Ejemplos con víctima

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Sin necesidad de levantar los tejados, como el Diablo Cojuelo, Apolonio adivinaba el drama oculto en cada casa, y con todos los pequeños dramas individuales formaba una gran tragedia, la tragedia de la calle, en que él era el héroe, la víctima, y Belarmino el traidor.
Toda la tramoya había estado tan hábilmente desarrollada, que Belarmino, a pesar de su sagacidad instintiva, no sospechaba ser víctima de un engaño.
Pero a mí no se me encoge el ombligomurmuró en voz audible la duquesa, según subía las escaleras, par a par de un familiar de Su Ilustrísima, clérigo bisoño y doliente, el cual, oyendo esta expresión extraña y para él inexplicable, fué víctima de un ataque de turbación tan intenso, que tropezó en un peldaño y a poco cae de bruces.
Parecióle que la descomposición y descuartizamiento de que era víctima el mundo se verificaban con mayor saña y absurdidad, como obedeciendo a un designio diabólico, en el cadáver de Anselmo Novillo.
Aquella mujer era víctima de un amor imposible, y no pudiendo dar feliz término a su amor, se perecía porque todas las demás criaturas del universo se confundiesen en estrecho e indisoluble abrazo amoroso.
Y si por caso al dramaturgo le acontece ser víctima en un drama vivo, él permanece ecuánime, sereno.
Mi padre, como autor dramático, suponía que cada persona es víctima de una pasión, necesariamente, si no el amor, el odio, si no el odio, la envidia, si no, la cólera, si no, la avaricia.
Además, su inocencia le convertía en una víctima de la injusticia social, que odiaba cada vez más.
Desde que soy tu huésped, pienso a todas horas en tu hija: desde que conocí lo ocurrido en esta casa, me propuse que la infeliz víctima volviese a ti.
Hay que ser misericordioso con las debilidades ajenas, y más aún cuando la víctima es carne nuestra.
Algunas veces, la desesperación del dolor enardecía a la víctima, el cordero se volvía fiera, y antes de caer al suelo, gimoteando como un niño bajo la superioridad del número, se arrojaba sobre los verdugos, arañándolos, intentando morderles.
No, allí no había doblez: era una víctima, por eso sabía comprender la desgracia de ellos, que eran víctimas también.
Aquel hombre que le había desafiado, insultándole impunemente mientras le tenía metido en su barraca como una gallina, su mujer que por primera vez le imponía su voluntad, quitándole la escopeta, su falta de valor para colocarse frente a la víctima cargada de razón: todo eran motivos para que se sintiese confuso y atolondrado.
Esta magnanimidad de la víctima y de sus amigos alarmaba a Batiste, haciéndole vivir en perpetua defensiva.
Pero los cerrados ojos empezaron a poblar su densa lobreguez de puntos ígneos, que se agrandaban formando manchas de varios colores, y las manchas, después de flotar caprichosamente, se buscaban, se amalgamaban, y otra vez veía a aproximándose a él lentamente, con la cautela feroz de una mala bestia que fascina a su víctima.
Huirían de allí para empezar otra vida, sintiendo el hambre detrás de ellos pisándoles los talones, dejarían a sus espaldas la ruina de su trabajo y el cuerpecito de uno de los suyos, del pobre , que se pudría en las entrañas de aquella tierra como víctima inocente de una batalla implacable.
Protesté contra la murmuración villaverdina de la cual era yo víctima hacía tantos días, declaré que me indignaba oír tantas mentiras como repetían las gentes, y supliqué a las niñas que no dieran oídos a tales dichos.
Todos parecían cansados y caminaban con cierta lentitud y ensimismamiento, como el que acaba de ser víctima de un engaño o ve defraudadas sus ilusiones.
La mamá mostrábase con él amable y cariñosa como jamás la había visto, tenía arranques de lirismo casero, se enternecía reuniendo toda la familia en la mesa, y él, por no contrariarla, permanecía en Burjasot, víctima de las contradicciones de su carácter, tan pronto atraído por la querencia a la cocina, como pensando en Tónica con la dulce nostalgia del enamorado.
Ella no era nadie: una pobre costurera que, acostumbrada a sufrir las impertinencias de las señoras, no podía permitirse el lujo de mostrar susceptibilidad ni amor propio pero eso de casarse para ser la víctima resignada y humilde sobre la cual cayeran los desprecios de la familia, estaba fuera del límite de su paciencia.
Tenía buenas espaldas, su cabeza morena no era de víctima, le colgaba del talle un espadín y además, según informes de Andresito, tenía entre sus amigotes fama de bruto.
¡Pobre niña desgraciada, huérfana, víctima del infortunio! Me amaba, había escuchado mis ruegos, me había dado su corazón, aquel corazón hecho pedazos por el dolor, y yo pagaba tanta ternura con el olvido.
Todos me envidian y codician mis riquezas, pero, a decir verdad, amigo mío, ¿de qué me sirven lujo, comodidades y bienestar, si en medio de todo eso soy víctima de ese pobre niño, de mi hermanito, de mi único hermano a quien amo y compadezco?.
Me creía yo persona de experiencia, conocedor del mundo, y descubría a todos mi corazón, a nadie ocultaba yo mis sentimientos, y así era yo víctima de todos.
Muere el calumniado, pero la calumnia sobrevive, como para perseguir a la víctima hasta más allá de la tumba.
Hasta que cumplí los veinticinco años no supe que mi tío Alberto, un bravo militar que murió en Yucatán víctima del vómito, no era hermano de mi madre.
Pero al cabo llega un día en que la víctima ya no quiere trabajar de balde, se aburre de hacer méritos, y tímida y temerosa solicita respetuosamente que le señalen sueldo, sueldo, aunque sea corto.
La víctima reía y quedaba desarmada, y ni replicaba mohina ni respondía disgustada.
Entregó su cuerpo y su alma a los sayones, que esgrimieron horribles hojas de papel sellado, mientras la víctima, elevando los ojos al cielo, decía para sí con cristiana mansedumbre:.
de Rey será también muy experto en cosas de arqueologíadijo el canónigo que, siempre implacable, corría tras su víctima, siguiéndola hasta su más escondido refugio.

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