Ejemplos con viniste

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

De nuevo en contacto con el espíritu de antaño, él camina a través del viejo parque rememorando un día dorado de otoño cuando viniste hacia mí en Orangefield.
Usando un argentinismo, como a ti siempre te ha gustado hacer, te digo, Qué bueno que viniste!.
Gracia interpretaba su éxito ¿Será una rosa? -que le había compuesto Francisco de Val-, unos fandangos 'architarareados': Amor, ¿por qué no viniste amor? y Camino del cielo.
¿Qué hiciste luego? ¿Por qué no viniste de noche? Te estuve esperando Se perdió el palco y me acosté de un humor.
De allí te sacamos para que vinieras a comer, y viniste pálido y lloroso.
¡Qué de amarguras se le esperan! Aun no te había visto y ya te amaba, ¡viniste y desde que tú llegaste fué dichosa! Gabriela es buena, pero Angelina es un ángel.
¡Tiene tu tía unas cosas! Dice que pronto liará el petate, que ya viniste y que, tal vez, eso nada más espera Dios para llevársela.
¡Para qué viniste! ¡Para qué te conocí! Rodolfo: ¿porqué me amas? ¿Porqué te amo yo? ¡Qué de lágrimas me cuesta tu cariño! Mira: si no merezco que me ames, olvídame, olvídame, me iré de aquí, llorando, sí, llorando pero me iré, a la Sierra, a cualquiera parte.
Oyeme: este pobre corazón mío, no había amado nunca: llegué a esta casa y me hablaron de tí, me dijeron que eras huérfano, huérfano como yo, y me fuiste simpático, y me dijeron que eras bueno, muy bueno, y me interesé por tí, leí tus cartas, vi tu retrato, y hallé que eras como yo te había soñado, viniste, y me estremecí al oir tu voz, me hablaste ¿te acuerdas? y se ahogó la voz en mi garganta, y palpitó mi corazón trémulo de amor.
¿Por qué no te viniste acá en derechura, descastado?.
¿Ya viniste? replicó la anciana con voz moribunda.
¿Por qué no viniste desde luego a mi palco?.
Pero él, sin corresponder a mi zalema, me arañó furioso y exclamó: ¿Quién eres? ¿Y de dónde viniste para robarme mi fortuna? Le respondí: No temas nada, ¡oh digno mercader! porque no soy ningún ladrón, y tu fortuna en nada ha disminuido.
¡Te devuelvo, pues, cuanto perdiste! ¡Levántate, Anís, y vete en paz por donde viniste! Pero Anís contestó: ¡No, por Alah, ¡oh soberana mía! que no me apena lo más mínimo lo que perdí! Y si mi vida me pides, te perteneceré al instante.
Y abrió los ojos ella, y con lágrimas en las mejillas, le preguntó: ¿Has bajado del cielo, o has salido del seno de la tierra? ¡Oh esposo mío! ¡ay! ¡Ay! ¿Qué podemos contra el Destino? ¡Lo que está escrito debe suceder! ¡Date prisa, pues, a dejar que mi destino siga su curso, y vuélvete por donde viniste para no causarme el dolor de verte a ti también víctima de la crueldad de mi hermana!.
Más de una vez te dije que has sido muy desgraciado, Pepe, porque primero quisieron hacerte clérigo y te mandaron a Roma, donde no te encaminaron por el lado del arte, sino por el de desempolvar bibliotecas, luego viniste aquí, te dieron un empleo, nadie se cuidó de ver para qué servías, te lanzaste al mundo, te hiciste señorito elegante, y por fin, sin que lucharas por la vida, ni por el arte, ni por nada, te viste en buena posición y casado con una fea.
-¿Por qué no viniste a buscarme? -preguntó Alejandro a Magda, que le aguardaba en el patio encristalado del hotel-.
En cuanto al moghrabín, comenzó primero por coger del lomo de la mula el saco, y dijo: ¡Oh, mula, vuélvete al sitio de donde viniste! ¡Y Alah te bendiga!.
Luego exclamó en alta voz: «¡Viva El Cairo con sus habitantes, ¡oh aguador, hermano mío! ¿Por qué viniste a esta ciudad en donde no se estima y remunera a los aguadores?» Y le conté mi historia y le hice comprender que estaba sin dinero y huido a causa de mis deudas y de mis apuros.
y son todos a cuál más seductor! Y he aquí que estas palabras del mago tuvieron el poder de persuadir a la joven, que se levantó al punto, puso su mano en la mano del viejo sabio, y le dijo: ¡Oh padre mío! ¿qué cabalgadura me trajiste contigo para que la monte? El persa contestó: ¡Oh mi dueña, montarás en el caballo en que viniste! Ella dijo: ¡Pero si yo no sé montar ahí sola! Entonces sonrió él y comprendió que la tendría a merced suya en adelante y contestó: ¡Yo mismo montaré contigo! Y saltó a su caballo, sentó en la grupa a la joven, sujetándola contra él y atándola sólidamente con cuerdas, en tanto que la princesa estaba muy ajena de lo que con ella iba a hacer.
- ¿Cómo solamente tú entre todos los animales no viniste a mi festín?.
Acuérdate: la que puesta traías cuando viniste de tu tierra a casarte conmigo.
Tú me has contado cómo viniste al mundo, yo te diré cómo.
-Ayer viniste a Madrid por primera vez en tu vida, y aún te encuentras desorientado.
-¿Y tú por qué te viniste del pueblo? ¿Por qué no te queaste allí pa no pasar tantísimas esazones?.
-¿A ti, chavó? Pos si tú eres el ojito derecho de la güena suerte, si tú viniste al mundo de pie, si tú vives como las rosas en los rosales, si tú no tiées boca bastante pa darle gracias a Dios, que ta criao.
¡Vuelve al sitio de donde viniste! ¡Mi deseo está saciado! ¡Ya no eres nada para mí, ni puedes servir a nadie, pues me he apoderado de la única cosa que necesitaba! Y me rechazó con el pie, y me echó de casa, diciéndome como despedida: ¡Tente por dichoso cuando aún sientes la cabeza sobre los hombros!.
Y Ghanem gritó enloquecido: ¡Oh dueña mía! ¡Ten peidad de este esclavo tuyo, vencido por tus ojos, muerto por tu carne! Desde que viniste he perdido la tranquilidad.
¡Pícaro! ¿Por qué no viniste antes? Y he aquí que algo venía.
-¿Y a ti qué te importa, al fin y a la postre? ¿Por qué me he de guardar para ti cuando en tu casa me tienen en poco? ¿Piensas que no sé que desde que viniste te tienen a llave y cadena para que no se te manche la casaca en el banco de la mi cocina? Pues el que en él se asiente ha de tenerlo a mucha honra, que la mía está más limpia que los mismos soles.

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