Ejemplos con volviendo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Se fueron los dos, lentos y tristes, por el arroyo seco que baja del pueblo, volviendo la cabeza al brillante huír de nuestro tropel.
Un mes de septiembre, volviendo la duquesa de la aldea, me invitó a comer.
Pues volviendo a la pregunta con que me hizo el honor de saludarme, ha de saber usted que me sorprendió, tanto más, cuanto que estuvo a dos dedos de mi pensamiento.
Muy señor mío y mi dueñodíjole don Simón, doblándose, descubriéndose y tendiéndole una mano, atenciones a las cuales correspondió Cuarterola tocando apenas el ala de su grasiento sombrero hongo con la extremidad del índice de su diestra, que sacó perezosamente del bolsillo, volviendo a hundirla en él en seguida.
Lo mismo digomurmuró el Mayorazgo, tocando apenas con una mano la que le tendió don Simón, y volviendo a mirar a sus cavadores.
Posible será que, apoyados en esto mismo, y volviendo por pasiva sus antiguas censuras, le nieguen algunos alcance y transcendencia, y hasta le disputen el título de novela.
Mi carrera hubiese sido lenta, y para no amargar los últimos años de mi tío, seguí sus consejos y reanudé los estudios, volviendo a la Iglesia.
¡A él qué! Casi deseaba que lo echasen de aquella cueva , para dedicarse a su afición favorita, volviendo a la plaza de Toros sin protesta de la familia.
Los pueblos que habían roto con el Pontificado, volviendo para siempre la espalda a Roma, eran más prósperos y felices que aquella España que dormitaba como una mendiga a la puerta de la iglesia.
Era sin duda la pesadilla de sus antiguas persecuciones volviendo a surgir.
Los más pacíficos huían por las sendas, volviendo atrás la cabeza con malsana curiosidad, los demás seguían inmóviles, puestos a la defensiva, capaz cada uno de despedazar al vecino sin saber por qué, pero no queriendo ser el primero en la agresión.
Así recobré el cuento , volviendo a leerlo aquella noche, con el mismo interés que si lo hubiese escrito otro.
La , que así apodaban a la vaca por sus rubios pelos, mugía dulcemente, estremeciéndose bajo una gualdrapa de arpillera, herida por el fresco de la mañana, volviendo sus ojos húmedos hacia la barraca, que se quedaba atrás, con su establo negro, de ambiente pesado, en cuya paja olorosa pensaba con la voluptuosidad del sueño no satisfecho.
Era Tonet, el nieto del tío , el pastor: un buen muchacho, que servía de criado al carnicero de Alboraya, y de quien se burlaban las hilanderas al encontrarle en el camino, complaciéndose en ver cómo enrojecía, volviendo la cara, a la menor palabra.
Allí cayó Roseta con su cántaro, sin haber encontrado al novio en el camino, a pesar de que anduvo lentamente, volviendo con frecuencia la cabeza, esperando a cada momento que saliese de una senda.
Miró Batiste vagamente hacia la parte de la ciudad, volviendo su espalda a la barraca de , que ahora se veía claramente, al quedar despojados los campos de las cortinas de mies que la ocultaban antes de la siega.
Teresa atisbaba la vega por la puerta entreabierta, volviendo después al lado de Batiste.
Nadie había visto nada, nadie sabía nada, contaba con risotadas brutales cómo se había roto él mismo la cabeza volviendo de la taberna, a consecuencia de su apuesta, que le hizo andar con paso vacilante, chocando contra los árboles del camino, y los dos guardias civiles tuvieron que volverse a su cuartelillo de Alboraya, sin sacar nada en claro de los vagos rumores de riña y sangre que habían llegado hasta ellos.
El padre, siempre sentado en una silleta de esparto bajo el emparrado de la puerta, fumaba cigarro tras cigarro, impasible como un oriental, volviendo la espalda a su vivienda, cual si temiera ver el blanco catafalco que servía de altar al cadáver de su hijo.
¡Y Linilla no las verá! Y volviendo a mi manía poética me daba yo a repetir aquello de nuestro Carpio:.
¡Ya usted lo vé! Me estoy volviendo poetisa.
Amparo y el teniente, en un extremo del balcón, volviendo casi la espalda a la plaza y aislados del grupo juvenil que hablaba y reía junto a ellos, tenían el aspecto de verdaderos novios, él, serio, solemne, llevándose la mano al tercer botón de la guerrera, que es donde suponía estaba el corazón, mirando algunas veces al cielo, todo para dar más fuerza y sinceridad a lo que decía, y ella, con cierta sonrisilla irónica, negando con graciosos movimientos de cabeza y volviendo algunas veces la mirada para ver si el posma seguía allí.
Los pueblos y caseríos, compactos y apiñados hasta el punto de parecer de lejos una sola población, matizaban de blanco y amarillo aquel gigantesco tablero de damas, cuyos cuadros geométricos, siendo todos verdes, destacábanse unos de otros por sus diversas tonalidades, a lo lejos, el mar, como una cenefa azul, corríase por todo el horizonte con su lomo erizado de velas puntiagudas como blancas aletas, y volviendo la vista más a la izquierda, los pueblos cercanos: Godella con su obscuro pinar, que avanza como promontorio sombrío en el oleaje verde de la huerta, y por encima de esta barrera, en último término, la sierra de Espadan, irregular, gigantesca, dentellada, mostrando a las horas de sol un suave color de caramelo, surcada por las sombras de hondanadas y barrancos, decreciendo rápidamente antes de llegar al mar, y ostentando en la última de sus protuberancias, en el postrer escalón, el castillo de Sagunto, con sus bastiones irregulares, semejantes a las ondulaciones de una culebra inmóvil y dormida bajo el sol.
Por esto, cuando regresó a Valencia, volviendo a encargarse de , experimentó la alegría del que sale del destierro.
No había más que verlas en el palco abanicándose con negligencia, mientras una gran parte de los señores del tendido, puestos de pie y volviendo la espalda al redondel, las miraban fijamente, con ojos de deseo.
Visanteta sin perder su ceñuda seriedad, levantó los hombros, hizo un gesto de resignación, como diciendo: Que ocurra lo que Dios quiera , y volviendo la espalda al señorito, se fue hacia el comedor.
¡Todo sea por Dios! exclamó Guillermina dando un suspiro y volviendo imperturbable a su trabajo.
El canónigo, volviendo al interrumpido tema de los que se habían de ingertar y de las que se debían poner en orden, dijo:.
¡Ah! se me olvidabaañadió, volviendo a entrar después de algunos segundos de ausencia.

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