¿Lleva tilde matricularia?

Hay una infinidad de palabras que se acentúan en Español, en concreto en nuestra base de datos tenemos 255.832 palabras que deben llevar tilde. Las reglas generales de acentuación son las siguientes:
  • Palabras agudas: son aquellas cuya última sílaba es tónica, deben llevar tilde aquellas que acaben en vocal, ene o ese.
  • Palabras llanas: son aquellas cuya sílaba tónica es la penúltima y llevan acento las que no terminan en vocal, ene o ese
  • Palabras esdrújulas: son aquellas cuya sílaba tónica es la antepenúltima, se acentúan siempre
Con las reglas anteriores puede parecer fácil saber cuando lleva tilde una palabra, no obstante en ocasiones saber separar una palabra en sílabas no es sencillo y pueden aparecer otros factores como los hiatos, las palabras compuestas o los acentos diacríticos que fácilmente inducen a equivocación. Por ello te ayudamos no sólo mostrandote cual es la forma correcta de escribir la palabra pero además te decimos por qué es así.

Matricularia lleva tilde, se escribe Matricularía.

Si la vocal tónica o fuerte de un diptongo es la vocal cerrada i/u estamos ante un hiato. Cuando esto ocurre la vocal cerrada i/u debe ser acentuada.

La separación en sílabas de MATRICULARÍA queda así: ma-tri-cu-la-rí-a, debe llevar tilde para romper el diptongo. De esta manera Se produce hiato entre las vocales "í" y "a" de las sílabas y a porque la vocal i acentuada es tónica y la vocal a es abierta.

Puedes ver aquí la definición de matricularía

Ejemplos con la palabra Matricularía

Con esto cumplía Alejandro dos fines: el egoísta de ser amo de alguien, y el nobilísimo y cristiano de amparar al chico y ponerle al estudio. Convinieron en que le daría libros y le matricularía en un Instituto. ¡Qué gustazo tener un paje a quien mandar, a quien dar gritos, a quien decir a toda hora: «Felipe, tráeme esto... ven acá, anda allá... muévete...». Lo peor del caso era que, pasados dos días de la entrada de Felipe en la casa, este resultó ser criado de todos y todos eran sus amos, porque sin cesar le mandaban a la calle con este o el otro recadillo. No era la última en aprovecharle Virginia, que vio en el chico una buena ayuda de su negocio. Cuando no le ponía a limpiar cubiertos, me lo mandaba por carbón, ya le llevaba consigo a la compra, ya, en fin, le hacía barrer la casa. No tenía, en verdad, un momento de sosiego. Era, pues, muy común que Alejandro llamaba a su criado, y que este no respondiese. El impetuoso amo se ponía furioso, y sus gritos y aspavientos casi se oían desde la calle: «le voy a matar... esto no se puede sufrir». Pero todo concluía cuando entraba D. Basilio Andrés de la Caña, diciendo:
Ver ejemplos de oraciones con la palabra matricularía

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