Ejemplos con velocidad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Se agarraban a la corteza con sus garras de hueso, pugnando por mantenerse firmes durante muchos años, tal vez durante siglos, pero la velocidad de la carrera acababa por expelerlos a todos, dejando atrás una estela de huesos rotos, luego de polvo, y al fin nada.
¡Cómo corremos! ¿Adonde iremos a parar? Y Febrer sonreía, apiadado de su simpleza, viéndolos ufanarse de la rapidez de su progreso, cuando estaban en el mismo sitio, de la velocidad de una ascensión que emprendían por milésima vez y había de ser seguida fatalmente por el descenso cabeza abajo.
Los millones de seres sujetos a su continua revolución gritaban y manoteaban entusiasmados y enardecidos por la velocidad.
La hembra no sudaba ni enrojecía: continuaba sus vueltas fríamente, sin apresurar el paso, mientras el compañero, poseído del vértigo de la velocidad, jadeaba con el rostro congestionado, retirándose trémulo de fatiga a los pocos minutos.
Al eco de los pasos de éste respondía en los matorrales un rumor de medrosas carreras y chasquido de hojas, viéndose pasar entre mata y mata, con ciega velocidad, un bulto de pelos grises con la cola en forma de botón.
Febrer, mirando el mar, en cuyo horizonte se marcaba la débil columna de humo de un vapor, pensó en los grandes trasatlánticos, pueblos flotantes, monstruos de velocidad, orgullo de la industria humana, que pueden dar en poco tiempo la vuelta al mundo Sus remotos abuelos de la Edad Media, que iban a Inglaterra en una nave del tamaño de una barca de pesca, representaban algo más extraordinario.
Jaime lo había visto aparecer en el horizonte como una lágrima de luminoso azul, luego agrandarse y agrandarse, hasta llenar todo el espacio, pasando junto a él con rotación de rueda y velocidad de proyectil a un mismo tiempo, y ahora se empequeñecía otra vez, huyendo por el extremo opuesto.
Su velocidad era insignificante comparada con la de un trasatlántico, pero resultaba absurda en relación con la de los vapores mercantes de gran casco y pequeña máquina que iban solicitando carga a cualquier precio por todos los puntos.
Pasó por el Océano varias veces como se pasa ante un paisaje terrestre a toda la velocidad de un tren expreso.
Además, el , por su velocidad, merecía ser empleado aparte, en servicios extraordinarios y rápidos.
Los seres de frágil dentadura y escasa velocidad, mal armados para la conquista de las presas vivas, se alimentaban con las gotas de esta lluvia de materia alimenticia.
Ferragut le obedeció, y media hora después fueron apareciendo, uno tras otro, dos buques prolongados y bajos de borda, que navegaban con gran velocidad.
El buque inglés pretendía escapar valiéndose de su velocidad superior.
El buque francés, que marchaba delante en la carrera de auxilio, moderó repentinamente su velocidad.
Confiaba en la velocidad del y en su buena estrella.
Deseaba que fuese así, para lanzar el buque sobre el sumergible a toda velocidad, espoloneándolo.
Para que no pudiera ocultarse a su vista, corrió hacia él sin disimulo alguno, como si estuviese en un desierto, a toda la velocidad de sus piernas.
Su ligereza y su velocidad les hacía dar saltos prodigiosos sobre las olas.
¡Y el pobre ser humano jamás podría viajar con la velocidad del sonido!.
Sin separar los pies del suelo corremos todos cuatrocientas leguas cada hora, velocidad que no alcanzan los trenes más rápidos.
Piafaron los suyos, encabritándose, castigóles él suavemente con la fusta, y aflojando de repente las bridas, los lanzó con la velocidad y el empuje de una flecha a través de la turba democrática, desapareciendo como un relámpago por la calle de Peligros.
La muerte del pequeño se había transmitido rápidamente por todo el contorno, gracias a la extraña velocidad con que circulan en la huerta las noticias, saltando de barraca en barraca en alas del chismorreo, el más rápido de los telégrafos.
Al subir la rampa del puente del Real tuvieron que apartarse del borde de la acera, limpiándose con los pañuelos de blonda el polvo que levantaban las ruedas de un carruajillo descubierto que corría con velocidad insolente, arrollándolo todo.
El modelo llegó ayer en gran velocidad, y también vino un fichú del cual estamos haciendo imitaciones de clase inferior, con puntilla ordinaria.
Los que obran bajo la acción de impulsos cerebrales, irresistibles y mecánicos, como los instintos que atañen a la conservación, van muy bien en su carrera mientras no ven el fin más que en la representación falsa que de él les da su deseo, pero cuando la realidad de aquel fin se les pone delante, ofreciéndoseles como acción sometida a las leyes generales, no hay velocidad que no tenga su rechazo.
Ver esto y pararse en firme, con cierta frialdad en el alma, sintiendo el choque interior de toda velocidad bruscamente enfrenada, fue todo uno.
No sabía explicarse por qué oculta relación de las cosas la velocidad de la máquina le decía: apresúrate, ven, que hay novedades.
Chupándose el dedo y en actitud meditabunda permaneció allí unos instantes, hasta que la misma falta de los dos cuartos acostumbrados le descubrió un rayo de luz: ¡su abuelo le había prometido otros dos si le avisaba cuando la señora se quedase en la capilla después de oída la misa! Raciocinando con sorprendente rigor matemático, calculó que pues perdía dos cuartos por un lado, era urgente ganarlos por otro, apenas concibió tan luminosa idea, sintió que las piernas le bailaban, y echó a correr con toda la velocidad posible en busca de su abuelo.
A la claridad lunar divisa por fin un monstruo de fantástico aspecto, pegando brincos prodigiosos, apareciendo y desapareciendo como una visión: la alternativa de la oscuridad de los árboles y de los rayos espectrales y oblicuos de la luna hace parecer enorme a la inofensiva liebre, agiganta sus orejas, presta a sus saltos algo de funambulesco y temeroso, a sus rápidos movimientos una velocidad que deslumbra.
¡Ya, ya vais por esos aires, rompiéndolos con más velocidad que una saeta!.

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