Ejemplos con vacilaron

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Estaba fatigado, sus piernas vacilaron al tocar el suelo, y al mismo tiempo nunca se había sentido tan fuerte y tan feliz.
Los dos vacilaron sobre los pies, mientras zumbaban sus oídos y creían sentir en la nuca la impresión de un golpe.
En la puerta del jardín vacilaron ante los ofrecimientos de varios cocheros.
Los grupos susurraban, y por un momento vacilaron, pero al cabo de cierto tiempo dirigiéronse por la calle de Carretas y las de Barrionuevo y la Merced, a la cárcel de la Corona.
Trabose un vivo combate cuerpo a cuerpo, vacilaron un poco nuestros ingleses, porque el empuje de los enemigos era terrible en el primer momento, pero tornando a cargar con aquella constancia imperturbable que, si no es el heroísmo mismo, es lo que más se le parece, toda la ventaja estuvo pronto de nuestra parte.
La guerrilla les hostilizó con fuegos esparcidos: al principio, los franceses vacilaron con la sorpresa, mas repuestos un poco, atacaron a los nuestros.
Inmediatamente mandó a los guardias que se apoderaran de Alí-Nur y lo montasen en un mulo, pero los guardias vacilaron al ver que la muchedumbre decía a Alí-Nur: Mándanoslo, y ahora mismo apedrearemos a ese hombre y lo haremos pedazos, aunque nos arriesguemos a perdernos y a perder nuestra alma.
Sus flacas piernas vacilaron al dar el salto, y su cara amarillenta, pergaminosa, se contrajo penosamente al herirla un picante rayo solar.
Pero tenemos todas las razones para suponer una cifra más alta, porque muchas familias vacilaron en denunciar los secuestros por temor a represalias.
¡Oh!, la primera vez, no salió bien, pues, aunque las ovejas, como abombadas por la tuerza silenciosa que las envolvía, entraran al agua, sin hacer mucha resistencia, vacilaron los peones, al ver que había que mojarse casi hasta la cintura, y empezaron a aflojar.
Era el ¡Inri! Sus piernas vacilaron, y antes de que hubiera tenido tiempo de reponerse, en un deslumbramiento de oro, sedas y pedrerías, vio pasar la corte, solemne, majestuosa, impenetrable, como procesión de un rito secular, sin detenerse ni saludarla, perdiéndose a lo lejos a los graves acordes de la marcha real.
Un rayo que cayera a los pies del cuadrillero, no hubiera producido tal impresión en su ánimo: vacilaron sus piernas y estuvo a punto de ceder al impulso de su mismo terror, que le hizo enmudecer.
¡Qué acometidas aquellas! Algunas chimeneas vacilaron, y más de un alero crujió, soltando la carcoma de la vejez al choque de la furia, las puertas más firmes lanzaban gritos de agonía, las podridas ramas de las vetustas higueras saltaban hechas pedazos, en los manzanos tremolaba el muérdago desarraigado, como triste gallardete con que demanda auxilio el desmantelado buque, lloraban escombros las humildes socarreñas sobre sus regazos de ortigas, y chasqueaban y se conmovían los empingorotados tejadillos de las altivas portaladas.
Un sudor helado inundó la frente de Villefort, sus pies vacilaron sobre las baldosas, sus ideas comenzaron a trastornar su cabeza como las ruedas desordenadas de un reloj que se rompe.

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