Buscar Poemas con Dueños


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Se han encontrado 6 poemas con la palabra dueños

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Vicente Gallego

en la casa de nadie

-- de Vicente Gallego --

A josé luis martínez
futuros galeotes
de este sueño engañoso, mirad a quien amáis:
mirad cómo apuntala el frágil entramado
su ser de vuestro ser.
¿Es posible que muera?
¿y quién sabrá deciros que fue nuestra
la dicha virginal que hoy se os ofrece?
¿quién sabrá convenceros
de que nosotros fuimos, como vosotros sois,
dueños solos del mundo, que floreció el jazmín
tan sólo por nosotros, que se inventó el amor
para nosotros sólo?
qué milagro perverso
¿y quién lo hizo?,
qué lujoso derroche nuestra naturaleza:
desguarnecido pájaro de inquebrantable aliento
que su verdad le canta, despreciando la noche,
a su perfecta aurora.
Dueños solos del mundo,
como dueño del mundo
os deseo fortuna en esta casa,
esta casa de nadie donde la nada urde
vuestra luz venidera en mi balcón de sombra.

Poema en la casa de nadie de Vicente Gallego con fondo de libro

Alejandra Pizarnik

anillos de ceniza

-- de Alejandra Pizarnik --

A cristina campo

son mis voces cantando
para que no canten ellos,
los amordazados grismente en el alba,
los vestidos de pájaro desolado en la lluvia.

Hay, en la espera,
un rumor a lila rompiéndose.
Y hay, cuando viene el día,
una partición de sol en pequeños soles negros.
Y cuando es de noche, siempre,
una tribu de palabras mutiladas
busca asilo en mi garganta
para que no canten ellos,
los funestos, los dueños del silencio.

Poema anillos de ceniza de Alejandra Pizarnik con fondo de libro

Lope de Vega

Deja los judiciarios lisonjeros

-- de Lope de Vega --

Deja los judiciarios lisonjeros,
Lidia, con sus aspectos intrincados,
sus opuestos, sus trinos, sus cuadrados,
sus planetas benévolos o fieros;

las hierbas y carácteres ligeros
a Venus vanamente dedicados:
que siempre son sus dueños desdichados,
y recíproco amor, cuando hay Anteros.

Sin duda te querrán, si eres hermosa;
la verde edad es bella geomancía;
si sabes, tú sabrás si eres dichosa.

Toma un espejo al apuntar del día;
y si no has menester jazmín ni rosa,
no quieras más segura astrología.

Poema Deja los judiciarios lisonjeros de Lope de Vega con fondo de libro

Marilina Rébora

khalil gibrán

-- de Marilina Rébora --

Khalil gibrán
no es suficiente dar, ni dar con alegría;
ni tampoco es bastante dar con renunciamiento;
menos, dar con dolor, un poco cada día,
esperando de otros el reconocimiento.
Y no basta siquiera el dar por ser virtuoso,
aunque el alma egoísta, aleccionada, calle;
hay que dar, simplemente, como el mirto oloroso
que esparce, sin saberlo, su fragancia en el valle.
Más aún: es forzoso merecer ser donante,
que a través de esas manos diga dios lo que piensa
y sonría dichoso detrás de la mirada.
El poeta oriental nos pone por delante
la sola realidad de la íntima conciencia,
testigos, como somos, sin ser dueños de nada.



Nicolás Guillén

adivinanzas

-- de Nicolás Guillén --

Adivinanzas
en los dientes, la mañana,
y la noche en el pellejo.
¿Quién será, quién no será?
el negro.
Con ser hembra y no ser bella,
harás lo que ella te mande.
¿Quién será, quién no será?
el hambre.
Esclava de los esclavos,
y con los dueños tirana.
¿Quién será, quién no será?
la caña.
Escándalo de una mano
que nunca ignora la otra.
¿Quién será, quién no será?
la limosna.
Un hombre que está llorando
con la risa que aprendió.
¿Quién será, quién no será?
yo.



José Martí

la poesía es sagrada. nadie

-- de José Martí --

La poesía es sagrada. Nadie
de otro la tome, sino en sí. Ni nadie
como a esclava infeliz que el llanto enjuga
para acudir a su inclemente dueña,
la llame a voluntad: que vendrá entonces
pálida y sin amor, como una esclava.
Con desmayadas manos el cabello
peinará a su señora: en alta torre,
como pieza de gran repostería,
le apresará las trenzas; o con viles
rizados cubrirá la noble frente
por donde el alma su honradez enseña;
o lo atará mejor, mostrando el cuello,
sin otro adorno, en un discreto nudo.
¡Mas mientras la infeliz peina a la dama,
su triste corazón, cual ave roja
de alas heridas, estará temblando
lejos ¡ay! en el pecho de su amante,
como en invierno un pájaro en su nido!
maldiga dios a dueños y tiranos
que hacen andar los cuerpos sin ventura
por do no pueden ir los corazones!



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