Ejemplos con éxtasis

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Avella Ink ha compartido escenario con diferentes bandas y le ha brindado a su público un show lleno de energía, con total entrega en el escenario, llevando a los límites del éxtasis cada presentación.
Embarcan para Cath, y durante el viaje, la visión de Reith besando a otra chica hace que Ylin-Ylan entre en el awaile, un éxtasis asesino provocado por la vergüenza al que son muy dados los yao, y acaba tirándose por la borda, muriendo ahogada.
Sólo estorbaba para el éxtasis la presencia de la multitud.
El pan blanco, de corteza dorada y crujiente, le sumía en un éxtasis religioso.
La joven salía de su éxtasis estremeciéndose, y sonreía bondadosamente.
Y a veces brota del centro del alma una luz interior que baña las potencias que hasta el centro no han penetrado, por donde nuestro ser individual, aun en el éxtasis, no se esfuma, ni se desvanece, ni se desmaya, sino que con más ser vive, siente, piensa, conoce y ama.
Pasaban los mártires con el rostro contraído por un gesto de fiero dolor, los místicos con los brazos extendidos y los ojos velados por el éxtasis de la felicidad, y tan pronto aparecía un santo con dorada mitra o rizada sobrepelliz, como lucía otro sobre su cabeza el acerado casco de guerrero.
¡Cómo me río ahora, al copiar estas páginas, de mis romanticismos de entonces! ¡Cómo me burlo de aquellos raptos amorosos, de aquellos éxtasis quijotescos! Pero ¡ay! no lo hago impunemente, que me hiero en el pecho, me desgarro el corazón como si me arrastrara yo sobre él un haz de espinas.
Todo lo que en ella existía de presunción materna, toda la ternura que los éxtasis de madre soñadora habían ido acumulando en su alma se hicieron fuerza activa para responder al subterráneo con otro dicho a su manera.
Ido, que estaba oyendo a su mujer, como se oye a un orador brillante, despertó de su éxtasis y se puso a.
Parecía lela o quizás tenía semejanza con esos penitentes del Hindostán que se están tantísimos días seguidos mirando al cielo sin pestañear, en un estado medio entre la modorra y el éxtasis.
Que a ella y a mí se nos han revelado los misterios inefables, digo nos llevan a un éxtasis delicioso, de que no pueden participar las personas vulgares.
Así estuvo mucho tiempo, sumido en un éxtasis de dulce dolor que iba hermoseando cada vez más su noble rostro.

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