voy?
Soy una larva que se transforma.
¿Cuándo se cumple la ley de Dios,
y soy, entonces, mi blanca niña,
celaje y ave, lucero y flor?
Poema "Mística" de Salvador Díaz Mirón
-- de Salvador Rueda --
Venus, la de los senos adorados
que nutren de vigor savias y rosas;
la que al mirar derrama mariposas
y al sonreír florecen los collados;
la que en almas y cuerpos congelados
fecunda vierte llamas generosas,
de eros a las caricias amorosas
ostenta sus ropajes cincelados.
Ella es la fuerza viva, el soplo ardiente
de cuanto sueña y goza, piensa y siente;
de cuanto canta y ríe, vibra y ama.
En el niño es candor, eco en la risa;
en el agua canción, beso en la brisa,
ascua en corazón, flor en la rama.
Poema "sonetos I" de Salvador Rueda
-- de Salvador Rueda --
Silencio; es la cigarra, la doctora,
la que enseñó a virgilio la poesía
y dio a las viñas griegas su armonía
cual bordón inmortal de luz cantora.
Aun pasa con su lira triunfadora
ardiendo en entusiasmo y energía;
encerrado en sus élitros va el día,
escuchad su canción abrasadora.
Ser en la roja siesta enardecido,
es un ascua del sol hecha alarido
que a su propio calor fundirse quiere.
Quema al cantar su real naturaleza,
canta por el amor a la belleza,
canta a las almas, y cantando muere.
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Poema "sonetos VIII" de Salvador Rueda