Ejemplos con viéndoos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Para poder mantener a los Zhangsun controlados, espero que no les pongas en posiciones poderosas, y estarán satisfechos viéndoos en la corte imperial el primer y el decimoquinto día de cada mes.
Mirad, Sancho dijo Sansón, que los oficios mudan las costumbres, y podría ser que viéndoos gobernador no conociésedes a la madre que os parió.
que, viéndoos holgar siempre con mi daño,.
Algún ángel me tocó sin duda en el corazón, cuando viéndoos llegar a Salamanca me oculté de vuestra vista para confundiros ahora, ahora que conozco la ruindad de los Castros! ¡Oh, pobres paisanos y compañeros míos que dejasteis vuestros huesos en el foso de Cornatel, venid ahora a recibir el premio que os dan estos malsines! ¡Yo cohechado!, ¿y con qué me cohecharíais vos, mal nacido? ¿O tenéis por cohecho el rodar por los precipicios y arriesgar la vida hartas más veces que vos?.
¡O quan dichosa me hallaría en que tú e Sempronio estuuiesedes muy conformes, muy amigos, hermanos en todo, viéndoos venir a mi pobre casa a holgar, a verme e avn a desenojaros con sendas mochachas!.
Entretanto, señores, lo mejor fuera, pues me parece hora de levantarnos de la mesa, mayormente viéndoos ya hartos de esas copas, que esas mujeres con vuestra buena gracia pasarán al baño, y luego de lavada y aseadas, volvieran otra vez para haceros buena compañía.
Viéndoos estoy, y no lo creo: ¡qué.
Mas nada de esto bastó para doblar el ánimo de Otón, el cual, volviéndose para todas partes con rostro sereno y placentero: “Este díales dijo- ¡oh camaradas! es para mí mucho más feliz que aquel en que por primera vez me saludasteis, viéndoos ahora cuales os veo, y siendo para vosotros objeto de tales demostraciones, pero no me privéis de la mayor satisfacción y honor, que es el morir honrosamente por tantos y tan apreciables ciudadanos.
Y, sin embargo, ¿qué queréis que crean los que observan sin cesar vuestra extraña conducta, sin que aparezca ni remotamente motivo para ella? ¡Don Juan, don Juan! ¿Merece el marqués, que os ama como un padre, y que tantos años hace os sirve de tal, merezco yo, mozo ingrato, merece la fidelidad de vuestro criado, que a todos nos tengáis con el alma en un hilo, viéndoos perder la salud y hacer extrañas locuras? ¡Qué hemos de creer! Decidlo vos mismo.

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