¿Lleva tilde elogiaria?

Hay una infinidad de palabras que se acentúan en Español, en concreto en nuestra base de datos tenemos 255.832 palabras que deben llevar tilde. Las reglas generales de acentuación son las siguientes:
  • Palabras agudas: son aquellas cuya última sílaba es tónica, deben llevar tilde aquellas que acaben en vocal, ene o ese.
  • Palabras llanas: son aquellas cuya sílaba tónica es la penúltima y llevan acento las que no terminan en vocal, ene o ese
  • Palabras esdrújulas: son aquellas cuya sílaba tónica es la antepenúltima, se acentúan siempre
Con las reglas anteriores puede parecer fácil saber cuando lleva tilde una palabra, no obstante en ocasiones saber separar una palabra en sílabas no es sencillo y pueden aparecer otros factores como los hiatos, las palabras compuestas o los acentos diacríticos que fácilmente inducen a equivocación. Por ello te ayudamos no sólo mostrandote cual es la forma correcta de escribir la palabra pero además te decimos por qué es así.

Elogiaria lleva tilde, se escribe Elogiaría.

Si la vocal tónica o fuerte de un diptongo es la vocal cerrada i/u estamos ante un hiato. Cuando esto ocurre la vocal cerrada i/u debe ser acentuada.

La separación en sílabas de ELOGIARÍA queda así: e-lo-gia-rí-a, debe llevar tilde para romper el diptongo. De esta manera Se produce hiato entre las vocales "í" y "a" de las sílabas y a porque la vocal i acentuada es tónica y la vocal a es abierta.

Puedes ver aquí la definición de elogiaría

Ejemplos con la palabra Elogiaría

A tales nuevas, como es natural en medio de una guerra, y siendo recibidas de noche, la ciudad casi perdió el juicio, y no podía contenerse dentro de las murallas, pero recorriéndola Catón, detenía a los que pugnaban por salir, y consolaba a los que se mostraban abatidos, disipando el terror y la turbación del miedo con decir que quizá no habría sido tanto, y que la relación sería exagerada, con lo que logró sosegar el tumulto. Por la mañana muy temprano echó un pregón para que acudieran al templo de Júpiter los trescientos que le servían de Senado, siendo ciudadanos Romanos ocupados en el África en el comercio y en el cambio, y con ellos los senadores que allí se hallaban y los hijos de éstos. Mientras se reunían se presentó, con semblante inalterable y sereno, como si no hubiera ninguna novedad, y se puso a leer un cuaderno que tenía en la mano, que era el inventario de los objetos preparados para la guerra, armas, víveres, arcos y soldados. Cuando ya estuvieron juntos, empezando por los trescientos, y tributando grandes alabanzas al celo y fidelidad que habían mostrado, por haber sido de grandísimo recurso, con sus caudales, con sus personas y con sus consejos, los exhortó a no dividirse formando cada uno particulares esperanzas y pensando en huir y salvarse sólo, pues si permanecían unidos y en actitud de guerra, César los despreciaría menos, y librarían mejor cuando llegara el momento de haberle de suplicar. Dejóles que ellos mismos deliberaran sobre su suerte, pues ninguno de los dos partidos vituperaría, sino que si se mudaban con la fortuna, atribuiría esta mudanza a la necesidad, y si se mantenían en su anterior propósito, exponiéndose a todo por la libertad, no sólo los elogiaría, sino que admiraría su virtud, presentándose a ser su caudillo y compañero de armas hasta tener el último desengaño de la patria, que no era Utica, ni Adrumeto, sino Roma, la cual muchas veces de mayores caídas se había levantado a superior grandeza, que todavía les quedaban muchos auxilios para su salud y seguridad, siendo el mayor de todos el hacer la guerra a un hombre llamado a un tiempo a muchas partes, pues la España se había pasado al partido del hijo de Pompeyo, y Roma, desacostumbrada al freno, no sólo no le recibía, sino que se enfadaba e irritaba contra toda mudanza, y finalmente, no debía huirse el peligro, pudiendo tomar lección del mismo enemigo, que ponía a riesgo su vida por las mayores violencias e injusticias, y no como ellos, para quienes la incertidumbre de la guerra había de terminar o en la vida más dichosa y feliz si eran vencedores, o en la más gloriosa muerte si eran vencidos. Mas con todo, concluyó con que ellos por sí mismos debían resolver, haciendo votos porque su determinación tuviera el próspero fin que correspondía a su anterior valor y patriotismo.
Ver ejemplos de oraciones con la palabra elogiaría

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