¿Lleva tilde frigidísima?

Hay una infinidad de palabras que se acentúan en Español, en concreto en nuestra base de datos tenemos 255.832 palabras que deben llevar tilde. Las reglas generales de acentuación son las siguientes:
  • Palabras agudas: son aquellas cuya última sílaba es tónica, deben llevar tilde aquellas que acaben en vocal, ene o ese.
  • Palabras llanas: son aquellas cuya sílaba tónica es la penúltima y llevan acento las que no terminan en vocal, ene o ese
  • Palabras esdrújulas: son aquellas cuya sílaba tónica es la antepenúltima, se acentúan siempre
Con las reglas anteriores puede parecer fácil saber cuando lleva tilde una palabra, no obstante en ocasiones saber separar una palabra en sílabas no es sencillo y pueden aparecer otros factores como los hiatos, las palabras compuestas o los acentos diacríticos que fácilmente inducen a equivocación. Por ello te ayudamos no sólo mostrandote cual es la forma correcta de escribir la palabra pero además te decimos por qué es así.

Frigidísima lleva tilde

Todas las palabras esdrújulas han de llevar acento.

Llamamos palabras esdrújulas a las palabras donde el golpe de voz o sílaba tónica recae en su antepenúltima sílaba

La separación silábica de FRIGIDÍSIMA queda así: fri-gi-dí-si-ma, es esdrújula por lo tanto se debe acentuar.

Ejemplos con la palabra Frigidísima

Lo más extraño de todo es que en la frigidísima estancia no había lumbre.
Al decir esto, creyendo que mis palabras eran frigidísima expresión de lo que yo sentía, crucé las manos en la actitud más patética que me fue posible, y dando rienda suelta a la ardorosa exaltación que inflamaba mi cabeza, la expresé en palabras como mejor pude, exclamando así:.
No es cierto que le hayan concedido la licencia absoluta: la pidió al Regente, pero éste, mejor dicho, el gran mangoneador Linaje, no ha querido dar curso a la solicitud. Está el hombre de cuartel, abominando del servicio militar y de todo lo que sea guerra, fusiles y ordenanza. Causome no poca sorpresa ver gruesos libros en la mesa del mísero cuarto en que me recibió, y de punto subió mi asombro viendo que eran obras místicas: el Tratado de la Paciencia, de Malon de Chaide, la Vida de Cristo, del padre Nieremberg, el Evangelio en triunfo, de Olavide, y algo más que no recuerdo. A mis preguntas acerca de sus nuevos gustos literarios, contestó con evasivas. Luego vi que un armario próximo albergaba novelas, algunas traducidas del francés, y me parecieron, por los pocos rótulos que leí, la más abominable literatura del mundo. De paisano vestía el pobre Coronel, cubriéndose casi todo el cuerpo con una luenga bata negra que más parecía sotana, los pies en pantuflos colorados: ni en cuellos ni en puños vi asomos de camisa, gloriosa nuditas. Lo más extraño de todo es que en la frigidísima estancia no había lumbre. Interrogado por mí acerca de este punto, díjome que ignora lo que es frío, que arde su cabeza, y que su corazón es un rescoldo inextinguible. En tanto que con él hablaba, se me iban los ojos por todos los rincones del aposento, buscando rastro de mujeres o alguna señal de femenil existencia. Vi retratos de escaso mérito, que no representaban ciertamente tipos de hermosura, vi ropas colgadas de clavos y perchas, entre las cuales había prendas de mujer, viejas y sin ninguna elegancia, botas y zapatos de pie breve vi también, ya desfigurados por el uso. Mujer había sin duda, mas era de baja estofa, según las trazas, o de las que por los caminos de liviandad vienen muy a menos.
Ver ejemplos de oraciones con la palabra frigidísima

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