Ejemplos con velillo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Su diestra, oprimiendo un minúsculo pañuelo, pasó entre el velillo y el rostro para cubrirse los ojos.
A través del velillo del sombrero columbraba su pálido perfil, empequeñecido por un gesto de dolorosa timidez, los labios apretados, las alillas de la nariz dilatadas por la angustia, una raya profunda entre las cejas: la arruga vertical que anunciaba siempre sus preocupaciones y sus enfados.
En el instante de arrancar el carruaje, la desconocida se alzó el velillo.
Ella ni aceleró ni acortó el paso, la insistencia casi descarada de don Juan no descompuso su tranquilo caminar de diosa vestida a la moderna, pero a la segunda vez que le sintió pasar a su lado, alzó el manguito en que llevaba metidas las manos, y se oprimió el velillo contra el rostro, como queriendo recatarse, lo cual avivó en el hombre la curiosidad y la sospecha.
Desató un paquete que había traído, sacó de él unas ropas de mujer, y vistió con ellas al príncipe, acabando por envolverle con el gran izar, cubriéndole la cara con un velillo tupido.
Y entraste ¡oh Latifah! mostrando tus grandes ojos negros, muy asombrados tras el velillo de tu rostro.
Luego le ayudó a quitarse el velo grande y le levantó por sí misma el velillo del rostro.
Y cuando abandonaron los demás la sala, Fuerza-de-los-Corazones arrojó lejos de sí, con un movimiento rápido, el izar que la envolvía y el velillo que le tapaba el rostro, y apareció vestida con un traje semejante por completo a los que vestía en el palacio, cuando el califa la acompañaba.
Así es que, al volver cabeza hacia donde yo estaba, me vio la joven, y bajó vivamente el velillo de su rostro, luego, dando muestras de gran indignación, me mandó a la esclava tañedora de laúd, que se me acercó, y después de arañarme, me dijo: ¡Oh jeique! ¿no te da vergüenza mirar así en su cara a las mujeres? ¿Y no te aconsejan tu barba blanca y tu vejez el respeto para las cosas honorables! Yo contesté en alta voz para que me oyera la joven sentada: Tienes razón, ¡oh mi dueña! y mi vejez es notoria, pero con lo que respecta a mi vergüenza, ya es otra cosa.
Se pasó un poco de agua por la cara, se puso el abrigo largo y el velillo, y a paso furtivo salió de casa y bajó las escaleras.
Y se alineaban en dos filas, sosteniendo cada una en la mano un gran cirio, y todas tenían la cara cubierta con el velillo de seda blanca, a causa de la presencia de aquellos dos hombres.
Y en un momento dado, todas estas mujeres, no pudiendo resistir por más tiempo, se descubrieron el rostro, levantando el velillo.
Quitóse el velillo con que había cuidado de taparse el rostro, y miró atentamente al joven Ghanem.
Y Abriza, entonces, se sentó, y se quitó el velillo que le cubría la cara, y ¡aquello fué un deslumbramiento! Pero tan gran deslumbramiento, que el rey Omar Al-Nemán estuvo a punto de perder la razón.
Y los que la ven pasar, todas las mañanas, cubierta la cabeza con el velillo, se dicen al oído:.
Entonces Diadema franqueó la puerta moviendo las caderas y dirigiendo una sonrisa por debajo del velillo al jefe de los eunucos, que quedó asombrado ante la belleza que dejaba entrever la leve gasa.
Y al dejar caer de nuevo la cortina, se levantó el velillo que le tapaba la cara.
Su rostro lo cubría un velillo transparente, ¡y sus ojos irradiaban espléndidos a través del velillo! La piel de sus manos era tan suave como la misma seda, y sus dedos cargados de diamantes, parecían así más bien formados.
Y como no temía que la molestasen en casa de Abalhassan, se levantó un momento el velillo de la cara, y brilló sin ningún obstáculo toda su belleza.
Entonces la joven se echó de nuevo el velillo a la cara y salió, dejando en pos de sí el sutil perfume de la ropa guardada entre jazmín y sándalo.
Por fin, cuando hubo descansado de aquella larga caminata, pudo levantarse el velillo y despojarse del manto.
Sett Budur, en su aspecto de rey adolescente, avanzó con gentileza hacia su esposa, y por primera vez le levantó el velillo del rostro.

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