Buscar Poemas con Advierto


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Se han encontrado 10 poemas con la palabra advierto

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Jaime Torres Bodet

regreso

-- de Jaime Torres Bodet --

I
vuelvo sin mí; pero al partir llevaba
en mí no sólo cuanto entonces era
sino también, recóndita y ligera,
esa patria interior que en nadie acaba.
Oigo gemir la aurora que te alaba,
músico litoral, viento en palmera,
y me asedia la enjuta primavera
que la razón, no el tiempo, presagiaba.
Entre el capullo que dejé y la impura
corola que hoy en cada rama advierto
pasaron lustros sin que abrieran rosas.
Viví sin ser... Y sólo me asegura,
entre tanta abstención, de que no he muerto
la fatiga de mí que hallo en las cosas.

Poema regreso de Jaime Torres Bodet con fondo de libro

Jaime Torres Bodet

continuidad vi

-- de Jaime Torres Bodet --

Sí, cuanto más te imito, más advierto
que soy la tenue sombra proyectada
por un cuerpo en que está mi ser más muerto
que el tuyo en la ficción que lo anonada.
Sombra de tu cadáver inexperto,
sombra de tu alma aún poco habituada
a esa luz ulterior a la que he abierto
otra ventana en mí, sobre otra nada...
Con gestos, con palabras, con acciones,
creía perpetuarte y lo que hago
es lentamente, en todo, deshacerte.
Pues para la verdad que me propones
el único lenguaje sin estrago
es el silencio intacto de la muerte.

Poema continuidad vi de Jaime Torres Bodet con fondo de libro

Jaime Torres Bodet

dédalo

-- de Jaime Torres Bodet --

Menos me hospeda el cuerpo, que me entierra.
Quevedo
enterrado vivo
en un infinito
dédalo de espejos,
me oigo, me sigo,
me busco en el liso
muro del silencio.
Pero no me encuentro.
Palpo, escucho, miro.
Por todos los ecos
de este laberinto,
un acento mío
está pretendiendo
llegar a mi oído...
Pero no lo advierto.
Alguien está preso
aquí, en este frío
lúcido recinto,
dédalo de espejos...
Alguien, al que imito.
Si se va, me alejo.
Si regresa, vuelvo.
Si se duerme, sueño.
«¿Eres tú?», me digo...
Pero no contesto.
Perseguido, herido
por el mismo acento
-que no sé si es mío-
contra el eco mismo
del mismo recuerdo,
en este infinito
dédalo de espejos
enterrado vivo.

Poema dédalo de Jaime Torres Bodet con fondo de libro

César Vallejo

Trilce: LV

-- de César Vallejo --

Samain diría el aire es quieto y de una contenida tristeza.

Vallejo dice hoy la Muerte está soldando cada lindero a
cada hebra de cabello perdido, desde la cubeta de un frontal,
donde hay algas, toronjiles que cantan divinos almácigos en
guardia, y versos anti sépticos sin dueño.

El miércoles, con uñas destronadas se abre las propias uñas
de alcanfor, e instila por polvorientos
harneros, ecos, páginas vueltas, sarros,
zumbidos de moscas
cuando hay muerto, y pena clara esponjosa y cierta esperanza.

Un enfermo lee La Prensa, como en facistol.
Otro está tendido palpitante, longirrostro,
cerca a estarlo sepulto.
Y yo advierto un hombro está en su sitio
todavía y casi queda listo tras de éste, el otro lado.

Ya la tarde pasó diez y seis veces por el subsuelo empatrullado,
y se está casi ausente
en el número de madera amarilla
de la cama que está desocupada tanto tiempo
allá .....................................
Enfrente.



César Vallejo

samain diría el aire es quieto y de una contenida tristeza

-- de César Vallejo --

lv
samain diría el aire es quieto y de una contenida tristeza.
Vallejo dice hoy la muerte está soldando cada lindero a cada hebra
de cabello perdido, desde la cubeta de un frontal, donde hay algas,
toronjiles que cantan divinosalmácigos en guardia, y versos antisépticos sindueño.
El miércoles, con uñas destronadas se abre las propiasuñas
de alcanfor, e instila por polvorientos
harneros, ecos, páginas vueltas, sarros,
zumbidos de moscas
cuando hay muerto, y pena clara esponjosa y cierta esperanza.
Vun enfermo lee la prensa, como en facistol.
Otro está tendido palpitante, longirrostro,
cerca a estarlo sepulto.
Y yo advierto un hombro está en su sitio
todavía y casi queda listo tras de éste, el otro lado.
Ya la tarde pasó diez y seis veces por el subsuelo empatrullado,
y se está casi ausente
en el número de madera amarilla
de la cama que está desocupada tanto tiempo
allá ............................
Enfrente.



Mariano Melgar

Sepa la cruel Melisa

-- de Mariano Melgar --

Sepa la cruel Melisa,
Si a mi clamor se niega,
Que el que sin fruto ruega
Consigue aborrecer.

Entienda si con risa
De mí se burla altiva,
Que a mí no me cautiva
Quien me hace padecer.

Sepa que bien advierto
Que aunque el Amor hermosa
Me la pinte, y preciosa,
No es más que una mujer.

Pero eso, aun siendo cierto
Que es beldad atractiva,
A mí no me cautiva
Quien me hace padecer.

Conozca que el Amor
De la esperanza vive,
Y muere si concibe
Que no hallará placer.

Y así porque un rigor
De esperar más me priva,
A mí no me cautiva
Quien me hace padecer.

A otros su frenesí
Los degrada cuando hace
Que un rigor los abrace
Y un mal los haga arder.

Conmigo no es así;
No me encanta una esquiva,
A mí no me cautiva
Quien me hace padecer.



Julio Flórez

Al lector

-- de Julio Flórez --

Poem

Hay una gruta, misteriosa y negra, donde resbala bajo mustias frondas, un raudal silencioso que ni alegra ni fecunda: ¡qué amargas son sus ondas!

Con qué impudor bajo esa gruta helada mil flores abren su aterido broche ¡Nunca al beso de luz de la alborada! ¡Siempre al ósculo negro de la noche!

Esa gruta es mi alma; y esa fuente muda y letal, mi corrosivo llanto; y esas flores, los versos que en mi mente brotan al choque de fatal quebranto.

Cierto es que hay ámbar y color y almíbar en muchas de esas flores mas te advierto, que estas esconden repugnante acíbar, olor de cirio, y palidez de muerto.



Evaristo Ribera Chevremont

el patio

-- de Evaristo Ribera Chevremont --

El patio, en su trinchera de alambres y cordeles,
goza la paz, templada de sol, del mediodía.
Advierto en sus rincones arrugados papeles,
montones de botellas, tirada trapería.

Soleados, orondos, maduros, dilatados,
irrumpen los tomates, irrumpen los pimientos.
Junto a los acentuados verdes, los encarnados
apuntan, con vigores sumos, sus ardimientos.

El aire se satura del olor de las tinas;
y, adueñados del simple, doméstico recinto,
su copula efectúan el gallo y las gallinas
en los desbordamientos vitales del instinto.

En detalles que indican simplicidad, abunda
el patio. Muy gozosa de su vida ligera,
de su vida que es vida llameante y fecunda,
descubre allí sus frutos colosales la higuera.



Carolina Coronado

bendito seas, alberto

-- de Carolina Coronado --

Aunque serena y callada
a tus suspiros me veas,
no indiferente me creas;
es que el alma enamorada
diciendo está embelesada
alberto, bendito seas.
Si a responderte no acierto
cuando me vienes hablando,
¿piensas que tu voz no advierto?
pues es que estoy murmurando
con un acento muy blando
bendito seas, alberto.
Alberto, ¿qué más deseas
de quien tanto vive amando?
yo te ruego que me creas,
que aunque callada me veas
estoy entre mí cantando
alberto, bendito seas.
Muda estoy, fáltame vida;
queda el espíritu muerto,
la mente desvanecida;
pero esta voz repetida
forma en el alma concierto:



Clemente Althaus

Al recogerme

-- de Clemente Althaus --

En triste noche, como yo sombría,
vuelvo con lento paso a la morada
alegre ayer, hoy muda y desolada
desde que no la habitas, madre mía.

¡A nadie le parece ya tardía
mi vuelta, ni conoce mi pisada,
ni con amor sonríe a mi llegada,
ni me pregunta en qué pasé mi día!

Entro: silencio donde quier profundo
hallo; voy a tu estancia, y tu desierto
callado lecho en lágrimas inundo:

¡ningún consuelo en mi dolor advierto,
y al sentirme tan sólo en este mundo,
quisiera, oh madre, como tú, haber muerto!



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