Buscar Poemas con Multiplica


  ·En el buscador de poemas puedes encontrar entre más de doce mil poemas todos aquellos que contienen las palabras de búsqueda. Los poemas forman parte de la antología poética de los 344 poetas más importantes en lengua Española de todos los tiempo. Puedes elegir entre dos tipos de búsqueda:
  ·Buscar entre todos los poemas los que contienen las palabras de la búsqueda.
  ·Buscar sólo los poemas cortos -aquellos que tienen 8 versos o menos- que coinciden con el criterio de búsqueda.

Se han encontrado 14 poemas con la palabra multiplica

Si lo prefieres puedes ver sólo los poemas cortos, aquellos que tienen ocho versos o menos aquí

Alfonsina Storni

Calle

-- de Alfonsina Storni --

Entre altos paredones grises.
A cada momento
la boca oscura de las puertas,
los tubos de los zaguanes,
trampas conductoras
a las catacumbas humanas.
¿No hay un calofrío
en los zaguanes?
¿Un poco de terror
en la blancura ascendente
de una escalera?
Paso con premura.
Todo ojo que me mira
me multiplica y dispersa
por la ciudad.

Poema Calle de Alfonsina Storni con fondo de libro

Luis Rosales

verte, qué visión tan clara.

-- de Luis Rosales --

La lámpara del cuerpo es el ojo, así que si tu ojo fueresincero,todo tu cuerpo será luminoso.
San mateo, vi, 22
verte, qué visión tan clara.
Vivir es seguirte viendo.
Permanecer en la viva
sensación de tu recuerdo.
Verte. La distancia nace.
El cielo suprime al cielo.
La vida se multiplica
por el número de puertos.
Todo colmado por ti.
No ser más que el ojo abierto,
y eternizar el más leve
escorzo de tu silencio.
Verte para amarlo todo.
Claustro en tranquilo destierro.
Dulzor de caña lunada.
Luz en órbita de sueño.
Mortal límite de ti.
Cielo adolescente y tierno.
Núbil paciencia de playa.
Vivir es seguirte viendo.
¡Verte, abril, verte tan sólo!
tranquilísimo desierto.
Pena misericordiosa.
Sosegado advenimiento.
Verte: qué oración tan pura,
islas, nubes, mares, vientos,
las cinco partes del mundo
en las yemas de los dedos.

Poema verte, qué visión tan clara. de Luis Rosales con fondo de libro

César Vallejo

Trilce: XLVIII

-- de César Vallejo --

Tengo ahora 70 soles peruanos.
Cojo la penúltima moneda, la que suena
69 veces púnicas.
Y he aquí, al finalizar su rol,
quemase toda y arde llameante,
llameante,
redonda entre mis tímpanos alucinados.

Ella, siendo 69, dase contra 70;
luego escala 71, rebota en 72.
Y así se multiplica y espejea impertérrita
en todos los demás piñones.

Ella, vibrando y forcejeando,
pegando grittttos,
soltando arduos, chisporroteantes silencios,
orinándose de natural grandor,
en unánimes postes surgentes,
acaba por ser todos los guarismos,
la vida entera.

Poema Trilce: XLVIII de César Vallejo con fondo de libro

César Vallejo

tengo ahora 70 soles peruanos

-- de César Vallejo --

xlviii
tengo ahora 70 soles peruanos.
Cojo la penúltima moneda, la que suena
69 veces púnicas.
Y he aquí, al finalizar su rol,
quemase toda y arde llameante,
llameante,
redonda entre mis tímpanos alucinados.
Ella, siendo 69, dase contra 70;
luego escala 71, rebota en 72.
Y así se multiplica y espejea impertérrita
en todos los demás piñones.
Ella, vibrando y forcejeando,
pegando grittttos,
soltando arduos, chisporroteantes silencios,
orinándose de natural grandor,
en unánimes postes surgentes,
acaba por ser todos los guarismos,
la vida entera.



Octavio Paz

crepúsculos de la ciudad vi

-- de Octavio Paz --

Las horas, su intangible pesadumbre,
su peso que no pesa, su vacío,
abigarrado horror, la sed que expío
frente al espejo y su glacial vislumbre,
mi ser, que multiplica en muchedumbre
y luego niega en un reflejo impío,
todo, se arrastra, inexorable río,
hacia la nada, sola certidumbre.
Hacia mí mismo voy; hacia las mudas,
solitarias fronteras sin salida:
duras aguas, opacas y desnudas,
horadan lentamente mi conciencia
y van abriendo en mí secreta herida,
que mana sólo, estéril, impaciencia.



Pedro Julio Mir

ni un paso atrás

-- de Pedro Julio Mir --

Árbol de luna que obedece al clima
un sistema de nocturnidad,
no permitas que el murciélago te oprima.
Ni un paso atrás.

No permitas que el largo regimiento
de los años de crimen pertinaz,
te toque el hombro con el pensamiento.
Ni un paso atrás.

Que la alta flor que de tus ramas brota
en este chapuzón de libertad,
no pierda en miel ni la más breve gota.
Ni un paso atrás.

Ni un paso atrás, soldados y civiles
hermanados de pronto en la verdad.
La vida es una sobre los fusiles,
que no hay trincheras para los reptiles,
de malos nuestros a extranjeros viles.
Ni un paso atrás.

La libertad como un antiguo espejo
roto en la luz, se multiplica más,
y cada vez que un trozo da un reflejo
el tiempo nuevo le repite al viejo:
ni un paso atrás.

Ni un paso atrás, ni un paso atrás,
ni un paso de retorno al ayer, ni la mitad
de un paso en el sentido del ocaso,
ni un paso atrás.

Que en la lucha del pueblo se confirme,
-sangre y sudor- la nacionalidad.
Y pecho al plomo y la conciencia en firme.
Y en cada corazón... Ni un paso atrás.



Pedro Salinas

¿qué pájaros

-- de Pedro Salinas --

Pájaros?
¿el pájaro? ¿los pájaros?
¿hay sólo un solo pájaro en el mundo
que vuela con mil alas, y que canta
con incontables trinos, siempre solo?
¿son tierra y cielo espejos? ¿es el aire
espejeo del aire, y el gran pájaro
único multiplica
su soledad en apariencias miles?
(¿y por eso
le llamamos los pájaros?)
¿o quizá no hay un pájaro?
¿y son ellos,
fatal plural inmenso, como el mar,
bandada innúmera, oleaje de alas,
donde la vista busca y quiere el alma
distinguir la verdad del solo pájaro,
de su esencia sin fin, del uno hermoso?



Juan de Tassis y Peralta

amor es un alterno beneficio

-- de Juan de Tassis y Peralta --

Que recíprocos lazos multiplica,
unión de voluntades que se aplica
a felizmente acepto sacrificio;
gloriosa diversión, atento oficio
de un alma ya de afectos nobles rica,
dulcísima abusión que califica
en sublime concordia alto ejercicio;
vïolenta opresión que se dispone
a lograr en sí misma, interiormente,
fe que en gémina luz rayos enciende;
pasto que la ambición del gusto pone,
dulce dolor que aplaude lo que siente,
arte en que ignora más, quien más entiende.



Marilina Rébora

multiplicación de los panes

-- de Marilina Rébora --

Multiplicación de los panes
tan sólo cinco panes, tenemos, y dos peces
exclaman los discípulos mientras jesús observa,
son cinco mil las gentes, hasta más que otras veces.
No importa, que se sienten allí, sobre la hierba;
y ya panes y peces multiplica su arte.
Y son peces y panes lo que se distribuye
para que cada uno saboree su parte,
que el refrigerio al fin en saciedad concluye.
Después que se recogen con prontitud los restos,
en verdad, esparcidos, no parecían tanto;
llenos hasta los bordes se colman doce cestos
y al obrar diligentes al maestro recuerdan,
que cauto les ha dicho, previsor entretanto:
recoged los pedazos, cuidad que no se pierdan,
el pan de dios por siempre será alimento santo.
Juan 6, 6-15.



Julio Herrera Reissig

Claroscuro (I)

-- de Julio Herrera Reissig --

En el dintel del cielo llamó por fin la esquila.
Tumban las carrasqueñas voces de los arrieros
que el eco multiplica por cien riscos y oteros,
donde laten bandadas de pañuelos en fila...

El humo de las chozas sube en el aire lila;
las vacas maternales ganan por los senderos;
y al hombro sus alforjas, leñadores austeros,
tornan su gesto opaco a la tarde tranquila...

Cerca del Cementerio -más allá de las granjas-,
el crepúsculo ha puesto largos toques naranjas.
Almizclan una abuela paz de las Escrituras

los vahos que trascienden a vacunos y cerdos...
Y palomas violetas salen como recuerdos
de las viejas paredes arrugadas y oscuras.



Julio Herrera Reissig

claroscuro

-- de Julio Herrera Reissig --

En el dintel del cielo llamó por fin la esquila.
Tumban las carrasqueñas voces de los arrieros
que el eco multiplica por cien riscos y oteros,
donde laten bandadas de pañuelos en fila...

El humo de las chozas sube en el aire lila;
las vacas maternales ganan por los senderos;
y al hombro sus alforjas, leñadores austeros,
tornan su gesto opaco a la tarde tranquila...

Cerca del cementerio -más allá de las granjas-,
el crepúsculo ha puesto largos toques naranjas.
Almizclan una abuela paz de las escrituras

los vahos que trascienden a vacunos y cerdos...
Y palomas violetas salen como recuerdos
de las viejas paredes arrugadas y oscuras.



Francisco de Quevedo

las tres musas últimas castellanas 42

-- de Francisco de Quevedo --

A fuego y sangre, fiero pensamiento,
has contra mí la guerra pregonado,
y con verme rendido y acabado,
no quieres hacer tregua de un momento.
¿Qué has de ganar en este vencimiento,
sino infamia de haberle procurado
contra quien vive tan desconfiado
del ajeno favor y propio aliento?
la cuerda del dolor afloja un poco;
déjame respirar, duro enemigo,
y goza del placer de atormentarme.
Multiplica mi daño poco a poco,
y el airado rigor templa conmigo,
pues que te has de acabar con acabarme.



Francisco de Quevedo

las tres musas últimas castellanas 24

-- de Francisco de Quevedo --

Miro este monte que envejece enero,
y cana miro caducar con nieve
su cumbre que, aterido, oscuro y breve,
la mira el sol, que la pintó primero.
Veo que en muchas partes, lisonjero,
o regala sus hielos, o los bebe;
que, agradecido a su piedad, se mueve
el músico cristal libre y parlero.
Mas en los alpes de tu pecho airado,
no miro que tus ojos a los míos
regalen, siendo fuego, el hielo amado.
Mi propia llama multiplica fríos,
y en mis cenizas mismas ardo helado,
envidiando la dicha de estos ríos.



Francisco de Quevedo

las tres musas últimas castellanas 99

-- de Francisco de Quevedo --

Arde lorenzo y goza en las parrillas;
el tirano en lorenzo arde y padece,
viendo que su valor constante crece,
cuanto crecen las llamas amarillas.
Las brasas multiplica en maravillas,
y el sol entre carbones amanece,
y en alimento a su verdugo ofrece
guisadas del martirio, sus costillas.
A cristo imita en darse en alimento
a su enemigo: esfuerzo soberano
y ardiente imitación del sacramento.
Mírale el cielo eternizar lo humano,
y viendo victorioso el vencimiento,
menos abrasa que arde vil tirano.



© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba