Ejemplos con zaguán

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Un ventanillo adintelado, más elevado que los restantes huecos, serviría para iluminar el zaguán.
El primero de ellos es muy apaisado y se encarga de dar iluminación al zaguán.
En la fachada principal y planta baja de portal nos encontramos, de izquierda a derecha: con una ventana casi cuadrada cerrada por reja de barrotes de sección cuadrada con la arista hacia el exterior, una pequeña ventana de corte apaisado que se encarga de iluminar el zaguán, la adintelada portada, y como epílogo una rasgada ventana abierta con posterioridad, al carecer en su recerco de los marcos resaltados y acodados con que se acompañan los otros tres huecos anteriores.
La escalera y el zaguán ocupaban una tercera parte de los bajos de la casa.
Sentábanse en el verano en el , especie de zaguán de la alquería, o entraban en la cocina si era invierno.
Febrer llegó a casa de la Papisa : un zaguán semejante al suyo, aunque más cuidado, más limpio, sin hierbas en el pavimento, sin grietas ni desconchaduras en las paredes, con una pulcritud monacal.
La gran dama parturienta permanecía recluida en su palacio cuarenta días, y en todo este tiempo las puertas estaban abiertas, el zaguán lleno de carrozas, la servidumbre formada en la antecámara, los salones llenos de visitas, las mesas cubiertas de dulces, bizcochos y refrescos.
Más adelante se bifurcaba la ruta: una rama se dirigía a Valldemosa y otra a Sóller ¡Ay, Sóller! ¡La niñez olvidada que acudía de golpe a su memoria! Todos los años, en un carruaje como aquél, emprendía la familia de Febrer su viaje a Sóller, donde poseía una antigua casa, de amplio zaguán, la casa de la Luna, llamada así por un hemisferio de piedra con ojos y nariz que adornaba lo alto del portalón, representando al astro de la noche.
Un gato atravesó el zaguán, saliendo por el orificio de una puerta carcomida de las antiguas cuadras, para desaparecer en los abandonados subterráneos que habían guardado las cosechas en otros tiempos.
El zaguán, enorme cual una plaza, podía admitir más de una docena de carrozas y todo un escuadrón de jinetes.
Al llegar al zaguán, Febrer se detuvo.
El señor Colignon, bastante avejentado ya, penetra, con sus acompañantes, en el zaguán del asilo, una pieza alongada, de paredes desnudas, con cuatro desvalidas silletas de paja.
Unas manos de hierro, las de aquel bárbaro Patón, el criado de la duquesa, me amordazaron, me sujetaron cruelmente los miembros, me tomaron en vilo, me descendieron a un zaguán, en donde estaban mi padre y el señor Novillo, el cortejador de Felicita, me metieron en un coche.
Julio sólo había cruzado silenciosos saludos con este amigo de Argensola al encontrarle en el zaguán de la casa.
Al atravesar el zaguán con su pequeña maleta, le cortó el paso la portera, gruesa comadre de pelo encrespado y polvoriento, que sólo había entrevisto algunas veces en las profundidades de su caverna.
Entraron en el zaguán de un antiguo palacio.
Cruzaban el zaguán de la casita, entraban en el jardín y se dirigían al cenador cubierto de viña virgen, que el pilón resguardaba.
Ojeda dio unos duros a la portera, que les salía al paso arrebujada en un mantón para abrir los cristales del zaguán.
De estas pesadumbres públicas venían hablando el de la barba larga, el anciano de rostro triste, y Juan Jerez, cuando este, ligado desde niño por amores a su prima Lucía, se entró por el zaguán de baldosas de mármol pulido espaciosas y blancas como sus pensamientos.
Asomó en este momento por la verja dorada que dividía el zaguán de la antesala que se abría al patio, un hombre joven, vestido de negro, de quien se despedían con respeto y ternura uno de mayor edad, de ojos benignos y poblada barba, y un caballero entrado en largos años, triste, como quien ha vivido mucho, que retenía con visible placer la mano del joven entre las suyas:.
Arrodíllate, Adela: arrodíllate ahora mismole respondió dulcemente Ana, volviendo a ella su hermosa cabeza de ondulantes cabellos castaños, mientras que Juan, que venía de hacer paces con Lucía refugiada en la antesala, salía a la verja del zaguán a recibir al amigo de la casa.
Fue la emoción visible en el rostro del viejo, y aun no había desaparecido del zaguán, de brazo del de la buena barba, cuando Lucía, demudado el rostro y temblándole en las pestañas las lágrimas, estaba en pie, erguida con singular firmeza, junto a la verja dorada, y decía, clavando en Juan sus dos ojos imperiosos y negros:.
Apeóse del coche y entró en el zaguán, creyendo encontrar allí alguna religiosa o algún portero a quien preguntar por la marquesa de Villasis o por el padre Cifuentes, mas sólo vio delante una empinada escalera dividida por en medio con un barandal de hierro que hacía veces de pasamanos.
A poco, cuando principiaba yo a escribir, oí en el zaguán voces femeniles que distrajeron mi atención.
Cuando llegué al zaguán me ví tentado de retroceder e ir a charlar a casa de don Procopio.
Por fin ¡la Casa de Diligencias! El zaguán abierto de par en par, personas que aguardaban, mozos dispuestos para cerrar la puerta luego que entrase el ruidoso vehículo.
Ningún eco respondió a sus alaridos de consternación, pero transcurridos breves minutos, apareció en el zaguán el juez en persona, deshaciéndose en excusas por la torpeza de la muchacha: era inconcebible el trabajo que costaba domesticarlas, se les repetía mil veces la misma cosa, y nada, no aprendían a recibir a las pues de la manera que.
Ahogábanle las altas tapias verdosas, los soportales angostos, los edificios de lóbrego zaguán y escalera sombría, que le parecían calabozos y mazmorras.
La rectoral daba señales de su esplendor pasado, su aspecto era conventual, al entrar y apearse en el zaguán, los señores de Ulloa sintieron la impresión del frío subterráneo de una ancha cripta abovedada, donde la voz humana retumbaba de un modo extraño y solemne.
Cruzó rápidamente el helado zaguán, la cavernosa cocina, y, atravesando los salones solitarios, se apresuró a refugiarse en la habitación de Nucha, donde acostumbraban servirle el chocolate por orden de la señorita.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba