Ejemplos con zozobra

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Su zozobra le hacía temer esta entrevista, y al mismo tiempo la deseaba.
Era la inquietud del peligro que había quedado fija en él para siempre, el hábito de la intranquilidad contraído en los obscuros calabozos, cuando esperaba a todas horas ver abrirse la puerta para ser apaleado como un perro o conducido al cuadro de ejecución ante la doble fila de fusiles, y a más de esto, la costumbre de vivir vigilado en todos los países, presintiendo el espionaje de la policía en torno de él, sorprendido en medio de la noche en cuartos de posada por la orden de salir inmediatamente, la zozobra del antiguo Asheverus, que apenas gustaba un instante del descanso, oía el eterno Anda, anda.
En la catedral hablaban de la de aquel año con misterio unos y zozobra otros, como si aguardasen sucesos extraordinarios.
Pegóse Tapón a la roca más lejana, que le cortaba la salida, volviéndose de nuevo muy pálido y asustado, y con el ansia mortal de la zozobra, con la desfallecida voz del miedo, dijo muy bajo:.
Otro ruido extraño vino a aumentar su zozobra: oyóse un ligero golpe metálico, argentino, semejante al de la hoja de un puñal chocando con precaución sobre una superficie cristalina o marmórea, después, a intervalos y por largo rato, un ruido sordo de algo que frotaba con rapidez y ligereza.
Y como si el reloj de Palacio quisiera aumentar su zozobra, dio en aquel momento la una y tres cuartos.
Juanito vivía entregado a la agitación y la zozobra del que confía su porvenir a los caprichos del azar.
Era como la feroz picada de un mosquito cuando estamos empezando a dormirnos dulcemente Por mucho que se estirase el dinero sacado de la hucha, al fin se tenía que concluir, porque todo es finito en este mundo, y el metálico precisamente es una de las cosas más finitas que se pueden imaginar ¡María Santísima!, cuando el temido momento llegase ¡cuando la última peseta del último duro fuera cambiada! Si el mosquito le picaba a Maximiliano cuando estaba en su cama dormido o preparándose a ello, incorporábase tan desvelado cual si fueran las doce del día, o se ponía a dar vueltas en el lecho y a calentarlo con el ardor de su febril zozobra.
Y su zozobra era tal, que por poco se echa de la cama, cuando Juan se apartó de ella para ir hacia la suya ¿Pero qué?pensó, ¿se arrepiente este tuno de lo que ha dicho? ¿Es que no quiere contarme nada?.

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