Buscar Poemas con Aplauso


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Se han encontrado 25 poemas con la palabra aplauso

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Adelardo López de Ayala

Al oído

-- de Adelardo López de Ayala --

Déjame penetrar por este oído,
camino de mi bien el más derecho,
y en el rincón más hondo de tu pecho
deja que labre mi amoroso nido.

Feliz eternamente y escondido,
viviré de ocuparlo satisfecho...
¡De tantos mundos como Dios ha hecho,
este espacio no más a Dios le pido!

Yo no codicio fama dilatada,
ni el aplauso que sigue a la victoria,
ni la gloria de tantos codiciada...

Quiero cifrar mi fama en tu memoria;
quiero encontrar mi aplauso en tu mirada;
y en tus brazos de amor toda mi gloria.

Poema Al oído de Adelardo López de Ayala con fondo de libro

Alejandro Tapia y Rivera

Ángel tú... ya no

-- de Alejandro Tapia y Rivera --

Un ángel al Pindo bajó cierto día,
por él una musa de amor suspiró;
naciste, oh hermosa, de aquella armonía.
Su frente inspirada, su voz de ambrosía,
la Musa te dio.

Te dio como madre, su forma hechicera,
su paso de ninfa, su queja de amor,
sus ojos de luna y gentil cabellera;
en tanto que el ángel, de célica esfera
te dio el resplandor.

Sonó en el Olimpo cantar de alegría,
entonces doliente el cielo gimió;
aquel una virgen gozoso adquiría,
un ángel el cielo querido perdía
y el mundo aplaudió.

Y tú ante el aplauso, incauta ¡ay! olvidas
que Dios para el cielo el ángel formó.
Yo lloro ilusiones, cuán triste, perdidas
al ver ya tus alas al mundo vendidas...
¿Ángel tú?... Ya no.

Poema Ángel tú... ya no de Alejandro Tapia y Rivera con fondo de libro

Soneto satírico

-- de Alfonso Verdugo Castilla --

Si en la hebrea hermosura que desdora
la memoria de Alfonso, esclarecido
de España, el hado infausto vio vertido
el encantado cesto de Pandora.

Si al copiar la beldad que lo enamora,
Ulloa, a mis desgracias ofrecido,
vio inanimado el bulto apetecido
que con celeste ardor se informa ahora.

Ya, mejor, Prometeo, a su hermosura,
da, con fuego apolíneo, ser segundo,
en luz, robada no, sino influida

de numen tal, que a su eficacia pura
deben belleza, acierto, aplauso, vida,
Raquel la copia, Altamirano el mundo.

Poema Soneto satírico de Alfonso Verdugo Castilla con fondo de libro

Leandro Fernández de Moratín

soneto. a clori, declamando en fábula trágica

-- de Leandro Fernández de Moratín --

¿qué acecho de dolor el alma vino
a herir? ¿qué funeral adorno es éste?
¿qué hay en el orbe que a tus luces cueste
el llanto que las turba cristalino?
¿pudo esfuerzo mortal, pudo el destino
así ofender su espíritu celeste?...
¿O es todo engaño?, y quiere amor que preste
a su labio y su acción poder divino.
Quiere que exenta del pesar que inspira,
silencio imponga al vulgo clamoroso,
y dócil a su voz se angustie y llore.
Que el tierno amante que la atiende y mira,
entre el aplauso y el temor dudoso,
tan alta perfección absorto adore.



Leandro Fernández de Moratín

soneto. la despedida

-- de Leandro Fernández de Moratín --

Nací de honesta madre: diome el cielo
fácil ingenio en gracias afluente;
dirigir supo el ánimo inocente
a la virtud el paternal desvelo.
Con sabio estudio, infatigable anhelo,
pude adquirir coronas a mi frente;
la corva scena resonó en frecuente
aplauso, alzando de mi nombre el vuelo.
Dócil, veraz, de muchos ofendido,
de ninguno ofensor, las musas bellas
mi pasión fueron, el honor mi guía.
Pero si así las leyes atropellas,
si para ti los méritos han sido
culpas, a dios, ingrata patria mía.



Leandro Fernández de Moratín

La despedida

-- de Leandro Fernández de Moratín --

Nací de honesta madre: diome el Cielo
fácil ingenio en gracias, afluente:
dirigir supo el ánimo inocente
a la virtud, el paternal desvelo.

Con sabido estudio, infatigable anhelo,
pude adquirir coronas a mi frente:
la corva escena resonó en frecuente
aplauso, alzando de mi nombre el vuelo.

Dócil, veraz: de muchos ofendido,
de ninguno ofensor, las Musas bellas
mi pasión fueron, el honor mi guía.

Pero si así las leyes atropellas,
si para ti los méritos han sido
culpas; adiós, ingrata patria mía.



Lope de Vega

Que los libros sin dueño son tienda y no estudio

-- de Lope de Vega --

Fabio, notable autoridad se saca
de escribir el autor por darnos mueca,
que sacó de su propia biblioteca
la historia de Charlín y Tacamaca.

Articular humana voz la urraca
es como remojar la arteria seca,
porque es llamar al guante quiroteca
esto de biblioteca o bibliotaca.

¿Qué librería de rador hispano,
de senador iurisconsulto grave?,
¿qué fénix Escurial?, ¿qué Vaticano?

Por libros quiere Persio que le alabe,
¡oh misera ambición de aplauso humano!
que el libro es el que enseña, no el que sabe.



Lupercio Leonardo de Argensola

Dentro quiero vivir de mi fortuna

-- de Lupercio Leonardo de Argensola --

Dentro quiero vivir de mi fortuna
y huir los grandes nombres que derrama
con estatuas y títulos la Fama
por el cóncavo cerco de la luna.

Si con ellos no tengo cosa alguna
común de las que el vulgo sigue y ama,
bástame ver común la postrer cama,
del modo que lo fue la primer cuna.

Y entre estos dos umbrales de la vida,
distantes un espacio tan estrecho,
que en la entrada comienza la salida,

¿qué más aplauso quiero, o más provecho,
que ver mi fe de Filis admitida
y estar yo de la suya satisfecho?



Manuel Acuña

A Rosario

-- de Manuel Acuña --

Esta hoja arrebatada a una corona
que la fortuna colocó en mi frente
entre el aplauso fácil e indulgente
con el primer ensayo se perdona.

Esta hoja de un laurel que aún me emociona
como en aquella noche, dulcemente
por más que mi razón comprende y siente
que es un laurel que el mérito no abona.

Tú la viste nacer, y dulce y buena
te estremeciste como yo al encanto
que produjo al rodar sobre la escena.

Guárdala y de la ausencia en el quebranto
que te recuerde de mis besos, llena,
al buen amigo que te quiere tanto.



Manuel del Palacio

A Ernesto Rossi

-- de Manuel del Palacio --

Gloria y honor de la italiana escena,
Grato tu nombre para mi resuena
Cuando á tu inmensidad remonto el vuelo.

Ya del crímen arrastres la cadena,
Siempre en el alma de emociones llena
Deja tu inspiración dulce consuelo.

Do quier te sigue como yo te sigo,
Acudiendo á tu voz como yo acudo:

De dar en un aplauso y un saludo
Galardon al artista y al amigo.



Manuel del Palacio

En el aniversario de la revolución de Setiembre

-- de Manuel del Palacio --

Un año cumple que la inmunda tropa
De moderados, frailes y Borbones,
Del poder arrojada á pescozones
Pasó á la emigración con viento en popa.

Dejando de ser fábula de Europa
Reconquistó la España sus blasones,
Y entre vivas, y aplauso, y ovaciones
Bobimos del placer la dulce copa.

Hoy, pueblo, te amenazan nuevos daños
Los que cual rey te adulan á porfía,
Te envuelven en la red de sus engaños.

¡Tú, de tí mismo rey! No todavía;
¡Has llevado la albarda muchos años,
Para vestir la púrpura en un dia!



César Vallejo

primavera tuberosa

-- de César Vallejo --

Esta vez, arrastrando briosa sus pobrezas
al sesgo de mi pompa delantera,
coteja su coturno con mi traspié sin taco,
la primavera exacta de picotón de buitre.
La perdí en cuanto tela de mis despilfarros,
juguéla en cuanto pomo de mi aplauso;
el termómetro puesto, puesto el fin, puesto el gusano,
contusa mi doblez del otro tia,
aguardéla al arrullo de un grillo fugitivo
y despedía uñoso, somático, sufrido.
Veces latentes de astro,
ocasiones de ser gallina negra,
entabló la bandida primavera
con mi chusma de aprietos,
con mis apocamientos en camisa,
mi derecho soviético y mi gorra.
Veces las del bocado lauríneo,
con símbolos, tabaco, mundo y carne,
deglusión translaticia bajo palio,
al són de los testículos cantores;
talentoso torrente el de mi suave suavidad,
rebatible a pedradas, ganable con tan sólo suspirar...
Flora de estilo, plena,
citada en fangos de honor por rosas auditivas...
Respingo, coz, patada sencilla,
triquiñuela adorada... Cantan... Sudan...



César Vallejo

El palco estrecho

-- de César Vallejo --

Más acá, más acá. Yo estoy muy bien.
Llueve; y hace una cruel limitación.
Avanza, avanza el pie.

Hasta qué hora no suben las cortinas
esas manos que fingen un zarzal?
Ves? Los otros, qué cómodos, qué efigies.
Más acá, más acá!

Llueve. Y hoy pasará otra nave
cargada de crespón;
será como un pezón negro y deforme
arrancado a la esfíngica Ilusión.

Más acá, más acá. Tú estás al borde
y la nave arrastrarte puede al mar.
Ah, cortinas inmóviles, simbólicas...
Mi aplauso es un festín de rosas negras:
cederte mi lugar!
Y en el fragor de mi renuncia,
un hilo de infinito sangrará.

Yo no debo estar tan bien;
avanza, avanza el pie!



Diego de Torres Villarroel

a la memoria de d. juan domingo de haro y guzmán

-- de Diego de Torres Villarroel --

La tierra, el polvo, el humo, en fin, la nada,
al héroe más insigne y portentoso,
es el único triunfo, el más glorioso,
que robar has logrado, muerte airada.
La vida de su fama celebrada,
fe, virtud y valor y celo ansioso,
exentos de tu brazo pavoroso,
en lo eterno aseguran su morada.
Al honor, al aplauso, al ardimiento,
a la piedad, al culto y a la gloria
tocar no pudo tu furor violento.
Pues si de tantas vidas la memoria
eterna vive en este monumento,
¿en qué fundas, oh parca, tu victoria?



José María Gabriel y Galán

A un sabio

-- de José María Gabriel y Galán --

Tú de la ciencia a la región te alzaste
y sus hondos arcanos descubriste:
te contemplaste grande y te engreíste;
viste más grande a Dios... ¡Y lo negaste!

Dios las alas te dio con que volaste
y otro Dios, cual Luzbel, tú le creíste...
Para ser de Luzbel ¡cuánto ganaste!
Mas para ser de Dios ¡cuánto perdiste!

Dime ioh sabio! que buscas con desvelo
la necia palma de la humana gloria
en la mísera vida de este suelo:

¿Cuál será de las dos mayor victoria,
Conquistar un aplauso de la Historia
O conquistar la eternidad del Cielo?



Juan de Arguijo

Troya

-- de Juan de Arguijo --

El que soberbio á no temer se atreve
La fuerza oculta del violento hado,
Y en alegre fortuna confiado,
De lo dioses creyó el aplauso leve,

Ejemplo tome de mi gloria breve,
En cuyo fin dejó el egipcio armado
El turbio Nilo, y vino el scita osado
Que el puro Tánais y el Oronta bebe.

Troya fuí, de los dioses obra ilustre,
Honor del Asia, hermosa, rica y fuerte,
Madre de reinos, y del mundo espanto.

Cayó mi gloria, y de su antiguo lustre
Solo han quedado ¡oh miserable suerte!
Cenizas viles y afrentoso llanto.



Juan de Tassis y Peralta

a la muerte de d. rodrigo calderón

-- de Juan de Tassis y Peralta --

Éste que en la fortuna más subida
no cupo en sí, ni cupo en él su suerte,
viviendo pareció digno de muerte,
muriendo pareció digno de vida.
¡Oh providencia nunca comprendida,
auxilio superior, aviso fuerte:
el humo en que el aplauso se convierte
hace la misma afrenta esclarecida!
purificó el cuchillo los perfectos
medios que religión celante ordena
para ascender a la mayor victoria,
y trocando las causas sus efectos,
si glorias le conducen a la pena,
penas le restituyen a la gloria.



Ventura de la Vega

A Lope de Vega (Ventura de la Vega)

-- de Ventura de la Vega --

Tres siglos ha que este sol
que hoy luce en el firmamento
alumbraba el nacimiento
del gran poeta español.
Purificado al crisol
de una edad y de otra edad,
monstruo de fecundidad,
numen de la patria escena,
Lope con su nombre llena
del mundo la inmensidad.

En la modesta mansión
que oyó su postrer gemido
hoy a Lope se ha rendido
tributo de admiración.
Aquí con mayor razón,
aquí, templo de su gloria,
donde una y otra victoria
le ornaron de resplandores,
demos público y actores
un aplauso a su memoria.



Antonio Ros de Olano

Funerales

-- de Antonio Ros de Olano --

«¡El Rey ha muerto!» «¡Viva el Rey!»-Corrieron
a ensordecer el ámbito estos gritos;
las galas con los lutos se fundieron
en el aplauso y funerales ritos.

¡Oh página del tiempo en que escribieron
privados y magnates sus delitos!...
«¡¡El Rey ha muerto!!... ¡Ha muerto!» respondieron
las tumbas en airados plebiscitos.

Y entonces el furor con mano fuerte,
¡epopeya cruel del vulgo zafio!
¡venganza de la vida y de la muerte!

Grabó en la losa con cincel de encono,
convirtiendo la historia en epitafio:
«¡Divinidad mortal, éste es tu trono!»



Manuel Reina

Improvisación

-- de Manuel Reina --

He aquí los genios gigantes
Más dignos de aplauso y gloria,
Que hallo en las hojas brillantes
Del gran libro de la historia:
Moisés, el sabio profundo,
Que un Dios a los hombres dio,
Y Colón, que descubrió
El llamado Nuevo Mundo.



Julio Flórez

A mis críticos (Flórez)

-- de Julio Flórez --

Poem

Si supiérais con qué piedad os miro y cómo os compadezco en esta hora. En medio de la paz de mi retiro mi lira es más fecunda y más sonora.

Si con ello un pesar mayor os causo y el dedo pongo en vuestra llaga viva, sabed que nunca me importó el aplauso ni nunca me ha importado la diatriba.

¿A qué dar tanto pábulo a la pena que os produce una lírica victoria? Ya la posteridad, grave y serena,

al separar el oro de la escoria, dirá cuando termine la faena, quién mereció el olvido y quién la gloria.



Francisco de Quevedo

Salmo XXIII Quevedo

-- de Francisco de Quevedo --

¿Alégrate, Señor, el Ruido ronco
deste Recibimiento que miramos?
Pues mira que hoy, mi Dios, te dan los Ramos
por darte el Viernes más desnudo el tronco.

Hoy te reciben con los Ramos bellos;
aplauso sospechoso, si se advierte;
pues de aquí a poco, para darte muerte,
te irán con armas a buscar entre ellos.

Y porque la malicia más se arguya
de nación a su Propio Rey tirana,
hoy te ofrecen sus capas, y mañana
suertes verás echar sobre la tuya.



Francisco Sosa Escalante

Lucía

-- de Francisco Sosa Escalante --

En el delirio del amor soñaba
Armonía celeste, arrobadora,
La hermosa diva oir; la soñadora
Era su dulce voz la que escuchaba.

Era ella misma quien así cantaba
Cual ave tierna que á su amado llora;
Cual murmullo de fuente gemidora
Era ella misma la que así lloraba.

Aplauso inmenso, atronador, ferviente,
Desde el vasto salon que está poblado
De séres mil y mil, llega á Lucía:

Brilla la luz en su inspirada frente,
Y mira al despertar, que ha conquistado
El lauro eterno que el artista ansía.



Francisco Sosa Escalante

Quantum mutatus ab illo

-- de Francisco Sosa Escalante --

¡Coronas de laurel! para el guerrero
Emblema hermoso de eternal memoria,
Coronas esculpidas por la historia
En el bronce ó el mármol duradero:

Si un tiempo fuísteis el afan primero
Del inspirado trovador, su gloria,
Os habeis convertido en irrisoria
Ofrenda concedida hasta al torero.

Del histrion infeliz ornais la frente
Entre el aplauso de la turba necia
Que el circo asorda cual turbion rugiente.

Quien de sensato con razón se precia
¡Oh coronas! os mira indiferente,
Y vuestro brillo el pensador desprecia.



Clemente Althaus

Santa Teresa

-- de Clemente Althaus --

Con voladora pluma que no cesa,
y ardiente estilo que las almas doma,
la divina Teresa
los conceptos altísimos expresa
que le dicta la célica Paloma.
Y sobre los sublimes inflamados
renglones, suspendidos tras la silla,
dos ángeles callados
inclínanse curiosos a ambos lados,
leyendo con placer y maravilla.
Y, cual de aplauso y de contento en muestra,
se miran sonriendo entre sí a veces,
con la inclinada diestra
mostrando de la mística maestra
cada alto rasgo, los divinos jueces.



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