Buscar Poemas con Abate


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Se han encontrado 8 poemas con la palabra abate

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Pobre importuno

-- de Dionisio de Solís --

¿Por qué aspira sin fruto, Arnardi bella,
a lo que darme tu piedad resiste?
¿por qué mi amor en alcanzar insiste
lo que me impide merecer mi estrella?

¿No fuera bien buscar a mi querella,
en el asilo de mi tumba triste,
el anhelado fin, pues que consiste
mi única dicha y mi consuelo en ella?

¡Necio, que pronto de esperar cansado,
se abate tu pasión, antes osada,
y con el miedo la fortuna mide!

¿Qué amador fue constante y no fue amado?
¿O qué mujer, del hombre importunada,
no la concede al fin lo que le pide?

Poema Pobre importuno de Dionisio de Solís con fondo de libro

Emilio Bobadilla

Combatiente empedernido

-- de Emilio Bobadilla --

Somos de pulpa y hueso, componentes bien frágiles,
y en atómico polvo al fin nos convertimos:
somos como los tigres, carnívoros y ágiles,
y nos vencen a ratos el amor y los mimos.

Y el hombre contra el hombre, su hermano, inventa medios
de destrucción: cañones, dinamita, fusiles...
Con que pone a su vida y su riqueza asedios,
a rendirse obligándole en condiciones viles.

Los placeres olvida; lo que su ingenio un día
creó de grande y noble, destruye convulsivo
en sus horas frenéticas de fiebre y anarquía.

¡Y su carne resiste sangrando y no se abate
y hasta en el mismo campo —su odio siempre vivo—
le sorprenden los siglos en el mismo combate!

Poema Combatiente empedernido de Emilio Bobadilla con fondo de libro

Octavio Paz

sonetos ii

-- de Octavio Paz --

El mar, el mar y tú, plural espejo,
el mar de torso perezoso y lento
nadando por el mar, del mar sediento:
el mar que muere y nace en un reflejo.
El mar y tú, su mar, el mar espejo:
roca que escala el mar con paso lento,
pilar de sal que abate el mar sediento,
sed y vaivén y apenas un reflejo.
De la suma de instantes en que creces,
del círculo de imágenes del año,
retengo un mes de espumas y de peces,
y bajo cielos líquidos de estaño
tu cuerpo que en la luz abre bahías
al oscuro oleaje de los días.

Poema sonetos ii de Octavio Paz con fondo de libro

Antonio Machado

El sueño bajo el sol que aturde y ciega

-- de Antonio Machado --

El sueño bajo el sol que aturde y ciega,
tórrido sueño en la hora de arrebol;
el río luminoso el aire surca;
esplende la montaña;
la tarde es polvo y sol.
El terrible caracol del viento
ronco dormita en el remoto alcor;
emerge el sueño ingrave en la palmera,
luego se enciende en el naranjo en flor.
La estúpida cigüeña
su garabato escribe en el sopor
del molino parado; el toro abate
sobre la hierba la testuz feroz.
La verde, quieta espuma del ramaje
efunde sobre el blanco paredón,
lejano, inerte, del jardín sombrío,
dormido bajo el cielo fanfarrón.
...............................
Lejos, enfrente de la tarde roja,
refulge el ventanal del torreón.
................................



Mariano Melgar

A Silvia

-- de Mariano Melgar --

Bien puede el mundo entero conjurarse
contra mi dulce amor y mi ternura,
y el odio infame y tiranía dura
de todo su rigor contra mí armarse.

Bien puede el tiempo rápido cebarse
en la gracia y primor de su hermosura,
para que cual si fuese llama impura
pueda el fuego de amor en mí acabarse.

Bien puede en fin la suerte vacilante,
que eleva, abate, ensalza y atropella,
alzarme o abatirme en un instante;

Que el mundo, al tiempo y a mi varia estrella,
más fino cada vez y más constante,
les diré: «Silvia es mía y yo soy de ella».



Juan Gelman

estoy sentado como un inválido en el desierto de mi deseo de ti

-- de Juan Gelman --

Me he acostumbrado a beber la noche lentamente,
porque sé que la habitas, no importa dónde,
poblándola de sueños.
El viento de la noche abate estrellas temblorosas en
mis manos, que aún no se conforman, viudas inconsolables
de tu pelo.
En mi corazón se agitan los pájaros que en élsembraste
y a veces les daría la libertad que exigen
para volver a ti, con el helado filo del cuchillo.
Pero no puede ser. Porque estás tan en mí, tan viva
en mí, que si me muero a ti te moriría.



Francisco Sosa Escalante

Cacama

-- de Francisco Sosa Escalante --

De Grecia y Roma los caudillos fieros
Que del tiempo á través admira el mundo,
Émulo en tí hallaron sin segundo,
De Anáhuac honra, y flor de sus guerreros.

Tu voz, aliento daba á los flecheros
En la sangrienta lid, y con profundo
Rencor, lanzaban al aliado inmundo
El dardo que embotaban los aceros.

Cautivo al verte tras feral combate,
Y atado sin piedad á la cadena,
No tu denuedo varonil se abate:

Desprecias el puñal, y con serena
Mirada, ves la muerte; ¡tu rescate!
¡Sola esperanza que tu pecho llena!



Ramón María del Valle Inclán

la trae un cuervo

-- de Ramón María del Valle Inclán --

¡tengo rota la vida! en el combate
de tantos años ya mi aliento cede,
y al orgulloso pensamiento abate
la idea de la muerte, que la obsede.

Quisiera entrar en mí, vivir conmigo,
poder hacer la cruz sobre mi frente,
y sin saber de amigo ni enemigo,
apartado, vivir devotamente.

¿Dónde la verde quiebra de la altura
con rebaños y músicos pastores?
¿dónde gozar de la visión tan pura

que hace hermanas las almas y las flores?
¿dónde cavar en paz la sepultura
y hacer místico pan con mis dolores?



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