Ejemplos con victimario

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En una transición post-conflicto, en cambio, el victimario de una acción contra el bando contrario pudo buscar resarcimiento por haber sido víctima de dicho bando en el pasado, por lo que la victiminización es horizontal.
El victimario se entera y comienza a increparlos a ambos.
Si bien la primera se centra más en la relación entre la víctima, el victimario y las leyes, la sociología de la desviación analiza también las conductas que - sin estar prescritas como delitos- son catalogadas como anormales y reciben algún tipo de sanción social.
Jacob Anckarström fue el victimario.
Aquí existe un diálogo del victimario y de la víctima, al pleno estilo de Auschwitz, el más famoso centro de tortura y aniquilación nazi.
Su victimario le observa con una metodología de cazador.
Lo transgresor es que el propio Bruno Vidal , el personaje, ejerce la labor de hablante, pero su identificación no es con la víctima a la que le da voz, sino con el victimario.
La tortura, dentro de la sicología del victimario, es el acto mayor para la purificación del cuerpo.
Para el victimario, como con los griegos y romanos, la ley debe establecerse para resguardar el orden colectivo, y no los derechos individuales.
El protagonista principal de la película Hard Candy se va convirtiendo de potencial victimario en segura víctima, siendo torturado hasta el extremo.
También fue testigo de la masacre de Tacueyó, no como victimario ni víctima sino como observador siendo hermano de Hernando Pizarro, uno de los comandantes del Comando Ricardo Franco Frente-Sur.
Si me viera en el caso forzoso de escoger entre ama y esclava, preferiría la esclavitud, por la sencilla razón de que creo más llevadera la vida de la víctima que la del victimario.
pretenda el castigo de la víctima y la absolución del victimario.
A todo esto, el niño que a mi izquierda tenía, hacía saltar las aceitunas a un plato de magras con tomate, y una vino a parar a uno de mis ojos, que no volvió a ver claro en todo el día, y el señor gordo de mi derecha había tenido la precaución de ir dejando en el mantel, al lado de mi pan, los huesos de las suyas, y los de las aves que había roído, el convidado de enfrente, que se preciaba de trinchador, se había encargado de hacer la autopsia de un capón, o seo gallo, que esto nunca se supo, fuese por la edad avanzada de la víctima, fuese por los ningunos conocimientos anatómicos del victimario, jamás parecieron las coyunturas.
Oblígala a permanecer en pie, mientras hondamente pensativo, la diestra apoyada en su maza de cocobolo claveteada de colmillos de saíno, y la siniestra cerrada en los labios apretados, parecía un victimario indeciso entre descargar o no el golpe sobre la víctima.

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