Ejemplos con veía

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

# #la veía venir#, the independent infinitive follows verbs of seeing or hearing.
¿Qué hacía cuando la veía venir hacia él?.
Leía una, en rigor, no es que la leyese, la veía, materialmente, escapándose de los pajizos folios, caminar sobre el pavimento, o volar en el aire, o diluirse nebulosamente en el techo.
Y cuando leía en San Fortunato: , de cómo la Virgen madre envuelve en pañales los torpes miembros del recién nacido y le ciñe con vendas las manos, los pies, las piernas, veía también a Angustias, con un hijo, y mi corazón se derretía de ternura.
Cuando leía: , doncella más gentil que todos, flor, dulcedumbre, o como decía Prudencio, aquel esteta de la Iglesia antigua: , tesoro, aroma fragante del incienso sabeo y de la mirra, veía en presencia la imagen de Angustias.
Antes, cuando se veía a Belarmino, había que pensar: San Francisco, el de Asís, debía de ser una persona semejante, en el rostro.
Estos raros fenómenos o alucinaciones en que Felicita se veía envuelta, a causa, tal vez, de la debilidad, se exageraron cuando entró, en el cuarto mortuorio.
El peluquín se veía suspendido en un boliche de la cama.
Pilares: la primera ciudad que yo veía.
En un árbol, si era laurel, un antiguo veía a Dafne, sentía el contacto invisible de Apolo, y empleaba las hojas para guisar y para coronar los púgiles y los poetas.
Salieron todas corriendo en diversas direcciones, con los cántaros en la cabeza, y al poco rato no se veía en las cercanías de la fuente de la Reina mas que a la pobre Roseta, con el pelo suelto, las faldas desgarradas, la cara sucia de polvo y sangre, caminando llorosa hacia su casa.
En los caminos no se veía a nadie.
La gente veía en él algo de la extravagancia misteriosa de su abuelo el pastor, y todos lo consideraban como un infeliz, tímido y dócil.
Después enrojeció con repentina rabia, mirando el pedazo de vega que se veía a través de la puerta, con sus blancas barracas y su oleaje verde, y extendiendo los brazos gritó:.
Ahora se veía de veras en el buen camino.
Enemigo de comunicar sus penas, se le veía siempre sonriente, bonachón, tranquilo, llevando encasquetado hasta las orejas el gorro azul que justificaba su apodo.
Pepeta, apoyada en el lomo de su vaca, les veía avanzar, poseída cada vez de mayor curiosidad.
Sobre la rota techumbre de paja, si algo se veía era el revoloteo de alas negras y traidoras, plumajes fúnebres de cuervos y milanos, que al agitarse hacían enmudecer los árboles cargados de gozosos aleteos y juguetones piídos, quedando silenciosa la huerta, como si no hubiese gorriones en media legua a la redonda.
¡Pobrecita! Bien se veía que no era feliz.

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