Ejemplos con vendajes

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Destacan también una momia conservada con sus vendajes, imágenes de reyes y joyas de impresionante belleza.
Tomé un lápiz entre mis vendajes y decidí estudiar composición diría años después.
Recuerda sus primeras experiencias en la India cargando pastillas y colocándoles vendajes a los enfermos de lepra, llevando juguetes a los orfanatos, y alimentando animales callejeros, según su punto de vista, todos los seres vivos pasan necesidades, incluyendo los animales, por lo que se encargaba tanto de ellos como de los humanos.
El techo está decorado, en el centro, con el corro de las cuatro Estaciones, y todo alrededor de los frescos con escenas de juegos de la antigua Roma, en la pared larga interna una bacanal, en frente se encuentra la lucha con los cestos, una especie de boxeo en el cual los contendientes tenían en torno a las manos vendajes llamados, justamente, cestos.
También se han desarrollado métodos de vendaje para dar solución a problemática de índole muscular, como son los vendajes de descarga, de acortamiento, de inhibición, etc.
Cuando oye al pastor tocar una melodía alegre, Tristán, en un rapto de deseo, arranca los vendajes de sus heridas.
El esparadrapo es una cinta de tela o de plástico con una de sus caras adhesiva que sirve para sujetar vendajes.
Nick Riviera diciendo que le parecía un falso doctor, y que además no le gustaba que le pusiera vendajes a Bart cuando no los necesitaba.
Burns, Bart pasa al estrado muy malherido, con yesos y vendajes, y relata el atropello de una manera muy poco creíble: según el niño, él estaba jugando tranquilamente cuando un auto lujoso y macabro lo había perseguido para atropellarlo.
Bart, hastiado, se arranca los vendajes y le dice a Homer que era mentira lo de su accidente, simplemente no quería jugar porque era un desastre.
La escena en la cual Adlai quita los vendajes a una mujer rubia, pensando que es Leela, es una referencia a un episodio de la serie The Twilight Zone titulado The Eye of the Beholder.
Mientras tanto, los duros corsarios ibicencos, al repartirse el botín, apartaban un fondo para la compra de sábanas destinadas a convertirse en vendajes de sus futuras heridas, y dejaban otra parte de las ganancias para que un sacerdote celebrase misa todos los días mientras ellos estuviesen fuera de la isla.
Debes sentir en ellas una picazón de mil demonios, algo así como si te hubiesen metido avispas bajo los vendajes.
En realidad no lo vió, pues sólo tuvo ante sus ojos una bola de algodones y vendajes sobre una almohada, un fajamiento de momia, del que partían ronquidos de dolor y una mirada vidriosa y resignada.
Eran heridos de los días anteriores que hablan logrado arrastrarse hasta allí, heridos de la misma noche, que restañaban la sangre fresca con vendajes improvisados, mujeres alcanzadas por las salpicaduras del combate.
Repetía con orgullo a Desnoyers todos los progresos que realizaba en la escuela, los vendajes complicados que conseguía ajustar, unas veces sobre los miembros de un maniquí, otras sobre la carne de un empleado que se prestaba a fingir las actitudes de un falso herido.
Los uniformes de fatigada suciedad se refrescaban con la blancura de los vendajes que sostenían los miembros doloridos o defendían las cabezas rotas.
De la masa arrodillada surgían soldados con vendajes en la cabeza, el kepis en una mano y los ojos lacrimosos.
Expelían sangre por diversas partes de sus cuerpos: iban dejando atrás el blanco serpenteo de los vendajes deshechos.
Bajaban de su interior hombres y más hombres, unos por su pie, otros en camillas de lona: rostros pálidos y rubicundos, perfiles aquilinos y achatados, cabezas rubias y cráneos envueltos en turbantes blancos con manchas de sangre, bocas que reían con risa de bravata y bocas que gemían con los labios azulados, mandíbulas sostenidas por vendajes de momia, gigantes que no mostraban destrozos aparentes y estaban en la agonía, cuerpos informes rematados por una testa que hablaba y fumaba, piernas con piltrafas colgantes que esparcían un líquido rojo entre los lienzos de la primera cura, brazos que pendían inertes como ramas secas, uniformes desgarrados en los que se notaba el trágico vacío de los miembros ausentes.
Desnoyers tuvo que retener sus lágrimas al contemplar al artillero en la cama ¡Ay! ¡así podía verse su hijo! Le pareció una momia egipcia, a causa de su envoltura de apretados vendajes.
Hacia el fondo de la tienda, un oficial agonizaba: tenía puesto el ros, desnudo el pecho de ropa, mas no de bizmas y vendajes, pues toda la región torácica era una criba.
Tres heridos graves yacían sobre colchonetas, rígidos, en posición supina, alguno de ellos con la cara tan cruzada de vendajes, que no se le veían las facciones, y más parecía envoltorio que ser humano.
Y pareciéndole aún poco, con sólo su mirada arrebató los trapos y vendajes de su herida, que volaron y se esparcieron.
Benigno para engolfarse en nuevo piélago de comentarios y observaciones políticas, apretole la mano que tenía libre de vendajes y salió a toda prisa, decidido a poner entre su persona y los Cordero toda la distancia posible, siempre que tuviese que hacer averiguaciones en el vasto campo de la Milicia.
Aparece Regla de nuevo en el gabinete con media docena de frascos en una bandeja, y con enormes rollos de vendajes limpios debajo del brazo.
Bajo sus ropas se notaba el bulto de una persona, y sobre las almohadas se veía una cabeza, cuya cara, vuelta a la pared, tenía la mitad, hacia el cuello, cubierta con vendajes.
Entretanto, el cura bendecía y absolvía una vez más a sus animosos feligreses, y se dedicaba, con el albéitar, el sacristán y el sepulturero a preparar vendajes, el Santo Óleo y unas angarillas para el socorro de heridos y muertos.
Momaren, con la cabeza cubierta de vendajes y el aspecto dolorido, marchaba al frente de varios profesores que se imaginaban conocer por sus lecturas el manejo de tales monstruos de acero.
¡Si ahora mismo no se acuesta usted, y no toma, después de acostada, una taza de tilo con flor de azahar, me arranco todos estos vendajes y trapajos y me muero en cinco minutos, aunque Dios no quiera! En cuanto a usted, señorita Angustias, hágame el favar de llamar al sereno y decirle que vaya en casa del Marqués de los Tomillares, Carrera de San Francisco, número.

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