Buscar Poemas con Abrieron


  ·En el buscador de poemas puedes encontrar entre más de doce mil poemas todos aquellos que contienen las palabras de búsqueda. Los poemas forman parte de la antología poética de los 344 poetas más importantes en lengua Española de todos los tiempo. Puedes elegir entre dos tipos de búsqueda:
  ·Buscar entre todos los poemas los que contienen las palabras de la búsqueda.
  ·Buscar sólo los poemas cortos -aquellos que tienen 8 versos o menos- que coinciden con el criterio de búsqueda.

Se han encontrado 6 poemas con la palabra abrieron

Si lo prefieres puedes ver sólo los poemas cortos, aquellos que tienen ocho versos o menos aquí

Pablo Neruda

soneto lxxxi cien sonetos de amor (1959) noche

-- de Pablo Neruda --

Ya eres mía. Reposa con tu sueño en mi sueño.
Amor, dolor, trabajos, deben dormir ahora.
Gira la noche sobre sus invisibles ruedas
y junto a mí eres pura como el ámbar dormido.
Ninguna más, amor, dormirá con mis sueños.
Irás, iremos juntos por las aguas del tiempo.
Ninguna viajará por la sombra conmigo,
sólo tú, siempreviva, siempre sol, siempre luna.
Ya tus manos abrieron los puños delicados
y dejaron caer suaves signos sin rumbo,
tus ojos se cerraron como dos alas grises,
mientras yo sigo el agua que llevas y me lleva:
la noche, el mundo, el viento devanan su destino,
y ya no soy sin ti sino sólo tu sueño.

Poema soneto lxxxi cien sonetos de amor (1959) noche de Pablo Neruda con fondo de libro

José Tomás de Cuellar

Reflejos

-- de José Tomás de Cuellar --

MIS versos un suspiro
Te arrancaron del pecho
No sabes si de dicha
Ó de dolor; pero á tu triste y yerto
Corazón otra vida
Nueva y feliz abrieron,
¿Cómo callar pudieras
Al resonar de mis amantes versos,
Si ellos son los efluvios
De la pasión que siento,
Si son ¡oh vida mía!
Del alma los purísimos reflejos.

Poema Reflejos de José Tomás de Cuellar con fondo de libro

Gabriela Mistral

el encuentro

-- de Gabriela Mistral --

A su sombra
le he encontrado en el sendero.
No turbó su ensueño el agua
ni se abrieron más las rosas;
abrió el asombro mi alma.
¡Y una pobre mujer tiene
su cara llena de lágrimas!
llevaba un canto ligero
en la boca descuidada,
y al mirarme se le ha vuelto
grave el canto que entonaba.
Miré la senda, la hallé
extraña y como soñada.
¡Y en el alba de diamante
tuve mi cara con lágrimas!
siguió su marcha cantando
y se llevó mis miradas...
Detrás de él no fueron más
azules y altas las salvias.
¡No importa! quedó en el aire
estremecida mi alma.
¡Y aunque ninguno me ha herido
tengo la cara con lágrimas!
esta noche no ha velado
como yo junto a la lámpara;
como él ignora, no punza
su pecho de nardo mi ansia;
pero tal vez por su sueño
pase un olor de retamas,
¡porque una pobre mujer
tiene su cara con lágrimas!
iba sola y no temía;
con hambre y sed no lloraba;
desde que lo vi cruzar,
mi dios me vistió de llagas.
Mi madre en su lecho reza
por mí su oración confiada.
Pero ¡yo tal vez por siempre
tendré mi cara con lágrimas!

Poema el encuentro de Gabriela Mistral con fondo de libro

Francisco de Quevedo

las tres musas últimas castellanas 14

-- de Francisco de Quevedo --

Ya viste que acusaban los sembrados
secos, las nubes y las lluvias; luego
viste en la tempestad temer el riego
los surcos, con el rayo amenazados.
Más quieren verse secos que abrasados,
viendo que al agua la acompaña el fuego,
y el relámpago y trueno sordo y ciego;
y mustio el campo teme los nublados.
No de otra suerte temen la hermosura
que tuyos mis ojos codiciaron,
anhelando la luz serena y pura;
pues luego que se abrieron, fulminaron,
y amedrentando el gozo a mi ventura,
encendieron en mí cuanto miraron.



Francisco Villaespesa

sonetillo. el poeta recuerda

-- de Francisco Villaespesa --

el poeta recuerda
sus frases nunca me hirieron
y siempre me consolaron...
¡Heridas que otras me abrieron,
sus propias manos cerraron!
aun cuando penaba tanto,
tan buena conmigo era,
que hasta me ocultaba el llanto
para que yo no sufriera.
Con su infinita ternura,
mi más intensa amargura
supo siempre consolar...
¡Y qué buena no sería,
que al morirse sonreía
para no verme llorar!



Carlos Pellicer

los sonetos de zapotlán

-- de Carlos Pellicer --

i
a juan josé arreola
un amarillo estar de otoño al día.
Sus olvidadas comunicaciones
abrieron los antiguos corazones
que junio en otros junio exprimía.
Triunfos de corporal idolatría
desnudan sepulcrales posesiones.
Las perlas, amargadas, las acciones
atléticas, vejada fantasía.
¿En dónde estás, eterna primavera?
¿por qué perdí tu claridad ligera
y en flores amarillas te descubro?
y devorado por mi boca herida,
con las palabras que te digo cubro
la muerte más hermosa de mi vida.



© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba