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-- de Salvador Díaz Mirón --
Llegas a mí con garbo presumido,
tierna y gentil. ¡Cuán vario es el orgullo!
Ostenta en el león crin y rugido,
y en la paloma tornasol y arrullo.
Brillas y triunfas, y a carnal deseo
cierras la veste con seguro alarde,
y en el fulgor de tu mirada veo
sonreír al lucero de la tarde.
Hay minutos de gracia, que suspenden
el dolor con alivio soberano,
que de la paz divina se desprenden
para cruzar el infortunio humano.
Virtud celeste a la miseria mía
viene contigo, y en el antro asoma
y entra y cunde como una melodía,
como una claridad, como un aroma.
Al triste impartes, como buena maga,
tregua feliz, y en dulce desconcierto,
bendigo por el bálsamo la llaga
y amo por el oasis el desierto.
Y me vuelvo a mi cítara y la enfloro
y la pulso, y el son que arranco a ella
se va, tinto en la púrpura y el oro
del puesto sol, a la primera estrella.
Poema "A Piedad" de Salvador Díaz Mirón
-- de Vicente Huidobro --
Tengo tu rostro entre las manos
oh aire dulce retrato de aire
anillo del mundo y del pasado
tu rostro de silencio
rostro de lámpara tierna
con qué facilidad te formas en mis ojos
como vuelves alegrando la negrura.
Miseria del recuerdo
en el umbral del frío la selva se hace sueño
se desprenden las hojas
se mueren las miradas gota a gota.
Poema "Hija" de Vicente Huidobro
-- de José Hierro --
Viene, se sienta entre nosotros,
y nadie sabe quién será,
ni por qué cuando dice nubes
nos llenamos de eternidad.
Nos habla con palabras graves
y se desprenden al hablar
de su cabeza secas hojas
que en el viento vienen y van.
Jugamos con su barba fría.
Nos deja frutos. Torna a andar
con pasos lentos y seguros
como si no tuviera edad.
Él se despide. ¡Adiós! nosotros
sentimos ganas de llorar.
Poema "caballero de otoño tierra sin nosotros (1947)" de José Hierro
-- de Clemente Zenea --
Así como contempla el caminante
con los ojos llorosos
cual se llevan los soplos del levante
las hojas de los álamos frondosos;
así nosotros en adversa suerte,
con alma entristecida
miramos como al soplo de la muerte
se desprenden las flores de la vida.
Poema "En la muerte de un niño" de Clemente Zenea