Ejemplos con volvéis

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Ningún animal de clase superior abandona o desconoce a su cachorro, y sois muchos los hombres que volvéis la espalda al hijo, por miedo a lo que las gentes puedan decir.
-¡Eh, buen hombre! ¿No os volvéis a vuestro pueblo? No he visto mayor estúpido.
Si alguien os busca pelea, evitadla, aunque sea un niño de diez años el que la busca, si os atacan de noche o de día, batíos en retirada y sin vergüenza, si cruzáis un puente, tantead las planchas, no vaya a ser que una os falte bajo el pie, si pasáis ante una casa que están construyendo, mirad al aire, no vaya a ser que una piedra os caiga encima de la cabeza, si volvéis a casa tarde, haceos seguir por vuestro criado, y que vuestro criado esté armado, si es que estáis seguro de vuestro criado.
que si a emprender volvéis en tiempo alguno.
—Para salvaguardia de todos, les dije, yo permaneceré solo frente a la puerta de la casa, y mientras vais y volvéis, vigilaré, como buen centinela, lo que ocurra.
-Os diría, respondió sin titubear el africano, que cuando volvéis la cabeza tropiezan vuestros ojos con una horca más alta que la de Amán, o ven brillar en el arremangado brazo de un ministro el terrible instrumento de la venganza de los reyes sobre.
-Parece que tratamos, como si dijéramos, de potencia a potencia, y que en alas de vuestra ilusión volvéis a olvidar de nuevo la condición a que os reduce vuestra suerte.
-Volvéis vos también a vuestro empeño, y a propósito, recuerdo ahora la especie que habéis vertido de que mi gratitud debe estaros obligada.
-Ea, ya volvéis a vuestro tema, olvidando, en medio de esa ceguedad que os alucina, los favores recibidos, que constituyen por vuestra parte una deuda pendiente a mi favor y que no os perdono.
-Veo, señor conde, que vos por vuestra parte, aun a trueque de la impertinencia y del ridículo en que pudierais incurrir con pesar mío, que os estimo en cuanto valéis, volvéis de nuevo al terreno de esa eterna lisonja que me envanece y que ha llegado a ser el tema obligado de vuestro entusiasmo.
-Ya volvéis a enfadaros, exclamó el otro con su fría naturalidad, y lo siento a fe mía.
PAULO ¿Volvéis, villanos, volvéis?.
Es que con la paz, los valientes os volvéis otros, digo yo, y todo el furor de guerra que teníais en el cuerpo os sale en forma de tonterías, y os ponéis babosos, y qué sé yo.
Y volvéis contra el Pasado, de que está hecha vuestra sangre y hecho vuestro espíritu, las armas que habéis recogido de las tumbas.
-¡Y bien, joven - le dijo-, parece que andamos de juerga! ¡Diablos, las siete de la mañana! Me parece que os apartáis de las costumbres recibidas y que volvéis a la hora en que los demás salen.
-¿Volvéis otra vez a las andadas? Sin embargo, os haré observar que esta vez es algo tarde para retrocedes.
mismo, con peines, con estuchitos y con trompas de París, ¿no les volvéis a chupar a los.
-¡Condenados a muerte -exclamaba al fin mi madre-, ya me tenéis vuelta tarumba con Cabia! Id allá, y a ver cómo no volvéis.
-Os digo que no volvéis a Echederra sin comer unas magras y beber un jarro de chacolí.
Era un sueño como todos los míos, de separación y de muerte, pero he aquí que vos volvéis.
-Sí, a fe que lo había olvidado, porque vos me habéis dicho que erais mi amigo y no mi carcelero, pero ya que volvéis a vuestro natural papel, sabed que aunque me tengáis a vuestra merced, mi corazón y mi espíritu se ríen de vuestras amenazas.
-Vamos -dijo Danglars-, ¡volvéis a empezar, a lo que parece!.
-Erais magnífico y os volvéis divino, barón.
¿Volvéis a esa terrible idea?.
-¿Qué queréis? Las cosas marchan sin que nadie lo sospeche, mientras que vos no pensáis en ellas, ellas piensan en vos, y cuando volvéis os quedáis asombrado del gran trecho que han recorrido.
-Creo que os volvéis loco, maese Bertuccio -dijo fríamente el conde-, si es así, avisadme, porque os haré encerrar en una jaula antes de que suceda una desgracia.
-Si volvéis a ver a Edmundo, decidle que muero bendiciéndole.
¿Cómo puede morir de repente quien dende que nace ve que va corriendo por la vida y lleva consigo la muerte? ¿Qué otra cosa veis en el mundo sino entierros, muertos y sepulturas? ¿Qué otra cosa oís? ¿A qué volvéis los ojos que no os acuerde de la muerte? Vuestro vestido que se gasta, la casa que se cae, el muro que se envejece, y hasta el sueño cada día os acuerda de la muerte retratándola en sí.
MENGO: ¿Así volvéis por su honor?.

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