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Rosalía de Castro

Predestinados

-- de Rosalía de Castro --

Es el abismo el que le atrae
desde su fondo más oscuro,
para que deje esta vida tan triste
que él ve cubierta de eterno luto.

No bien una sombra se disipa
otra se agranda... Se agranda y le envuelve
sin que adivine por qué ha venido,
por qué le busca, ni qué le quiere,
pero le aterra y le acobarda
y a donde va le sigue siempre.

Si algún dolor abandona su alma,
otro más vivo y más intenso,
en sus entrañas haciendo el nido,
para él inventa nuevos tormentos,
mucho más hondos y más terribles
siempre los últimos que los primeros.

Un mal espíritu, algún demonio
de cuantos hay el más cruel
ha presidido su nacimiento
y oculto guía siempre su pie
hacia los bordes de la alta sima
a ver si puede verle caer.

Vacila su planta ya... Y sus ojos
vagos se fijan en lo infinito,
que él cree imagen de la nada;
pero le atrae... Le atrae el vacío
en donde flotas, genio invisible,
siempre llamándole hacia el abismo.

Y cae al fin... Y nadie sabe,
ni nadie pregunta por qué ha caído.

Poema Predestinados de Rosalía de Castro con fondo de libro

Francisco de Quevedo

las tres musas últimas castellanas 81

-- de Francisco de Quevedo --

Llámanle rey, y véndanle los ojos,
y quieren que adivine, y que no vea;
cetro le dan, que el viento le menea;
la corona, de juncos y de abrojos.
Con tales ceremonias y despojos,
quiere su rey el reino de judea:
que mande en caña, que dolor posea,
y que ciego padezca sus enojos.
Mas el señor, que, en vara bien armada
de hierro, su gobierno justo cierra,
muestra en su amor clemencia coronada.
La paz compra a su pueblo con su guerra;
en sí gasta las puntas y la espada:
aprended de él los que regís la tierra.

Poema las tres musas últimas castellanas 81 de Francisco de Quevedo con fondo de libro

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