Ejemplos con viste

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Sólo que en Pereda parecerá todo mejor si se viste y arrea con traje montañés.
Sobre la bayeta verdegay, de pliegues y lóbulos graciosos, con que se viste la madre tierra, siempre doncella, se ha puesto, aquí y acullá, unos pomares enflorados, cándido ornamento.
Es así como, no bien la eficacia de un ideal ha muerto, la humanidad viste otra vez sus galas nupciales para esperar la realidad del ideal soñado con nueva fe, con tenaz y conmovedora locura.
Los esplendores de mariposa con que los viste la Naturaleza no podían apreciarlos.
La Judic ya no se viste con Worth.
De fieras, yo conozco dos clasesdecía una vez Ana: una se viste de pieles, devora animales, y anda sobre garras, otra se viste de trajes elegantes, come animales y almas y anda sobre una sombrilla o un bastón.
Pero ella quería ver, con su derecho de artista, aquella fiesta de los colores, a la tierra le faltaba ahora color, ¿verdad, Juan? Mira, si no, como todo el mundo se viste de negro.
En un sitio y en otro se puede servir a Dios y a la patria, pero cree que muchas veces, con todo mi cardenalato a cuestas, pienso con envidia en aquel militar que tú viste.
¿Ya sabes que está con nosotros una joven? ¿No la viste anoche?.
¿Quién responde, quién, de que Gabriela, es decir, tu esposa , no piense algunas veces en Ernesto? El otro día le viste escribir una letra ¡y sentiste celos, celos horribles! ¿Me pides consejo? Haz lo que quieras, pero antes consulta con tu conciencia.
, el amor, para el cual se viste y se peina, el amor, por el cual se alegra de ser bonita, el amor, en provecho del cual piensa alguna vez en eso que llaman bienes de fortuna, el amor, que la lleva a paseo y la tiene de pié toda la tarde, a ella, tan débil y delicada, que se libraría de quintas por endeble, si fuera hombre, el amor, que la conduce al teatro, a ella, que ninguna afición tiene a la literatura ni la moral, y muchísimo menos a la música italiana, el amor, que la hace madrugar y trasnochar, a ella, tan dormilona, tan perezosa, tan sibarita.
¿Pero la viste bien?, ¿estás segura de que es ella?preguntó Fortunata pasado el primer momento de asombro.
¡Pero las niñas! ¡Y con estas modas de ahora y este suponer! ¿Viste la pieza de merino azul?, pues no fue bastante y tuve que traer diez varas más.
¡Quiere decirse que le viste con ella y te quedaste tan fresco!gritó la joven, furibunda, echando llamaradas de los ojos.
En tal situación siente vivos impulsos de salir a la calle, se levanta, se viste, pero no está segura de haberse quitado la venda.
—Hermano músico, mire lo que canta, y no moteje a nadie de mal vestido, porque aquí no hay nadie con trapos, y cada uno se viste como Dios le ayuda.
Toma con discreción el pulso a lo que pudiere valer tu oficio, y si sufriere que des librea a tus criados, dásela honesta y provechosa más que vistosa y bizarra, y repártela entre tus criados y los pobres: quiero decir que si has de vestir seis pajes, viste tres y otros tres pobres, y así tendrás pajes para el cielo y para el suelo, y este nuevo modo de dar librea no la alcanzan los vanagloriosos.
Eso no puede ser replicó don Quijote, que, por lo menos, ya me has dicho tú que la viste ahechando trigo, cuando me trujiste la respuesta de la carta que le envié contigo.
Y desta manera debía de ser el de mi señora cuando tú la viste, sino que la envidia que algún mal encantador debe de tener a mis cosas, todas las que me han de dar gusto trueca y vuelve en diferentes figuras que ellas tienen, y así, temo que, en aquella historia que dicen que anda impresa de mis hazañas, si por ventura ha sido su autor algún sabio mi enemigo, habrá puesto unas cosas por otras, mezclando con una verdad mil mentiras, divertiéndose a contar otras acciones fuera de lo que requiere la continuación de una verdadera historia.
Eso puedes tú decir bien, Sancho replicó don Quijote, pues la viste en la entereza cabal de su hermosura, que el encanto no se estendió a turbarte la vista ni a encubrirte su belleza: contra mí solo y contra mis ojos se endereza la fuerza de su veneno.

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