Ejemplos con vistillas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Se estaría hablando de las áreas de influencia de las calles Mayor, Arenal, Segovia, Carrera de san Francisco, Bailén y Toledo y de las plazas de la Cebada, de la Paja, Mayor, Puerta del Sol y de Oriente, donde se hallan barrios y áreas sin entidad administrativa, como La Latina, Ópera o Las Vistillas.
Casado con Antonia Alcántara, juntos han construido lo que hoy se conoce como Las Vistillas: Cerámica Tradicional y Museo Etnográfico Las Vistillas, Coín vida rural.
Se conservaba en el antiguo palacio de las Vistillas, de los Duques de Osuna, en Madrid, en cuyo catálogo figuraba como obra del citado autor granadino.
Se establecieron en la zona conocida con el nombre de Puerta de Maqueda, y aún en la actualidad se aprecia el urbanismo típico de una ciudad árabe, con calles estrechas y tortuosas, adarves o callejones sin salida, así como una serie de nombres que nos hacen recordar la existencia de esta población, como son El Moro, El oriente, El Norte, Las Vistillas, El Sol, La Corrala, etc.
La casa de los duques de las Vistillas era de las mejores entre las buenas viviendas nobiliarias del antiguo Madrid.
Cayó la antigua morada de los Vistillas, destruyose la severa fachada, y casi juntos rodaron por el suelo los fragmentos del escudo roto y las tejas de las buhardillas derruidas.
Iba a las Vistillas a tomar el sol, y a veces se extendía hasta la Plaza de Oriente por el Viaducto.
Vicente Beltrán de Lis que al frente de su partida guerreaba en las Vistillas de San Francisco.
¿No trae en su compañía a un majo de las Vistillas o a algún cortesano de los de la tertulia del Sr.
-Adiós España, adiós soldados de Flandes, conquistadores de Europa y América, cenizas animadas de una gente que tenía el fuego por alma y se ha quemado en su propio calor, adiós, poetas, héroes y autores del Romancero, adiós, pícaros redomados que ilustrasteis, Almadrabas de Tarifa, Triana de Sevilla, Potro de Córdoba, Vistillas de Madrid, Azoguejo de Segovia, Mantería de Valladolid, Perchel de Málaga, Zocodover de Toledo, Coso de Zaragoza, Zacatín de Granada y los demás que no recuerdo del mapa de la picaresca.
Si con un puñado de gente gritona traída de los pueblos y de las Vistillas de Madrid se puede obligar al rey a que haga una cosa, no sé para qué se toma ese señor el trabajo de llevar corona en la cabeza.
La mayor parte de los héroes de Zocodover y las Vistillas, no parecían inclinados a dar crédito a la regia palabra, antes bien se burlaban de cuantos acudían a leerla, añadiendo: -No se nos engañará.
Los niños no habían asistido a la escuela, ni los jornaleros al trabajo, ni los frailes al coro, ni los empleados a la covachuela, ni los mendigos a las puertas de las iglesias, ni las cigarreras a la fábrica, ni los profesores de las Vistillas dieron clase, ni hubo tertulia en las boticas, ni meriendas en la pradera del Corregidor, ni jaleo en el Rastro, ni colisión de carreteros en la calle de Toledo.
Díjome que en el Rastro y en las Vistillas todos están muy alarmados, y que cuando ven un francés le silban y le arrojan cáscaras de fruta, díjome también que él está furioso, y que así como fue uno de los principales para derribar a Godoy, será también ahora el primero en alzarles el gallo a los franceses.
La función que más boga alcanza en los teatros, el sermón que más ha gustado en la última novena, la calle que se proyecta construir, el cuento que con más éxito circula de boca en boca, las nieves que han caído en tal o cual punto, las telas que están en moda, el atroz incendio ocurrido en alguna ciudad de los Estados Unidos, la pendencia que ensangrentó las heroicas calles de las Vistillas, la grandiosa insurrección de las cigarreras, la marcialidad de los regimientos que desfilaron en la última parada, todos los accidentes de la vida colectiva se expresan allí, formando día tras día como un registro universal, en que los movimientos, las palpitaciones, los gestos, aun los más insignificantes de la sociedad, quedan anotados con la exactitud de la calcografía o del daguerrotipo.
Acabado modelo de la maja era Vicenta Garduña, conocida por la , emperatriz de los barrios bajos, que ejercía dominio absoluto desde las Vistillas hasta el Salitre, temida en las tabernas, respetada en las zambras y festejos populares, mujer que había aterrado el barrio entero dando de puñetazos a su marido Pedro Potes, maestro de obra prima, y tan débil de carácter como largo de cuerpo.
—No estoy en eso, respondió Avendaño, porque pienso, ántes que desta ciudad me parta, ver lo que dicen que hay famoso en ella, como es el Sagrario, el artificio de Juanelo, las vistillas de San Agustin, la huerta del Rey y la Vega.
En las Vistillas, en la Virgen del Puerto, en la Ronda de Recoletos, en Atocha, en la Venta del Espíritu Santo y en otros muchos parajes por el estilo he disfrutado muchas veces de esa vista interior por que V.
En estas fiestas, donde se ejercita la ternura, ¿qué fruto no puede sacar el filólogo? ¡Qué extrañeza de voces, que no están escritas en ninguna parte, y que forman un nuevo idioma, no conocido si no del que frecuenta las Maravillas, las Vistillas, el Avapiés y el Barquillo! Un idioma cuya riqueza y caudal no se extiende más allá de una docena de palabras expresivas y enérgicas, y que, bien fraseadas, hacen depender su inteligencia de sola su diversa modulación.
Me los llevo a la caída de las Vistillas o a la Huerta del Bayo, allí los doctrino.
Pobre, y sin familia ni hogar a que acogerse, recordó el desgraciado que en cierta calleja del barrio de las Vistillas poseía un humilde portal y algunas herramientas de zapatero encerradas en un arca, todo lo cual corría a cargo de la vieja más vieja de la vecindad, en cuya casa había encontrado el mísero caricias y hasta confituras en vida del virtuoso Juan Gil.
Sin darse cuenta de su itinerario, pasó por Puerta Cerrada, calle del Nuncio, hizo un breve descanso en el Pretil de Santisteban, bajó a la calle de Segovia, metiose luego por la calle del Toro a la Plazuela del Alamillo, tiró hacia la Morería vieja, y en las Vistillas tomó resuello.
Metámonos por el Portillo de las Vistillas, que está dos pasos de aquí, y en un periquete subiremos hasta San Francisco».
Al entenderlo así, sacó Teresa de su cacumen otra donosa invención, que debía cubrirle la retirada y permitirle realizar el propósito que la llevó a las Vistillas.
¿Pero todo lo ocurrido en aquella tarde, la excursión a las Vistillas, la entrevista con Virginia, la conversación con Tuste, era verdad? ¿Estaba ella en su cabal sentido cuando dijo al aprendiz lo que aún recordaba, pues cada palabra suya, cada palabra de él, estampadas permanecían en su mente?.
No estaba yo de humor para soportar el ambiente caldeado de aquel hervidero de pasiones, y me lancé a recorrer los barrios del Sur, desde Santa Isabel a las Vistillas.
Para que vea usted lo mala que es, ayer fui a su tienda, donde se están alistando los que forman la Corporación de Vecinos honrados del distrito de la Audiencia para defender el orden y la propiedad, y apenas me vio entrar salió como una furia con la vara de medir, y me echó a la calle con estos lenguarajos indecentes: Ni tú eres vecino, ni honrado, ni tienes más comercio abierto al público que las Vistillas o la Fuente de la Teja.
Sin saber cómo, halláronse en las Vistillas.
Acabado modelo de la maja era Vicenta Garduña, conocida por la Pintosilla, emperatriz de los barrios bajos, que ejercía dominio absoluto desde las Vistillas hasta el Salitre, temida en las tabernas, respetada en las zambras y festejos populares, mujer que había aterrado el barrio entero dando de puñetazos a su marido Pedro Potes, maestro de obra prima, y tan débil de carácter como largo de cuerpo.

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