Ejemplos con villas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Aunque se desconoce el origen y fecha de su fundación, los vestigios más antiguos hallados en excavaciones arqueológicas son las ruinas de una decena de villas romanas.
Ha resuelto esta Junta que se suspenda por ahora, la eleccion de Diputado en la villas que no sean cabeceras de partido hasta que se resuelva con detenido examen de la materia, si deben efectivamente tener representacion en el Congreso.
En las villas de Concepción del Uruguay, Gualeguay y Gualeguaychú y en Yeruá había administradores de correo dependientes de la Administración de Correos de Montevideo, en La Bajada había un administrador dependiente de la Administración de Correos de Buenos Aires.
En las tres villas quedaron instalados los respectivos cabildos con sus alcaldes.
Demostró un gran valor en el asedio de Sevilla lo que le valió como recompensa de su padre Fernando III las villas de Arcos, Lebrija, Morón, Medina Sidonia convirtiéndole en el señor más poderoso de esas tierras.
Una gran comunidad de apartamentos de lujo, casa y villas con playa propia.
En estas únicamente se encuentran diversas villas y pequeñas residencias, las cuales cuentan con albercas y playas privadas.
El término jurisdiccional del Marquesado se circunscribe a la actual Comarca de los Vélez, es decir, las villas almerienses de Vélez Rubio, Vélez Blanco, María y Chirivel, junto con los territorios de Albox, Benitabla, Albánchez y Alboreas.
Se dirigió hacia el Borne, ancha avenida que es el centro de Palma, antiguo torrente que en otros tiempos separaba la ciudad en dos villas y dos bandos enemigos:.
Esta villa era como todas o la mayor parte de las villas de España: un mal remedo de ciudad, sin dejar de ser aldea, o mejor, todo lo malo de la aldea y de la ciudad, sin tener nada de lo bueno de ellas.
Los pueblos y caseríos moteaban de blanco estas pendientes, así como las , villas de placer de los mercaderes de la ciudad.
Los que habitaban hoteles lujosos iban a instalarse en villas y de los alrededores, los pobres, cansados del rancho del matadero, se enganchaban para trabajar en obras públicas del interior.
Ferragut también quería morir en Nápoles ¡pero con ella! Y su imaginación pronta y exuberante describió las delicias de una vida a dos, de amor y de misterio, en cualquiera de las pequeñas villas con jardín asomadas sobre el mar en la ladera de Possilipo.
La señora fingía no escucharle, mirando las villas y los jardines del lado izquierdo del camino, que descendían hasta el mar.
Viuda del emperador Juan Dukas, tenía el señorío de tres villas importantes de Anatolia, con una renta de tres mil besantes de oro fino.
En esta pendiente asomaban las villas sus fachadas blancas o rosadas entre los esplendores de una vegetación siempre verde y lustrosa.
El medio que creía más eficaz para elevar a Sarrió a la altura que le correspondía, y hacerle rivalizar dignamente con otras villas, y aun ciudades marítimas de menos importancia, era la creación de un órgano que sostuviese sus intereses políticos, morales y materiales.
Después, en las villas no hay quien corte con elegancia.
Después de todo, esta virtud rara en las villas de lo interior, no lo es tanto en las poblaciones marítimas menos sometidas, como es sabido, a la influencia clerical.
En España es muy general que los habitantes de las villas y ciudades pequeñas sean dados con pasión a los confites.
En las aldeas y villas, por el trato íntimo, largo y constante de las personas, se penetra más en el alma de cada uno que en las grandes poblaciones.
En todas las villas tiene de haber un loco y un mayorazgo.
El buen rey da a la catedral nueve villas, y si quisiera te podría citar los nombres, varios molinos y un sinnúmero de viñas, casas y tiendas en la ciudad, y termina diciendo, con su largueza de caballero cristiano: Esto, pues, de tal manera lo doy, y concedo a esta Santa Iglesia y a ti, Bernardo, Arzobispo, por libre y perfecta donación, que por homicidio ni por otra alguna calumnia en ningún tiempo se pierdan.
Después de los prelados de morrión de hierro y cota de malla desfilaban los prelados ricos y fastuosos, que no reñían otros combates que los de los pleitos, litigando con villas, gremios y particulares, para mantener la inmensa fortuna amasada por sus antecesores.
El arzobispo don Martín es capitán general contra los moros de Andalucía, conquista villas y acompaña a Alfonso VIII en la batalla de Alarcos.
¡Ay! ¡Y para esto habían peleado con los moros tantos señores arzobispos de Toledo, conquistando villas, asaltando castillos y acotando dehesas, que pasaban a ser propiedad de la catedral, contribuyendo al mayor esplendor del culto a Dios! ¡Y para caer en las manos puercas de los enemigos de todo lo santo habían testado tantos fieles en la hora de la muerte, reinas, magnates y simples particulares, dejando lo más sano de su fortuna a la Santa Iglesia Primada, con el deseo de salvar su alma! ¿Qué iba a ser de las seiscientas personas, entre grandes y chicos, clérigos y seglares, dignidades y simples empleados, qué comían de las rentas de la catedral? ¿Y a eso llamaban libertad? ¿A robar lo que no era suyo, dejando en la miseria a un sinnúmero de familias que se mantenían de la olla grande del cabildo?.
El lujo se apresuró a levantar allí villas y palacios, la especulación, hoteles y casinos, sólo la piedad se quedó con las manos quietas.
Precisamente Nicolás fue quien metió a Juan Pablo por el aro carlista, prometiéndole villas y castillos.
Este fin tuvo el Ingenioso Hidalgo de la Mancha, cuyo lugar no quiso poner Cide Hamete puntualmente, por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero.
Por la cual vos damos licencia y facultad para que, por tiempo y espacio de diez años, cumplidos primeros siguientes, que corran y se cuenten desde el día de la fecha de esta nuestra cédula en adelante, vos, o la persona que para ello vuestro poder hobiere, y no otra alguna, podáis imprimir y vender el dicho libro que desuso se hace mención, y por la presente damos licencia y facultad a cualquier impresor de nuestros reinos que nombráredes para que durante el dicho tiempo le pueda imprimir por el original que en el nuestro Consejo se vio, que va rubricado y firmado al fin de Hernando de Vallejo, nuestro escribano de Cámara, y uno de los que en él residen, con que antes y primero que se venda lo traigáis ante ellos, juntamente con el dicho original, para que se vea si la dicha impresión está conforme a él, o traigáis fe en pública forma cómo, por corretor por nos nombrado, se vio y corrigió la dicha impresión por el dicho original, y más al dicho impresor que ansí imprimiere el dicho libro no imprima el principio y primer pliego dél, ni entregue más de un solo libro con el original al autor y persona a cuya costa lo imprimiere, ni a otra alguna, para efecto de la dicha correción y tasa, hasta que antes y primero el dicho libro esté corregido y tasado por los del nuestro Consejo, y estando hecho, y no de otra manera, pueda imprimir el dicho principio y primer pliego, en el cual imediatamente ponga esta nuestra licencia y la aprobación, tasa y erratas, ni lo podáis vender ni vendáis vos ni otra persona alguna, hasta que esté el dicho libro en la forma susodicha, so pena de caer e incurrir en las penas contenidas en la dicha premática y leyes de nuestros reinos que sobre ello disponen, y más, que durante el dicho tiempo persona alguna sin vuestra licencia no le pueda imprimir ni vender, so pena que el que lo imprimiere y vendiere haya perdido y pierda cualesquiera libros, moldes y aparejos que dél tuviere, y más incurra en pena de cincuenta mil maravedís por cada vez que lo contrario hiciere, de la cual dicha pena sea la tercia parte para nuestra Cámara, y la otra tercia parte para el juez que lo sentenciare, y la otra tercia parte par el que lo denunciare, y más a los del nuestro Consejo, presidentes, oidores de las nuestras Audiencias, alcaldes, alguaciles de la nuestra Casa y Corte y Chancillerías, y a otras cualesquiera justicias de todas las ciudades, villas y lugares de los nuestros reinos y señoríos, y a cada uno en su juridición, ansí a los que agora son como a los que serán de aquí adelante, que vos guarden y cumplan esta nuestra cédula y merced, que ansí vos hacemos, y contra ella no vayan ni pasen en manera alguna, so pena de la nuestra merced y de diez mil maravedís para la nuestra Cámara.

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