Ejemplos con vaticinio

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Numerosas son sus predicciones, pero las más famosas fueron cuando el presidente Emile Lahoud quien era el mandatario del Líbano para ese momento cuando ocurrió el fallecimiento del apreciado Shaij, cristiano maronita de confesión y siendo aún un oficial de bajo rango del ejército del Líbano, fue a visitarlo para pedirle su consejo, éste al verlo la presagió que iba a ser un gran militar y Comandante en Jefe del Ejército Libanés, con el pasar de los años logró el cargo y fue de nuevo a visitar al maestro Shaij Abou Hassan Aref, y una vez frente a él, éste le reveló un nuevo vaticinio de que pronto iba a ser Presidente del Líbano, a los pocos meses así ocurrió.
Etimológicamente, la palabra latina fatum, -i significa oráculo, vaticinio, predicción y deriva en la palabra en español hado , así, fata Sibyllina serían los oráculos sibilinos.
El único que discrepaba de este vaticinio fue don Toribio, y no tardó en manifestarlo: sus articulaciones, así como sus callos, le anunciaban cambio de tiempo.
¡Loor al Dios Único! Comprenderás, noble señor, cuánto me indignó el vaticinio del desquiciado.
Cumpliose el vaticinio, y no llevaba el de Loja quince días de mando, cuando la profetisa volvió a entrar en funciones, diciendo: Veréis al temerón patas arriba antes de una semana, porque, según parece, no ha dado gusto a las señoras, que ahora querían fundar un reino nuevo en un país de América que lo llaman Méjico, y poner en él a cierto caballero príncipe de la familia de Muñoz.
Esto le dijeron, , y el hombre descolgó su sombrero, que de una lujosa espetera ministerial pendía, y se fue a Portugal gozoso, porque en verdad la sonrisa picaresca de Doña María Cristina le alborotaba la conciencia, y algo curado ya de su cinismo por las funciones severas y moralizadoras del poder, le asustaban las imágenes de las personas a quienes mató, como un pobre Macbeth de bajo vuelo, para ver realizado el vaticinio de las brujas.
Para demostrarlo y hacer probable el cumplimiento de su vaticinio, D.
Oído esto por el Senado, y dudando qué haría, le pareció lo mejor enviar mensajeros a Delfos que consultasen al dios, y lo fueron Coso Licinio, Valerio Potito y Fabio Ambusto, varones muy ilustres y principales, los cuales, hecha su navegación y consultado el dios, trajeron también vaticinio sobre cierta omisión en los ritos de las ferias llamadas latinas, el cual prevenía que en cuanto fuese posible hiciesen volver hacia arriba el agua del Lago Albano a su receptáculo antiguo, y si esto no pudiera ser, con zanjas y con excavaciones la derramaran y perdieran por todo el país.
Para muchos aquella frase encerraba una amenaza y para otros un vaticinio que no tardaría en cumplirse.
cumpliendo el vaticinio, y las supremas.
El favorable vaticinio que había hecho el piloto de la carabela capitana comenzaba a realizarse completamente a medida que avanzaba el día.
¡Loor al Dios Único! Comprenderás, noble señor, cuánto me indignó el vaticinio del desquiciado Yahia.
El único que discrepaba de este vaticinio fue don Toribio, y no tardó en manifestarlo: sus articulaciones, así como sus callos, le anunciaban cambio de tiempo.
Ese monstruo, el Centauro, me está matando, un muerto al que está vivo, exactamente como lo decía el vaticinio.
Ya creía que mezclaba las burlas con las veras, y que algo había de verdad en aquel fantástico vaticinio.
Ella, entonces, mirándose como vencida por aquella determinación, “Eres invencible ¡oh joven!” -expresó, lo que oído por Alejandro, dijo que ya no necesitaba otro vaticinio, pues había escuchado de su boca el oráculo que apetecía.
Eran muchos los que opinaban por el vaticinio y se declaraban por Leotíquidas, pero Lisandro dijo que Diopites no lo había entendido bien, pues el dios no se oponía a que un cojo mandara en Esparta, sino que manifestaba que entonces estaría cojo el reino cuando los bastardos y mal nacidos reinasen sobre los Heraclidas con la cual interpretación y su gran poder ganó la causa.
Depusieron, pues, éstos en favor de Leotíquidas, y además a Agesilao, varón de excelentes calidades que tenía el patrocinio de Lisandro, le perjudicaba el que Diopites, sujeto de grande opi- nión en la interpretación de oráculos, acomodaba el siguiente vaticinio a la cojera de Agesilao: Por más ¡oh Esparta! que andes orgullosa y sana de tus pies, yo te prevengo que de un reinado cojo te precavas, pues te vendrán inesperados males, y de devastadora y larga guerra serás con fuertes olas combatida.
Unos decían que no era cosa de despreciarlo o de no creerlo, recordando los ejemplos de Meneceo, hijo de Creón, de Macaria, hija de Heracles, más adelante el de Ferecides el sabio, a quien los Lacedemonios dieron muerte, y cuya piel, según cierto vaticinio, estaba confiada a la custodia de sus reyes, el de Leónidas, que, cumpliendo con el oráculo, se ofreció en cierta manera en sacrificio por la salud de la Grecia, y también el de los que fueron inmolados por Temístocles a Baco Omesta o el terrible, antes de darse el combate naval de Salamina, de todos los cuales dan testimonio las mismas víctimas.
Un escéptico, a fin de burlarse de la filosofía de la historia, la llama la ciencia de vaticinar lo pasado, pero, entendido de cierto modo el tal vaticinio, sería alabanza y no burla.
De aquí pasó después Temístocles con el discurso a la relación de su ensueño en casa de Nicógenes y al vaticinio de Zeus Dodoneo, como que enviado del dios al que llevaba igual nombre, desde luego se había propuesto venir ante él, porque ambos eran grandes y se llamaban reyes.
Sorprendióse Temístocles de vaticinio tan grande y tan terrible, pero la muchedumbre, como sucede en las grandes luchas, casos y asuntos difíciles, que más bien espera su salud de cosas disparatadas y fuera de razón que no de las que van según ella, empezó a implorar a una voz al dios, y conduciendo los jóvenes al ara, exigió por fuerza que se les sacrificara conforme a la orden del agorero.
Reinando todavía Tarquino, tenía ya casi concluido el templo de Júpiter Capitolino, y bien fuese por vaticinio que se le hizo, o por movimiento y dictamen propio, encargó a unos artistas tirrenos de la ciudad de Veyos una carroza de barro, que había resuelto poner en el remate, y al cabo de poco perdió el reino.
” En este vaticinio tribuir tribus, y fraternizar fratrias, es dividir y repartir el pueblo en secciones, de las cuales a las unas se les llamó tribus, y a las otras fratrias.
Tomó Licurgo con tanto cuidado este primer paso, que trajo de Delfos un vaticinio, a que se da el nombre de Retra y es de este tenor: “Edificando templo a Zeus Silanio y a Atenea Silania, conviene que tribuyendo tribus, fraternizando fratrias, y creando un Senado de treinta con los Arqueguetas, tengan éstos el derecho de congregar según los tiempos a los padres de familias entre Babica y Cnaquión, de tratar con ellos, y de disolver la junta.
Muchas de las personas que se hallaban en el aposento, entre ellas el duque de Monteclaro, sabían ya el vaticinio de Gil respecto a que antes de tres horas moriría la condesa de Rionuevo, así es que al verlo casi cumplido, pues de buena y alegre que se hallaba la dama pocos momentos antes, habíase convertido de pronto en un tronco inerte, que agitaban por intervalos violentas convulsiones, empezaron todos a mirar a nuestro amigo con supersticioso terror y fanática idolatría.
Decía este insigne varón, que los intérpretes no daban de lleno en el blanco del oráculo, y alegaba que si aquel verso recayera de algún modo contra los atenienses, no se explicara el oráculo con tanta blandura, antes bien dijera, ¡oh fatal Salamina! en vez de decir ¡oh Salamina la fausta! puesto que los moradores debiesen perecer cerca de ella, y que tomando el vaticinio por el verso que les convenía, la verdad era que aquel oráculo lo había dado Dios contra los enemigos y no contra los de Atenas.
Pisístrato, comprendido el vaticinio, y diciendo que lo recibía con veneración, puso en movimiento sus tropas.
El oráculo otorgó a Giges el reino, en el cual se consolidó pacíficamente, si bien no dejó la Pitia de añadir, que se reservaba a los Heráclidas su satisfacción y venganza, la cual alcanzaría al quinto descendiente de Giges, vaticinio de que ni los lidios ni los mismos reyes después hicieron caso alguno, hasta que con el tiempo se viera realizado.
- Los alpujarreños llámanle antonomásticamente, y como en son de lúgubre vaticinio, el Peñón de Jorairátar.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba